El mayor precio desplaza al menor

Paradójicamente, a pesar de que el mayor precio debería salir del juego porque los consumidores obviamente prefieren el menor, está ocurriendo todo lo contrario: El mayor precio desplaza al menor* porque todos los comerciantes son contestes en vender al precio mayor cuando la demanda de sus mercancías sea básica o imprescindible y sobre la base de que el gobierno no ha aplicado las sanciones correspondiente en los lugares, tiempos y con la masividad que amerita un comercio desenfrenado que viene demostrando tener más poder que el gobierno.

Sólo cuando entendamos cómo se mueve el comercio capitalista, podremos entender que dos precios no pueden coexistir *, salvo muy transitoriamente, no, por lo menos, para una misma mercancía con igual calidad dentro de un mismo mercado, de una misma ciudad.

Sencillamente, tan pronto haya 2 precios, surgirá un comprador que adquiriendo al menor precio revenderá al precio superior, y a partir de este segundo momento dejan de regir dos precios a la vez.

Dos precios y hasta más coexisten sólo en las cadenas de distribución: el principal mayorista liquida sus mercancías al suyo que sería el menor de los precios; su cliente o clientes revenden a uno superior y así hasta llegar al comerciante detallista. De perogrullo, el precio en fábrica debe ser suficientemente bajo como para que respetando las ganancias de los intermediarios, al final de la cadena el detallista respete el precio regulado. Hemos visto que los ganaderos impusieron sus costes bien elevados según unos precios de insumos a los que no se acordaron precio alguno.

Los subsidios al consumidor son precios excepcionales al que deben venderse determinadas mercancías, o sea, nadie puede vender por encima del precio regulado bajo ninguna argumentación como la que vienen esgrimiendo los especuladores en Venezuela.

Vienen diciendo descaradamente que compran a un precio superior al regulado, lo que los obligaría a revender más caro a lo largo dela cadena. O sea, son violadores tanto vendedores como compradores.

EL precio regulado debe ser de estricto cumplimiento entre vendedor y comprador, y entre todos los eslabones de la cadena correspondiente. Es de esperarse que, en ese caso, el principal distribuidor obtiene una ganancia tal que no sólo respete el precio regulado, sino que vendería a un precio inferior para que el siguiente intermediario obtenga su respectiva ganan sin violar la regulación, y así hasta llegar al detallista quien posiblemente ni siquiera pueda obtener ganancia alguna; este se defendería con la venta de otras mercancías no reguladas.

El precio regulado, en este caso, operaría con una cadena muy corta de intermediario-caso de panaderías, lecherías, carnicerías-, reducida, por ejemplo, al matadero y las carnicerías detallistas porque sólo así podrían operar estos últimos.

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Es la ley de Gresham. Entiéndase por moneda mala el mayor precio.


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Manuel C. Martínez


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