El clap de Lorenzo

La guerra continúa, la comida cada vez se aleja más, no porque esté desapareciendo, esté acaparada o se la estén llevando para Colombia, sino por los precios a los que amanece cada día. El consumidor se ha vuelto preguntón, tiene que ser así, porque es la única forma de contrastar los precios, a ver que producto se puede llevar a casa de acuerdo al dinero que tenga en su tarjeta de débito o en su bolsillo, si es que acaso consiguió efectivo.

Pero, normalmente, los precios son los mismos; parece existir un sindicato de bachaqueros y afines que se ponen de acuerdo en los precios a fijar, por lo que el consumidor se ve obligado, por la necesidad, a pagar lo que se le pide. El avance del enemigo sigue indetenible. Los precios de los alimentos no consiguen oposición. El presidente está al tanto de esto; ya sentimos una mano del agresor sobre nuestro cuello, solo falta la otra para que nuestro cuello sea apretado hasta dejarnos sin respiración.

Lorenzo tiene las manos sobre nuestros cuellos y a la vez dentro de nuestros bolsillos. Casi se sabe la contraseña de las tarjetas de débito. Él inventó su Clap privado. Tiene en cualquier rincón del país una serie de establecimientos comerciales tipo bodega identificados como "punto polar" en donde se venden sus productos y patrocinan el bachaqueo y la estafa a través de los combos que no son más que una forma de vender los productos que nadie compraría en situaciones normales.

Lorenzo debe estar invirtiendo, porque es más frecuente ver sus productos en manos de algunas personas que los pueden comprar. Pero respecto al dinero que invierte, no se sabe, si es el que el gobierno le otorgó en algún momento o fue que se decidió a invertir el suyo. Pero cualquiera sea el dinero que invierta, no justifica los precios a pagar por sus productos, sobre todo si aumentan a diario. Eso es fácil percibir, si se toma en cuenta que el venezolano sale a diario a buscar el bocado planificado, según el dinero disponible en el momento.

Pero mucha gente se equivoca en los cálculos para salir a comprar los productos polar, no es lo mismo llevar la misma cantidad de dinero que se llevó ayer con la que va a llevar hoy, simplemente porque nunca consigue el producto con el mismo precio del día anterior. Tal es el caso por ejemplo de la harina o la mantequilla, que todos los días tienen un precio distinto y mientras las autoridades no vean esto o se hagan los ciegos, Lorenzo seguirá colocando en sus productos precios inalcanzables al bolsillo menguado del venezolano. En fin, ¿Quién le dio luz verde a Lorenzo Mendoza para hacer lo que hace a diario en relación al precio de los alimentos que vende?



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Jesús Rafael Barreto


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