Castro Soteldo y “los rebullones de Juan Primito”, volvieron el café cosa de caché

Feijó Colomine, en su artículo "Ministro Castro Soteldo, hágase a un lado", envuelve la gestión de éste con el drama de "Doña Bárbara", sus personajes y la historia de la economía venezolana. Sobre todo aquella que corre paralela al auge de la explotación petrolera y la decadencia de los precios del café y por supuesto a la redistribución de la población venezolana impuesta por el fenómeno económico. Santos Luzardo, Barbarita, "la dañera", su hija Marisela y hasta el padre de esta, Lorenzo Barquero, aparecen como para humanizar y hasta explicar, lo que ahora acontece con el problema agrícola y particularmente con el café.

Colomine dice lo que sigue y tomo el párrafo completo porque me parece útil e interesante:

"Cuando el kilo de café supera cuatro salarios integrales, resulta verdaderamente un desastre su gestión como responsable de la soberanía alimentaria de Venezuela. Tomo el café como ejemplo, porque se algo más de este rubro agrícola, que tomarlo todos los días, como lo hacen millones de venezolanos en Venezuela. Acaso usted se hace el loco, al pagar de su bolsillo, un millón doscientos mil bolívares por una taza de café con leche…yo no puedo hacerme la vista gorda, porque con usted, se acumula un fracaso histórico de políticas públicas en torno a esta bebida muy contradictoria, que el capitalismo debate…si es dañina o no a la salud de los seres humanos…nuestros ancestros dicen que no hace daño, en especial los tachirenses que alguna vez fueron una potencia mundial en producción de café, en un trajinar de esfuerzos colectivos desde que en 1786, en la hacienda La Tucarena, Gervasio Rubio sembró el primer cuartel de café, con semillas de la especie arábiga traídas de Brasil por misioneros franciscanos."

Colomine dice, que él "no puede hacerse la vista gorda", yo tampoco; y es más, como él, no puedo darme el lujo de tomarme una taza de café mientras leo el periódico que tampoco puedo pagar, pues se convirtieron esos hábitos, tan del gusto hasta de los revolucionarios, tanto que siempre se ha dichoe que muchos son de café y cafetines, también en algo de caché, como un genuino producto, no el café, sino eso de no poder tomarlo, por obra y gracia de la "Revolución Socialista" que conduce Maduro. Y no es el café, que si entendemos a Colomine ellos se justifican diciendo que hace daño, pese "nuestros ancestros dicen que no" , sino hasta el maíz se está volviendo incomprable, por lo que sugeriría a Colomine, cuando toque la tragedia en torno a este rubro, se fundamente en "Hombres de Maíz" de Miguel Ángel Asturias y su personaje Gaspar Llom.

Es de sobra conocida la tragedia nuestra, expuesta en "Doña Bárbara" y "Hombres de Maíz", la relativa a la penetración del capital internacional y el desacomodo de nuestros espacios y costumbres para servirle. Y sabemos todo lo que eso nos produjo. Pero aquí, la producción cafetalera, hasta hace pocos años atrás, repuntó, se surtía el mercado interno, lo suficiente para que los precios fuesen razonables y se exportaba una buen cantidad, tomando en cuenta, como dice Colomine, la excelente calidad de nuestro producto, particularmente el tachirense y de la costa pariana del Estado Sucre.

Pero también es pertinente aludir a "Juan Primito", el servidor y mensajero de "Barbarita" y sus rebullones. El veía en aquellos pájaros volando en círculo y formando una densa nube negra, malos presagios. El café es negro – por cierto hay una como nueva cultura racista que elude usar esta palabra, no sé cómo sustituirla, ahora no puedo decir "afro descendiente" – y el hambre que la "ñinguita" de café mitiga, lo es más. Y los rebullones que parecen formar una nueva protesta, hasta novedosa y sustentada, por la precariedad de los salarios, son por demás oscuros o quizás brillantes. Pues las dos palabras caben según desde donde uno observe el panorama, si del lado de la hacienda "El Miedo" de "Doña Bárbara" o "Altamira" de Luzardo, espacios donde se movía "Juan Primito".

Viene a cuento recordar una anécdota, que antes he mencionado, de cuando el MAS hizo su debut como integrante del Parlamento venezolano. El diputado masista Dr. D.F. Maza Zabala, experto economista, de viejos vínculos con la izquierda, refutó una proposición del copeyano Rodríguez Iturbe, el mismo que apareció envuelto en el golpe de Carmona Estanga, lo que marcó su muerte política, quien propuso un proyecto para pechar fuertemente al café, de manera que los venezolanos dejásemos de tomarlo y favorecer a los importadores y al Estado mismo. Rodríguez Iturbe, usó como excusa que se trataba de un producto insano y como tal era recomendable los venezolanos no lo consumiésemos y más bien lo usásemos para obtener divisas. Es decir, el copeyano argumento como si fuese Barbarita, "La dañera" y sembró, no café, sino cizaña contra él y los venezolanos pobres. Y vio sensato y hasta cristiano exportásemos un producto que el parlamento calificaría como insano.

Aquella patraña oligárquica de Rodríguez Iturbe, fue refutada por Maza Zabala, cual santos Luzardo. Precisamente haciendo alusión a los orígenes del proponente. Dijo el viejo profesor de la UCV, algo más o menos parecido a esto:

"¡Cómo es verdad que el señor diputado desconoce que generalmente lo primero y hasta única cosa que consume la mayoría del venezolano para empezar las labores del día es café!". Esa expresión fue la base de su discurso para rebatir una propuesta mal intencionada que terminó fracasada. En Bolivia, pregúntenle a Evo, la hoja de coca tiene casi el mismo valor y significado que para el venezolano el café. No se trata de un artículo de lujo, menos algo que haga daño sino que forma parte de la dieta del venezolano desde nuestros orígenes ancestrales. Y si eso fuese cierto, por qué lo exportamos y no nos preocupa el resto de la raza humana. Pero eso no es el único producto frente al cual se asume esa como idiotez pero más hipocresía.

La verdad es que por la incompetencia, como en otras áreas, hasta en la petrolera misma, se les cayó la producción y lo poco lo dedican, al estilo de los viejos contrabandistas, a sacarlo del país para recabar divisas de lo que sea vendible, quizás hasta la dignidad misma. Recordemos que he mencionado antes como al pescado le han dado el mismo fin.

Como dijo Maza Zabala aquella vez, es falso que el café sea un artículo de lujo. Es parte vital, porque por encima de todo es un arraigo cultural ancestral del venezolano. De manera que es muy triste, que del fogón venezolano desaparezca "la ñinguita de café", para tomar energía e iniciar las labores del día. El pampero, el humilde campesino sureño, alrededor del fogón, se reúne con sus amigos a contarse sus cuitas, mientras consumen su mate.

También creo, un poco como Colomine, que esa poses de santurrón y sacerdote con biblia y todo en la mano, pues siempre aparece con un libro, de donde extrae frases para leerlas a quienes pudieran tener la paciencia de oírle, no sirven ni para calmar el hambre y menos hacer la tarea que le asignaron, la de levantar la producción. Tanto que por más que ofrece y ruega, esta no levanta la cabeza.

Ayer el kilo de café, en donde se podía hallar estaba por encima de 25 millones de bolívares. Saquemos cuenta y comparemos con el salario mínimo integral. ¡Hasta podemos averiguar por la yuca!

Yo también digo como Colomine, ya que no puede decírselo a todos, lo que no quiere decir no tenga gana, "Ministro Castro Soteldo, hágase a un lado". Pero no se vaya sólo lleve casi todo el gabinete.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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