Un contacto con la realidad

Miles de venezolanas y venezolanos que dejan el país buscando mejorar su precaria situación económica. Una gran parte de la mal llamada clase media (la mayoría de los de "clase alta" hace rato que se fueron a gastar su dinero en otros lares) sobre todo jóvenes bien preparados emigran en búsqueda de "un futuro mejor" en algún país del norte o en algunas de las supuestas mecas neoliberales en las que hoy, desde nuestra asediada patria podemos claramente observar como poco a poco el desastre económico de la austeridad y la deuda hunden a las grandes mayorías en la miseria mientras unos pocos se fugan con los dólares hacia las metrópolis capitalistas.

La especulación desatada, una lenta destrucción de tejido social por medio de la guerra económica, la propaganda y un neoliberalismo de facto que se nos ha impuesto al parecer con la anuencia de muchos que se dicen de "izquierda". El deterioro de los servicios públicos, en especial los servicios de transporte y las comunicaciones junto a todo lo antes nombrado nos hace a muchos dudar y preguntarnos si en verdad estamos en el camino correcto y si debemos seguir luchando por la revolución bolivariana aunque parezca que el mundo entero está en contra o peor aún, permanece indiferente a nuestras luchas. Pero de pronto hay algún suceso imprevisto que nos muestra una realidad que poco se ve en las urbanizaciones de clase alta y mucho menos en el extranjero.

Hace pocos días un trágico suceso me forzó a revivir mi fe en la revolución. Un buen amigo, joven líder social a quien conozco desde hace varios años y que siempre ha trabajado en las comunidades y se ha mantenido fiel a sus ideales, perdió a su pequeña hija, una hermosa y amorosa niña que sufría de leucemia y que no murió víctima de ese terrible mal sino que fue una víctima más de la cruel e inhumana guerra a la que nos tienen sometidos los administradores del imperio y las potencias colonialistas de siempre con el infame apoyo las fuerzas criminales de la derecha golpista. No voy a entrar en detalles sobre el caso, pero si les contare como fue el encuentro con mi amigo y la increíble conversa que tuvimos aún bajo estas trágicas circunstancias.

Apenas escuche la mala noticia decidí ir al finalizar mi jornada para apoyar a mi amigo y expresarle mi solidaridad. Todos sabemos lo triste y terrible que es perder a un ser amado. Lo encontré rodeado de algunos amigos y familiares, nos dimos un gran abrazo y me conto la gran batalla que tuvo que dar para mantener con vida a su hija, batalla que a diario tienen que enfrentar miles de venezolanos de las clases más desfavorecidas que por diferentes circunstancias son atendidos en nuestro sistema de salud pública uno de los más afectados por el bloqueo y la guerra económica. Acababa de recibir la visita de decenas de compañeros voceros de varias comunas y consejos comunales con las que trabaja quienes vinieron a traer los mensajes de solidaridad y afecto de todos los comuneros y comuneras.

La pequeña tenía ya tiempo internada luchando contra la enfermedad en un hospital con instalaciones de primera, mejores que en muchas clínicas privadas, muestra de las intenciones de la revolución de llevar salud de primera al pueblo, pero que lamentablemente como todo en el país debido al bloqueo inhumano al que nos tienen sometidos, al obligado aumento de los costos debido a la dificultad para importar reactivos, medicinas, repuestos para aires condicionados y otros equipos y a la acción criminal de mafias de traidores tarifados que trafican con la salud del pueblo, muchos de estos centros de salud no pueden prestar sus servicios con la calidad y la efectividad necesaria muy a pesar del excelente y sacrificado trabajo de muchos (lamentablemente no todos) médicos, enfermeras y personal hospitalario que han entendido que la salud es un derecho y no un gran negocio.

Me cuenta el compañero que lo más sorprendente es la gran solidaridad entre las familias de los pacientes que muchas veces tienen que salir a martillar para conseguir inyectadoras , gasas u otros implementos y que continuamente se apoyan unos a otros compartiendo lo poco que pueden conseguir para ayudar con el tratamiento de sus familiares. Entre los infaltables guayoyos para aguantar el cansancio empezó mi amigo a hablar de su trabajo, de cómo esa misma solidaridad es una cualidad ya intrínseca entre los pobres que siempre han sido las grandes mayorias en Venezuela y que han tenido que inventar y ayudarse pare sobrevivir los embates del capitalismo. Hablamos sobre un comunero que monto junto a su comunidad una pequeña fábrica de bloques de adobe con la cual ya llevan más de 40 viviendas terminadas de las 120 que habían quedado inconclusas por la situación del país. Me contó de los miles de proyectos familiares que a pesar de las dificultades siguen sembrando y produciendo y con voz triste pero llena de esperanza me dijo "nosotros los pobres tenemos más de 200 años soportando las traiciones y las injusticias de las clases oligárquicas que siempre han gobernado a Venezuela, el comandante Chávez nos abrió los ojos y a pesar que todavía el gobierno se maneja por medio y en medio de las reglas capitalistas, y a pesar del bloqueo y la guerra, no estamos dispuestos a rendirnos y no vamos a regresar de ninguna manera a la Venezuela de las elites oligarcas".

Fui a llevar mi apoyo moral y mi solidaridad a un amigo que atraviesa una de las más terribles perdidas que puede un ser humano tener y encontré a un revolucionario que me entrego su apoyo y su solidaridad y que me sacudió a una realidad que pocos ven y mucho menos conocen, la realidad de millones de venezolanos que en los pocos años que lleva la revolución bolivariana han sido visibilizados y tomados en cuenta como nunca antes y que pase lo que pase reconocen al verdadero enemigo y no están dispuestos a perder todo lo ganado en revolución.

Tarde en la noche, sin poder conciliar el sueño pensé en esos compatriotas que están en el exterior y en todos aquellos ciudadanos del mundo que se sienten progresistas o "izquierdistas" pero no pueden darse cuenta del sufrimiento que las ilegales "sanciones" y el bloqueo impuestos por el imperialismo y sus amos en las mafias financieras le están causando a personas sencillas y trabajadoras como mi amigo, las muertes , la tristeza y todas las penurias que arbitrariamente le hacen pasar a un pueblo noble que solo quiere ser libre y vivir dignamente sin imposiciones de las grandes potencias coloniales y que pase lo que pase nunca se va a rendir.



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Gustavo Corma


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