Cada día es más difícil comprar zapatos: Altos costos obligan a andar con calzados rotos y desgastados

Credito: Efe

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06-10-18.-Kervin, Alejandro, Carmen y Rafael caminan por las calles de Caracas con los zapatos rotos o desgastados; una imagen que hace juego con el agrietado y viejo asfalto de las calles de Venezuela, donde cada calzado deteriorado es la cruda expresión de la crisis de Venezuela.

Ellos, al igual que miles de venezolanos, se enfrentan a la difícil situación de no tener cómo comprar ni siquiera un par de zapatos de baja calidad, cuyos precios oscilan hoy entre los 700 y 3.000 bolívares (11 y 48 dólares, según la tasa oficial).

Para esta sociedad, que se caracterizó por ser consumista y por adquirir piezas de vestuario de marcas reconocidas, se hace cada vez más complicado comprar cualquier tipo de zapato, incluso el más barato.

Los de alta gama tienen precios que pueden superar los 20.000 bolívares (322 dólares) y el promedio de los venezolanos percibe salario mínimo, 1.800 bolívares (29 dólares).

Sin embargo, el valor de los zapatos es solo una referencia debido a que el mismo puede aumentar en cuestión de días o semanas por la difícil situación que atraviesa Venezuela, con una inflación diaria de 4 %.

Bajo este escenario, cada vez son más los ciudadanos que acuden a sus lugares de trabajo o estudio con zapatos rotos y desgastados; tal es el caso de Kervin Martínez de 21 años, un joven estudiante de posgrado de Pediatría que aseguró a Efe que lleva dos años sin comprar calzados porque los precios son muy “altos”.

Martínez, que portaba unas zapatillas con suelas casi inexistentes, indicó que durante este tiempo ha conseguido calzados “regalados” o porque su papá le envía desde el extranjero.

Con zapatos regalados, usados y desgastados también camina Carmen Rosa Ruda mientras observa los precios de una zapatería en el este de Caracas.

La mujer de 69 años dijo a Efe que no paga por un par de zapatos “desde que empezó” la crisis, “hace cuatro años”, porque, asegura: “o como o compro zapatos”.

Ruda, dedicada al servicio doméstico por el que percibe sueldo mínimo, contó a Efe también que tiene varios nietos y que para el inicio del año escolar los integrantes de su familia juntaron dinero entre todos para poder comprar algunos de los calzados de los niños.

Otros debieron conformarse con zapatos regalados, pero ya usados.

Un habitante del centro de Caracas que se identifica como Rafael Pulido compra la suelas de los zapatos para ponérselas a los calzados usados que le regalan.

“¿Ahorita cómo gana uno para comprarse unos zapatos nuevos, con lo caros que están?“, se preguntaba Pulido mientras conversaba con un zapatero que le vendía en 500 bolívares (8,3 dólares) la suela.

La adquisición de zapatillas nuevas tampoco es fácil para quienes ganan montos superiores al salario mínimo y así lo afirma Alejandro Camacaro, dedicado a la venta de seguros.

Aunque no tiene hijos y la mayoría de sus familiares viven en otros países, para Camacaro, cuya indumentaria parece la correspondiente a la de una oficina aunque con unos zapatos bastante estropeados, es difícil comprarse un calzado porque con lo que percibe tampoco le alcanza.

Mientras, los padres venezolanos hacen malabares para rendir el dinero entre comida, medicinas y artículos esenciales que requieren sus hijos, incluyendo la vestimenta.


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