Política criminal

PARTE I La política monetaria

Los gobernantes deben asumir responsablemente las consecuencias de las medidas que implementan, ya sea mediante decretos, leyes o cualquier otro mecanismo de gestión estatal. A veces los resultados se obtienen por su accionar y en otras ocasiones por su omisión. Cuando los gobiernos no complementan los planes y sus políticas económicas con otras decisiones, no supervisan ni controlan las situaciones que generan, ni hacen el análisis del impacto regulatorio (AIR), entonces tenemos las graves consecuencias en asuntos tan sensibles como las políticas públicas en salud, alimentación, educación, banca, servicios y comercio en general. Donde hemos llegado a una situación peor a la que generó el Caracazo en Febrero de 1989. Esta crítica va con un sentido positivo y sin fanatismo con el propósito sincero de hacer un llamado de atención a todos aquellos factores que han contribuido con su comportamiento al agravamiento de la situación actual. Algunos lo han hecho desde el seno del gobierno, otros desde la oposición nacional e internacional y otros, por sus propios intereses.

Este análisis, hecho con una visión marxista (análisis concreto de la realidad concreta), tiene principalmente un enfoque social - económico y no considera por razones de tiempo otras manifestaciones de la Política Criminal que tienen que ver con ideologías fundamentalistas vinculadas a regímenes totalitarios, al terrorismo, al paramilitarismo y al narcotráfico. Esta primera parte aborda en consecuencia la política cambiaria y pretende al final demostrar el gran daño que le ha causado esta política criminal al pueblo venezolano, desenmascarando al mismo tiempo a los principales responsables de esta tragedia.

Mediante un Decreto Ley del 6 de marzo de 2007, en el marco de una Ley Habilitante, el Presidente Chávez ordenó la realización de una reconversión monetaria consistente en la eliminación de tres ceros a la moneda. Se trató de un proceso que duró nueve meses en una acción de política económica que adoptó el Gobierno Central, ejecutó el BCV y culminó el 31 de diciembre de 2007, con la implantación de una nueva familia de billetes y monedas la cual comenzó a circular el primero de enero de 2008.

Al momento de anunciar la reconversión monetaria del 2008, el para entonces presidente Chávez señaló que la medida daría "mayor eficiencia al sistema de pagos en el país, consolidará la confianza en la moneda nacional y producirá efectos psicológicos positivos en las expectativas de las personas". Por eso, la reconversión monetaria de 2008 no sólo supuso que se prometieran objetivos irrealizables, sino que luego, en la realidad, los efectos del proceso mostraron que la reconversión de 2008 fue un fracaso, pues la inflación siguió aumentando de manera progresiva, lo que indica que se fue perdiendo cada vez más confianza en el "bolívar fuerte".

Diez años después a pesar del fracaso anterior, el presidente Nicolás Maduro señalaba que había "tomado la decisión de firmar, anunciar y activar una reconversión monetaria necesaria para la economía venezolana y reducir tres ceros a la moneda". El presidente Nicolás Maduro anunció que la reconversión monetaria entraría en vigencia «definitivamente» el 20 de Agosto del 2018, con el cambio de que en lugar de eliminarle tres ceros al bolívar se le quitarán cinco. Se mantiene el nombre de "bolívar soberano" y su abreviatura BsS así como los billetes, solo que tendrán un nuevo equivalente a su valor actual.

Venezuela, sin embargo, cerró el 2018 con una inflación de 130.000 % según datos oficiales, aunque el Parlamento y el Fondo Monetario Internacional (FMI) aseguran que la subida de precios sobrepasó el 1.000.000 % el año pasado y estiman que alcanzará el 10.000.000 % este año. De acuerdo a cifras de ONGs y organismos internacionales, 6,8 millones de venezolanos padecen de hambre, mientras que el salario mínimo apenas cubre el 3% de la canasta básica. La población sub-alimentada aumentó de 6 % a 21 %.

El Banco Mundial define a un individuo pobre cuando gana menos de 1,9 dólares por día y 8 de cada 10 venezolanos gana en un mes, lo que según el Banco Mundial debería de percibir en dos días"; en ese sentido según el reciente análisis del CENDAS (Centro de Documentación y Análisis Social de la Federación Venezolana de Maestros), "un venezolano necesita alrededor de 350 dólares mensuales" para cubrir sus necesidades básicas. Esa cifra, por si sola, sirve de referencia para caracterizar la gravedad de la crisis por la cual estamos atravesando.

Hoy con la depreciación del bolívar, (que ya supera la tasa de 12.000,00 Bs por $) continúa destruyéndose el salario, porque el sueldo de más del 80% de los venezolanos ni siquiera llega a los 4 dólares por mes. El bolívar está dejando de existir como moneda. Recordemos que uno de los objetivos de la reconversión monetaria era la de facilitar el manejo de la economía con suficientes billetes del nuevo cono monetario. Pero usted va a cualquier agencia y sigue el corralito bancario al limitarse los retiros, es mas ni a los pensionados se les paga completo, y la mayoría de las transacciones se hacen con tarjetas de crédito o dólares ante la escasez de efectivo o moneda nacional.

 

De acuerdo a la firma Gallup, el 40% de las transacciones en Venezuela se realizan en divisas. En Maracaibo, según el Pdte de la Cámara de Comercio esta cifra es superior al 90 %. Aunque aún se desconoce cuál puede llegar a ser el valor del dólar a medida que transcurran los meses, de acuerdo a distintos profesionales se estima que la moneda norteamericana podría superar fácilmente los Bs 100.000 por unidad para finales de este 2019. Es decir, el Gobierno está haciendo un ajuste, pero lo hace en sequía, sin dólares y esto no genera crecimiento, porque esta es una economía que necesita divisas para recuperarse. Es un ajuste extremadamente draconiano y neoliberal. Está dejando que el ajuste de la economía lo absorba el sector privado (por eso ha dejado que los comerciantes suban los precios), se estima de paso una caída del Producto Interno Bruto (PIB) de 35,7%. Ahora, con la eliminación del dólar DICOM, el llamado dólar criminal a lo largo de todos estos años es el nuevo marcador para las subastas en dólares que hace el gobierno. Triste paradoja para el pueblo chavista que se creyó el cuento. Así el Gobierno termina por reconocer al dólar paralelo, al dólar criminal. Esto es una derrota y no una victoria. Este es otro claro ejemplo de la Política Criminal que se está implementando.

Tocando más aspectos en materia económica, de acuerdo a cifras de CEDICE (Centro de Divulgación del Conocimiento Económico para la Libertad) 821.118 Bs, unos 110 dólares, es lo que debe gastar una persona en Venezuela para adquirir sólo 16 productos o servicios de la Canasta Básica. La canasta alimentaria familiar, con 60 productos de consumo básico, para el mes de Junio 2019, según el CENDAS, la canasta alimentaria se elevó a 2.625.578,15 Bs. Asimismo, el CENDAS ubica el precio total de la canasta de productos básicos en 400 $ mensuales, una cifra imposible de cubrir con un salario mínimo mensual que apenas llega a cuatro dólares (4 $) al cambio actual (Julio 2019). Un trabajador necesita un mínimo de Bs. 40.604,00 diarios para alimentar a su familia, la cual requiere de 30 salarios mínimos solo para cubrir sus gastos básicos en alimentación.

El Gobierno Nacional, como parte de su Política Criminal termina entonces por convertir el "dólar criminal" en dólar oficial sin importarle que tal medida termine de llevar a los venezolanos a la más espantosa miseria al producirse un incremento descomunal de precios en los bienes y servicios, perjudicando significativamente a toda la población, tal y como viene ocurriendo.

PARTE II La política del hambre

Humberto García Larralde, presidente de la Academia Nacional de Ciencias Económicas, aseguró que las cifras publicadas por el Banco Central de Venezuela confirman el desastre económico de los seis años de gobierno de Nicolás Maduro. "Las cifras revelan una caída de la actividad económica del 36,1% entre 2012 y 2017. Esto significa una contracción promedia en el ingreso de cada venezolano del 51,6%, situándolo en términos absolutos en un nivel ligeramente inferior al de 1950. Es la contracción más pronunciada de un país que no esté en guerra, mayor que la de Grecia en el siglo XXI, y que el de Ucrania o de Cuba en los años 90".

Corroborando lo anterior, el Fondo Monetario Internacional (FMI) acaba de declarar que el declive económico en Venezuela está entre los mayores del mundo y que la caída acumulada desde 2013 de la economía venezolana alcanzará el 65% y se cuenta entre los principales colapsos quinquenales ocurridos en el planeta durante el último medio siglo. El FMI ajustó su pronóstico para Venezuela durante 2019 a una contracción de 35% –un incremento respecto al declive de 25% pronosticado en abril– debido a una drástica reducción en la producción petrolera, que ya ha descendido a su mínimo de las últimas siete décadas. La expectativa inflacionaria para 2019 también fue ajustada a un registro inferior a un millón por ciento respecto al pronóstico de abril de diez millones por ciento, debido a un incremento en el encaje legal impuesto recientemente a la banca local por el Banco Central. Venezuela ocupa la tercera posición global, superada solamente por Georgia y Libia, que tiene el primer lugar debido a la contracción del 80% que padeció entre 2010 y 2015.

Otro dato alarmante es que Venezuela tiene el mayor Índice de Miseria en el Mundo, ha sido el líder indiscutible –por cuarto año consecutivo- del Índice de Miseria de Bloomberg 2018, que evalúa a 66 economías mundiales en base a sus pronósticos de inflación y desempleo. Además de mantener su primer lugar, nuestro país casi triplicó su puntuación respecto del año pasado, llegando a 187,2 puntos, comparado con apenas 33 puntos para el número dos, Sudáfrica.

En Venezuela lo que existe es una gran descomposición social como consecuencia directa de esta Pólitica Criminal. Venezuela se está convirtiendo poco a poco en un país dominado por el hampa, los malandros y los pranes (no son mayoría pero están unidos, organizados y armados como quedó demostrado en los hechos recientes de la cota 905, en Caracas, donde funcionarios del CICPC recibieron disparos con armas de guerra y que al final tuvieron que acatar la orden de retirarse del lugar, por ahora), con el visto bueno de una sociedad de cómplices, donde son capaces de devaluar al mismo dólar por el negoción que sacan los vivarachos a todo tipo de guisos. Un país donde no existe el llamado Socialismo del Siglo XXI sino mas bien un Capitalismo Salvaje rentista e importador amparado en la impunidad que permite que la especulación y la usura declaren abiertamente la guerra económica contra el pueblo, donde los precios suben en ascensor y los sueldos en escalera, donde los comerciantes ajustan los precios todos los días según el dólar paralelo mientras el gobierno tarda meses en ajustar los sueldos y pensiones, bajo la mirada cómplice de las instituciones del Estado (SUNDAE, IVSS) que tienen como fin salvaguardar los intereses de las mayorías empobrecidas por esta Política Criminal.

En Venezuela se viene aplicando durante más de dos décadas una Política Criminal, una Política que ha obligado a emigrar a alrededor de 5 millones de venezolanos, donde se han cerrado más de 370.000, empresas desde 1998, según CONINDUSTRIA el sector manufacturo ha disminuido 95 % su producción desde 1999, donde el 87 % de los venezolanos no puede cubrir el 95 % de sus necesidades básicas. Venezuela es un país que se mantiene como la nación con mayor inflación del mundo, a pesar de que se consigue de todo en los anaqueles pero a elevados precios.

Según la fundación Bengoa, aproximadamente 7 millones de venezolanos están con serios problemas de alimentación. En nuestros pueblos y ciudades se realizan diariamente cientos de protestas por agua, electricidad, transporte, alimentos y gas, donde son heridos o asesinados muchos inocentes, adolescentes o niños, mujeres o hombres, amas de casa y hasta adultos mayores (como ocurrió en Táchira con el adolescente Rufo Chacón que perdió la vista por disparo de escopeta en manos de funcionarios policiales o en Coro cuando el pasado 26 de Julio murieron dos mujeres y hubieron varios heridos en una protesta por reclamo del servicio de gas)), mientras los verdaderos responsables de estas muertes, es decir nuestros gobernantes locales, bailan reggaetón y rumbean alegremente en cada fiesta aniversario, sin atender como debe ser a la población necesitada.

José Graziano da Silva, director de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), acaba de declarar que 21.2 millones de personas pasan hambre en Venezuela (alrededor del 70 % de la población), según estimaciones de esa institución, lo que cataloga como un "aumento vertiginoso" en comparación con el 2012, año en que la misma institución hizo un reconocimiento a nuestro país por la metas alcanzadas (en el período 1990 - 2012) por lograr reducir a la mitad el porcentaje y el número de personas con hambre o subnutrición. Reconocimiento muy criticado por cierto, cuando ya habían serios problemas de desabastecimiento y alta inflación en nuestro país.

No se trata de la Guerra del Pueblo, de la que hablaba Fabricio Ojeda en 1966, sino de la Guerra contra el Pueblo o de la Guerra a Muerte a los Venezolanos y cuando digo Pueblo me refiero al Pueblo Chavista, al Pueblo Opositor, al Pueblo con uniforme (Policial o Militar) o la Sociedad Civil en general. Política Criminal donde el Estado permite que un saco de perrarina cueste más de 700.000 bolívares y una lata de 400 grs de leche para bebés de 0 a 6 meses, que difícilmente dura 4 días, cuesta 235.000 bolívares, lo que equivale a seis salarios mínimos de un trabajador, o un Kg de leche en polvo completa que no baja de 50.000 Bs. Una Venezuela donde un pepino o un plátano cuesta mas de 1.000 bolívares (100 millones de bolívares fuertes) o una unidad de pan pequeño o francés tiene un precio no menor de 700 bolívares soberanos (70 millones de Bolívares fuertes). Ni hablar del precio del queso, el cartón de huevos, del Kg de carne que van respectivamente desde los 20.000 hasta los 30.000 Bs (3 millardos o 3 mil millones de Bs fuertes). Cifras groseras y genocidas que los que viven fuera del país no pueden ni siquiera imaginar. Y eso que no se está tomando en cuenta los tres ceros que le quitaron al bolívar en el 2018. Y todavía pretenden seguir gobernando al país, que es lo más asombroso y descarado que uno pueda pensar. Pero cuando a usted los comerciante o los que ejercen libremente sus profesiones le fijan el precio a sus productos o servicios le dicen irresponsable e inconscientemente que son tres bolívares por ejemplo, cuando se está hablando en realidad de 3 mis Bs soberanos. Es decir le quitan los 3 ceros al bolívar para que sus víctimas se olviden del valor real del dinero. Así funciona la sociedad de cómplices en Venezuela. Falta poco para que el gobierno siga el ejemplo y vuelva a eliminar oficialmente 3 ceros mas al bolívar.

Se trata de una Política Criminal que acabó con nuestra calidad de vida, devaluó nuestro signo monetario (de 573 Bs/$ en Febrero de 1999, a 50.000 Bs/$ en Marzo del 2013 y 1.200.000.000.000,00 Bs/$ (con los 8 ceros que le quitaron al bolívar) ó 12.000 bolívares soberanos en Julio de 2019) , acabó con nuestros ahorros, pulverizó nuestras prestaciones sociales, nos puso a hacer colas como mendigos, facilitó el aumento de los precios al re potenciar la inflación con las reconversiones monetarias (acción psicológica para disfrazar la gravedad de la situación y para lavarle el cerebro a los venezolanos), aumentó exageradamente las tasas impositivas en los pasaportes, notarías, registros mercantiles, tasas aeroportuarias etc etc y por si fuera poco se comprometió nuestra soberanía al hipotecar el país a varias potencias extranjeras, se deterioraron los servicios públicos de electricidad, gas, agua, salud, educación, transporte, telefonía celular e INTERNET. El resultado es que tenemos una cifra cercana a treinta millones de venezolanos sin calidad de vida; lo cual ha producido una diáspora que huye en busca de oportunidades y soluciones a sus problemas en otros países, principalmente latino americanos o de habla hispana, en Europa, como el caso de cientos de profesionales universitarios que han emigrado a España.

Venezuela, en el marco de esta Política Criminal, se ha convertido en un Estado fallido donde las violaciones sistemáticas de los DDHH están ampliamente presentadas en el Informe de Michelle Bachelet en su condición de Alta Comisionada para la Defensa de los DDHH de la ONU. La dramática caída del PIB que para el pasado año se ubicó en el 18,2 %, la pobreza crítica y extrema que hoy (en la gestión de gobierno del Presidente Maduro) asoma índices alarmantes, los índices de mortalidad infantil y neo natal que colocan a Venezuela en el lugar 90 del ranking mundial, la entrega de los recursos a potencias emergentes y tradicionales, la precarización de los sueldos y salarios para quienes cobramos quince y último, cuyo sueldo no alcanza ni al 10% del costo de la canasta básica, y la destrucción de la naturaleza con el proyecto del Arco Minero del Orinoco; indicadores mencionados que no podrían ser imputables al imperialismo en cuanto a sus causas, tal es el caso de la corrupción abierta y descarada de muchos funcionarios públicos, de la negligencia y la ineptitud del funcionariato, y del entierro de la ética en el comportamiento de los "servidores públicos civiles y militares", sin negar el perverso efecto que para el país se deriva del bloqueo financiero y petrolero dirigido desde Washington, lo cual sin duda alguna ha empeorado la crisis humanitaria, particularmente en lo económico y social.

PARTE III La política del empobrecimiento

Más pobres. En los primeros seis años de gobierno del presidente Nicolás Maduro, los venezolanos sufrieron los efectos agresivos de la hiperinflación, la pérdida del poder adquisitivo y la desaparición de alimentos y medicinas de primera necesidad en el mercado. El hambre, personificada en los venezolanos que hurgan en la basura para alimentarse, se convirtió en la expresión más tangible del incremento de la pobreza en el país.

Según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (ENCOVI) realizada en el 2018, en Venezuela hay 15.277.492 de habitantes pobres (calculado sobre la población estimada por el INE); es decir, 48% de hogares venezolanos. Lo que contrasta con el 1.899.590 (27,3% de hogares venezolanos) que registró el Instituto Nacional de Estadísticas (INE) en 2013, el año en que fue electo Maduro. Esto significa que el primer Gobierno del actual Presidente dejó al menos 13 millones de nuevos pobres. Y la cifra sigue en aumento. Directivos de la Cámara de Comercio de Caracas afirmaban en el 2016 que el empobrecimiento del país era atroz y que el nivel de pobreza ha alcanzado al 80 % de la población venezolana. Y eso fue antes de la segunda reconversión monetaria.

Por todo lo expuesto, sin lugar a dudas, lo aplicado en Venezuela no fue una receta del Fondo Monetario Internacional (FMI) sino una Política Criminal que hizo colapsar el modelo político económico que se quería implementar como parte de un gran proyecto emancipador de contenido humanista.

No me equivoqué en Octubre del 2005 cuando siendo Presidente de la Comisión de Ambiente de la AN declaré a El Universal en ocasión de mi retiro del partido de gobierno que "en el MVR hicieron de la política una práctica mafiosa". En aquel momento histórico no tenía muy claro de que se trataba de una Política Criminal. Ahora, 14 años después, estoy plenamente convencido. No se acabó con la corrupción, no se mejoró nuestro bienestar, no se aumentó la producción, no hay más seguridad, no se sacó a los pobres de la miseria, ahora hay más hambre y la premisa bolivariana de que el mejor gobierno es aquel que proporciona la mayor suma de felicidad posible, la mayor suma de seguridad social y mayor estabilidad política tampoco se cumplió. Al contrario, se agravaron todos los problemas que teníamos, la Política Criminal nos hizo más pobres, aumentó la delincuencia, quebró las empresas productivas, confiscó y expropió más de 40.000 propiedades. La economía venezolana ha experimentado el cierre de 370.000 empresas privadas en los últimos 20 años, el 60 % de las que existían en 1998 antes de la llegada del chavismo al poder, según Fedecámaras.

En otro ámbito, esta Política Criminal está actuando perjudicialmente contra nuestra psiquis, la solidaridad y la honestidad están desapareciendo como valores claves de la sociedad, está degradando nuestra condición humana, se está deteriorando aceleradamente nuestra calidad de vida. Es una Política criminal no propiamente consecuencia de un mal gobierno sino de un Gobierno del Mal, que ha lanzado a la calle a los venezolanos a echarse cuchillo entre unos y otros para poder sobrevivir. En tal sentido, se nos causó un daño moral irreparable, alcanzando una descomposición social, ética y política, con una desmedida corrupción a cuestas, sin precedentes en nuestro país. Además de tratarse de una profunda Crisis Humanitaria, se trata a su vez de una gravísima Crisis de Civilización Occidental.

Adicionalmente la Política Criminal creó problemas nuevos: surgieron las colas y el desabastecimiento, hizo que regresaran enfermedades que hacía tiempo habían desaparecido del país, condenó a muerte a muchos enfermos por no acceder a los medicamentos, generó una autentica hambruna en los sectores más vulnerables y por si fuera poco ideologizó a los militares y con los civiles adoctrinados creó organizaciones paramilitares que con las banderas de la represión y la persecución política fascista promueven el miedo y el terror al mejor estilo de la Alemania NAZI, como ha quedado evidenciado ante el país en los casos recientes de brutales asesinatos y torturas a civiles y militares, a jóvenes y adultos, a padres e hijos, en manos de los cuerpos policiales y militares con practicas crueles y degradantes de la condición humana, practicas que están muy lejos del ideal humanista, socialista y bolivariano que dicen profesar, al hacer de la política represiva o de Seguridad del Estado el componente principal de la Política Criminal. Y como afirma el sociólogo alemán Heinz Dieterich, "Política implementada a través del dinero, las mentiras y la fuerza por un lumpen político burgués sin ética y sin escrúpulos, arropados en un discurso socialista cuyo significado y contenido nunca entendieron".

 

luigidangelo995lamega@gmail.com



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