Viajó desde Los Puertos de Altagracia y sus 74 años no tardaron en pasarle la factura del agotamiento. Peor aún, el cáncer de mama que padece le generó un malestar casi insoportable, tanto que pensó desistir, sin haber recibido un solo billete.
“Ayer solamente me comí medio pan y un poco de agua. Me duele el estómago del hambre. En todo el día, me aguanto las ganas de orinar; por las noches, pago BsS 100 para entrar a un baño por aquí cerca. Esto es mucha calamidad, pero necesito el efectivo para los pasajes para venir a mis consultas de oncológía en el Hospital Coromoto”, expresó la abuela que cambió su cama por un cartón y la seguridad de su vivienda por la intemperie.
“Hay dinero, pero no está liberado”, fue la respuesta que dio el personal del banco ante los reclamos de este grupo de clientes. Hasta avanzada la mañana de este viernes, en esa institución no habían efectuado el primer pago.
Entretanto, unos cien usuarios se aglomeraban frente a las taquillas, prácticamente ahogados por la falta de acondicionadores de aire, mientras que una incontable multitud miraba, sin cesar, a través del vidrio.
Este escenario se replicó en la mayoría de las entidades bancarias de la ciudad, donde la desesperación se respiraba con solo acercarse a las filas que llegaban a recorrer varias calles.
Las personas con discapacidad protagonizaron el padecimiento mayor. Los bastones, sillas de ruedas, yesos o catéteres, en algunos puntos, no fueron motivo suficiente para otorgar el paso preferencial.
“Tienen que hacer la colita”, repetía el vigilante de uno de los establecimientos, sin ánimos de hacer alguna excepción. En ese punto, cuatro desmayados fue el primer saldo de la agobiante, pero necesaria jornada.
Desde 5 de julio, Antonio León, de 63 años, lamentó que las horas de espera se diluirían en un paquete de arroz, dos harinas y una ‘migaja’ de verduras.
“No ponen orden. Los que llegamos en la madrugada tenemos que calarnos que metan a los colados. Si pagas BsS 500, sí te dejan pasar rápido”, se sintió entre las quejas.
En la mayor parte de los casos, la lentitud marcó la pauta, fue tan profunda como la ansiedad que manifestaron los entrevistados. ¿Qué hacemos si no pagan completo?, ¿y si se acaba el dinero?, se cuestionaban una y otra vez.
#Ahora Así está la cola para cobrar la pensión frente al banco Bicentenario de Los Palos Grandes #21Dic 9:50am pic.twitter.com/JGj3n9IK70
— Efecto Cocuyo (@EfectoCocuyo) 21 de diciembre de 2018