En Venezuela se desarrolla un proceso de agresión imperial para derrocar al presidente Maduro. Sabemos que el objetivo principal es la apropiación de nuestras riquezas. Desde fuera del gobierno se promueven elecciones para sustituir al presidente Maduro.
Varios años de agresión sostenida con inflación y escases inducidas, caos monetario…; penetración de paramilitares que generan secuestros, crímenes horrendos…; guerra psicológica y mediática, presión constante sobre nuestras fronteras mediante el contrabando, la presión de las drogas, hostigamiento a nuestra población y la Fuerza Armada; los efectos del bloqueo económico, comercial y financiero, más la permanente reiteración de que contra Venezuela siempre está abierta la opción militar, crean un caos que afecta psicológica, moral, política y económicamente a la gente; para acentuar el caos, se usan las redes sociales difundiendo falsas noticias que imponen "verdades" políticamente distorsionadas. Venezuela está en guerra, realidad clave para el análisis. Es decir, no se debe sacar conclusiones como si la guerra no existiera.
Un sector del pueblo mantiene alta la moral y respalda al gobierno. Ese pueblo sabe que no todo se explica por la ofensiva imperial, de errores en la economía, la grave corrupción, la crisis de los servicios públicos (que he denunciado como parte de la conspiración), el sectarismo, la burocracia ineficiente, corrupta e insensible ante el pueblo. Si lo recuerdo ahora es para dejar claro, que a pesar de la guerra, no podemos olvidarnos de los delitos contra la patria y de los que los cometen, pues ellos son traidores a la patria.
Trump, desafiándonos, ha designado un presidente provisional, parte del plan para derrocar a Maduro. Pero la reelección de Maduro, el 20-05-18, fue absolutamente legítima. Nadie ha probado constatar que haya habido fraude. ¿Por qué algunos se consideran jueces con potestad para anularlas, si los observadores nacionales e internacionales y los 9 millones que participamos pudimos constatar que fueron legítimas?
Trump, quiere intensificar al rojo vivo los conflictos políticos internos para que se imponga la fragmentación del pueblo. Surgen propuestas para la convocatoria a elecciones ¿Estas elecciones carentes de legitimidad, no favorecerían, precisamente, la confrontación? ¿No es precisamente eso lo que espera la mente criminal de Trump? ¿A quién favorecen entonces esas elecciones? ¿A la democracia o a la dictadura que la guerra generaría? La experiencia muy reciente en el medio oriente ha demostrado que la guerra imperial ha conducido al caos, la desintegración de las naciones soberanas, el hambre, la muerte.
¿No tenemos acaso el deber de denunciar la intervención de un gobierno extranjero, el golpe de Estado y a un presidente títere designado por el gobierno de EEUU? Es decir, ¿No importa realizar elecciones sometidos al chantaje y las amenazas de una potencia imperial? ¿No es ese un grave precedente que se quiere establecer?
El pueblo chavista está en pie de lucha, se va a oponer a las elecciones. La Fuerza Armada respalda al presidente Maduro ¿Un conflicto electoral aceleraría la intervención?
El llamado al diálogo no debe ser solo entre dirigentes políticos, que es necesario. Pero el debate en la base popular es imprescindible y es en el que las fuerzas imperiales no tienen interés. Sin embargo, creo que es un camino para que la crisis se resuelva entre venezolanos. Las movilizaciones antimperialistas que el presidente Maduro ha impulsado van en una dirección pedagógica correcta.
Estas son mis reflexiones, un camino contra la guerra. La verdad es difícil de establecer, pero hay una guía indubitable: oponerse a la intervención imperial que conduce a crímenes y desastres humanitarios.
El diálogo propuesto por los presidentes López Obrador y Tabaré Vásquez, fundado en la no intervención en los asuntos internos de Venezuela, es absolutamente pertinente y señala un camino respetuoso del derecho internacional y de La Carta de Naciones Unidas. Por esa razón el gobierno de Venezuela lo ha aceptado de inmediato. No importa que a Pepe Mujica le parezca que, para evitar una hecatombe, debemos ir a unas elecciones que podrían ser la entronización de la dominación imperial.
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