Dos renombrados chavistas han escrito sendos artículos publicados en Aporrea, proponiendo una finalización del actual el control cambiario imperante en Venezuela. Uno se titula "Dólar y control de cambio" de Rodolfo Sanz; y el otro, "Aclaratoria al Profesor Eleazar Díaz Rangel" de Jesús Faría.
El meollo de ambos planteamientos, con los que de antemano dejamos sentado que estamos plenamente de acuerdo, nos indica que en la presente coyuntura no tiene sentido alguno continuar sosteniendo el actual control cambiario, debido a que no cumple el objetivo que lo implementó, esto es, el de controlar la fuga de divisas.
Sobre este particular cabe señalar que efectivamente, el actual control cambiario jugó un papel muy importante para detener la hemorragia de capitales que se desató en el año 2003, que atentaba contra la estabilidad del gobierno de Chávez. No obstante, al cabo de un par de años, para el 2005, ya la burguesía había logrado minarlo, de tal manera, que lo convirtió en un instrumento muy apropiado para la fuga masiva de nuestras divisas. Lo cierto es que las propuestas de este par de señores llegan con una tardanza de muchísimos años. Ya el inmenso daño ocasionado a nuestra economía está hecho y es prácticamente irreparable. El robo de los dineros del pueblo a través de la fuga de capitales ha superado los trescientos mil millones de dólares.
Empero, hay que tomarles las palabras y apoyar esas ideas críticas acerca de la economía porque Venezuela está muy mal. La escases provocada por múltiples factores políticos y económicos, la devaluación de la moneda y la hiperinflación generadas tanto por factores internos como externos se la están chupando. Hay que ponerle coto a esta dramática situación. Hay que sanear la economía de tantas aberraciones ideológicas. Lo que realmente importa es la salud del pueblo venezolano.
Los dogmas no sirven cuando obstaculizan el sano andar de la ciencia. Ninguna revolución puede sobrevivir de la mano de la superstición ideológica. El afanoso esfuerzo por hallar la luz que provenía del riguroso conocimiento que desplegó Carlos Marx no cuenta para los dogmáticos. No se preguntan por qué el partido comunista chino tomó el camino del desarrollo de las fuerzas productivas; porque no solo ignoran; sino que desprecian la economía política desarrollada por Carlos Marx. Frente a algunos de los acertados y críticos razonamientos económicos formulados por Jesús Faría solo responden con la más absoluta mojigatería ideológica. ¿A quienes realmente le sirven estos ideólogos de pacotilla? Sin dudas, a quienes se vienen lucrando con este sistema de corrupción que es el actual control cambiario.
Si se admite que el modelo capitalista rentista petrolero imperante en Venezuela ha hecho aguas, y que producto del saqueo de nuestras divisas nuestras reservas en dólares se han secado, habrá que concordar entonces, con que necesitamos el concurso del capital, para poder desarrollar nuestras atrofiadas fuerzas productivas. Si no realizamos esta ardua tarea estaremos perdidos. Tomar conciencia de esta realidad es imprescindible si queremos salir de este atolladero. Porque será esta conciencia la que nos impulse hacia nuevos caminos de prosperidad económica. Necesitamos masas de capitales que vengan a invertir en nuestro país, y para eso tenemos que generar grandes cambios en nuestra cultura. El papa estado ya no está en condiciones de mantenernos, ha llegado la hora de procurarnos nuestro propio sustento.