Con relación a la puesta en marcha del nuevo cono monetario, que entró en vigencia el pasado 20 de agosto y que hoy cumple un mes, Diosdado Cabello, presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, ANC, había expresado días antes que tendrían que esperar al menos 90 días para medir el impacto de la política.
Sus declaraciones marcaban un antecedente importante, porque por primera vez de lo que va del periodo chavista y madurista, un funcionario hablaba de "evaluar un plan".
Sin embargo, evidentemente no hay que aplicar muchos instrumentos científicos para medir que la aplicación de la reconversión monetaria y por ende del nuevo cono monetario, no arrojaron los resultados que se preveían.
Aparentemente, son muchos los factores que se aglutinan para que esta nueva etapa de la moneda nacional no encontrara el éxito que se estimaba. A saber: las informaciones dan cuenta de una creciente movilización del contrabando de efectivo hacia Colombia.
Por otra parte, los bancos no tienen suficientes billetes para pagar diariamente a la población, y se manifiesta en las largas colas que se aglutinan en cada una de las entidades del país.
A los pensionados no les pagan completo por el poco efectivo que llega a las taquillas. A los usuarios, igual, les han ido disminuyendo la cantidad que les entregan diariamente.
A la par, el dinero no regresa a los bancos. Se extravía en el comercio con el efectivo que triplican con su venta. Asimismo, el costo de los productos sigue siendo superior cuando los consumidores pagan por vía electrónica.
Los usuarios insisten en que la labor del gobierno debe ser la de hacerle seguimiento a la medida, con el objetivo de auscultar su comportamiento. Fiscalizar y realizar los correctivos a tiempo, actuar con la diligencia oportuna, entre otros.
Finalmente, si la inteligencia gubernamental tiene identificados a sus enemigos y reconoce la dimensión de la guerra en la que está inmerso, esperar un "asalto" continuo que puede ser una propensión para su debilidad pública, y no esperar a que la situación haga crisis y actuar cuando se entre en una etapa terminal, en lugar de enmendar a tiempo, es lo que la población está esperando.