Binóculo Nº 293

Hiperinflación y terrorismo de Estado

Este viernes 17 viví un hecho que jamás pensé vivir en esta tierra que tanto amo. Mientras me comía una empanada que pagaría a siete mil en predios de San Blas en Valencia, la despachadora miraba su celular, cuando de repente me dice "si te vas a comer la otra empanada, te cuesta ocho mil". Asombrado la miré sin decir nada y ella solo me mostró el teléfono. "Mira -me dijo- el dólar llegó a 73.000". Ni siquiera supe que responderle, sino que me quedé pensando en que cien dólares, ya eran 7,3 millones de bolívares.

Una semana atrás, vi un procedimiento parecido en un supermercado de la avenida Aranzázu, en la parroquia Miguel Peña, la mayor y más poblada del país y una de las mayores del continente, donde se concentra el mayor nivel de necesidades de la nación. Entre las 9:30 de la mañana que abrió y las 12:30 que cerró, el comerciante aumentó los precios cuatro veces. Bastaba con que mirara el celular a ver qué decía Dólar Today para modificarlos.

Viví una experiencia parecida en el Perú, creo que de 1991. Entonces era fumador y el precio del cigarrillo se modificó tres veces en menos de una hora.

A eso se le llama HIPERINFLACIÓN.

Y ésta se produce cuando no es posible controlar los precios, productos de la carencia de ofertas y la demanda de productos. Y en ese caso, tiene que ver con la producción. Por cierto, a las 9:18pm del día domingo, cuando escribo esta columna, la empanada ya costaba 8.500. Como dice mi amiga Delia, "nada tiene menos de cinco cifras en el país".

Y no hay duda de que es un problema extremadamente complicado. Chávez siempre fue cuidadoso y estratégico con la economía. Y en más de una oportunidad alertó a la dirigencia para que entendiera que esa era un arma muy poderosa, que, si bien controla el enemigo o la empresa privada que es lo mismo, el Estado tiene capacidad para modificarla y no permitir que se escape. Pero se escapó, y vuelvo a mi amiga Delia "mira Rafa, esto se le escapó al gobierno de las manos", me dijo.

Tres elementos está presentes en esta dura batalla que viven todos los días los venezolanos: 1) la guerra económica. 2) la ausencia de políticas económicas, y 3) el Estado terrorista e ineficiente.

  1. No es posible entender los fenómenos sociales, económicos e históricos, si no se lee. Los documentos desclasificados de las acciones del Big Brother contra aquellos gobiernos que no les eran afectos, son un despliegue de maldad jamás vista en la historiad de la humanidad. En esos documentos se lee que lo hecho en Chile, Yugoslavia, Ucrania, Brasil, Argentina, Libia, Siria y paremos de contar, es, en algunos casos, exactamente lo que se está aplicando en Venezuela. Ejemplo: nunca el dólar aumentó 18.000 bolívares en menos de cinco días (lunes 55.216,67, viernes 73.218,75), por mencionar uno. Eso indica que la guerra económica es real. Polar produce al 10% de su capacidad, vende de contado y de a poquito a los comerciantes y modifica los precios todos los días. Esta semana que está concluyendo, al pueblo le dieron con todo: colas enormes para echar gasolina, los productos aumentaron hasta tres veces, como la azúcar que de 35.000 el lunes, llegó a 72.900 ayer, pero un cajero automático entrega solo 15.000 bolívares. Para hoy están anunciando que los puntos de venta no funcionarán, lo que es mentira. Como no hay autobuses para el transporte, los camiones cobran 1.500 hasta ahí mismito. Nadie quiere los billetes de cien mil porque como no hay efectivo, no se puede dar vuelto y los mercados de mayoristas del país, se convierten en los primeros centros del delito. ¿Qué es eso sino guerra económica? Todos son componentes que afectan directamente a la gran masa de ciudadanos.

  2. Aunque el gobierno se niega a reconocerlo, es indudable que no existe una política económica. Ha pretendido vender las cajas Clap como una política económica, cuando realmente es una palurda versión folclórica del samaritanismo. De paso, allí se concentra una de las mayores orquestaciones de la corrupción. El primer operativo de venta de pernil del viernes pasado, fue un chanchullo sabroso, con sabor a cochino frito. Y por otra parte, finalmente, el gobierno está reconociendo su estado de quiebra y trata de que el Fondo Monetario Internacional sea más flexible ante las exigencias draconianas y hambreadoras: aumento de la gasolina, de los servicios públicos, privatización de la vialidad, electricidad, telefonía, liberación de las tasas de interés, reducción del gasto público y una larga lista de etcéteras. Es decir, el gobierno no sabe qué hacer.

  3. Ante la desesperación, terrorismo de Estado. Hay que fabricar culpables y decirle al país que esos son los responsables de la desgracia de la gente. El sábado vi la acción del alcalde del Municipio Libertador, Juan Perozo, quien envió a su legión de la "justicia" a los comercios para hacerlos bajar los precios, siempre con la amenaza de por medio "te monto en el carro de Drácula y te saco por la prensa", en el caso de Carabobo. A los negocios de Tocuyito, era enviado a la cabeza el comandante de la policía del municipio, como si eso fuera un problema delictivo, o como si el comerciante fuera un delincuente. Y llegaba el todopoderoso, chaleco antibalas, pistolas terciada, un Rambo cualquiera, acompañado de funcionarios de hacienda (que no tocaban ningún pito) enormes policías amenazantes, intimidatorios, tomando fotos a diestra y siniestra, más los tanques de la Brigada 41, los Super Amigos, la Liga de la Justicia, la Mujer Maravilla, Hulk, Flecha Verde y el Hombre Invisible. Mathiu y sus pandilleros, pues. Cuando a este todopoderoso oficial de la policía, el comerciante le indicaba que el problema era el mayorista, su respuesta siempre era la misma: "el problema es aquí porque el pueblo lo siente aquí". Eso Juan, es terrorismo de Estado, pa´que te lo sepas.

La pregunta es por qué no van al mayorista, donde un saco de harina de trigo de 45 kilos -importada y controlada por el Estado- cuesta 1.4 millones de bolívares, un saco de azúcar de 35 kilos -importada y controlada por el Estado- cuesta 1,75 millones de bolívares, una caja de manteca de 5 kilos -importada y controlada por el Estado- cuesta 450.000 bolívares. Es simple la respuesta, mafias del gobierno, mafias privadas y pranes del penal, tienen control sobre ese enorme intercambio comercial y financiero. Entre 10 de la noche y tres de la mañana, por punto se transan 13 mil millones de bolívares. Ningún comerciante puede comprar 600 sacos de azúcar, solo poderosos traficantes. Pero no solo se venden productos en Tocuyito, también se vende dinero en efectivo. Y esos Juan, son negocios de funcionarios del Gobierno, no de un pobre abastero.

Pero es más fácil, y más demagógico, ir a un abasto a quitarle dos sacos de azúcar y amenazar al pobre diablo con montarlo en el carro de Drácula. Pa´que la gente crea.

Por cierto, que no sé quién asesora en materia comunicacional a mi tocayo Lacava, pero está claro que no sabe ni de comunicación ni de sicología de masas. La gente ya comienza a percibir que el carro de Drácula es un fraude, simplemente porque no está atacando la raíz del problema: el distribuidor, o sea el mayorista, Juan.

Y tampoco sé si el "camarada" Juan, en caso de que lo sea, quién lo asesora en materia política. Pero sin cobrarle le puedo decir que los análisis hablan de 70% de abstención para las municipales, lo que hace ilegítimo a cualquier gobierno local, porque significa que 70 de cada cien personas no lo quieren. Esos votos no se buscan amedrentando a los comerciantes Juan, que podrían ser tus principales aliados, sin que eso signifique desgraciarle la vida al pueblo que siempre fue el centro de los sueños de Chávez, quien sigue siendo la única gran brújula de este proceso.

Pero, además, las elecciones presidenciales serán en marzo. Y todo indica que las cosas van a empeorar de aquí hasta allá, porque el dólar llegará a 150.000. ¿Tú estás sacando las cuentas políticas como para enviar a toda la Liga de la Justicia a amedrentar a un pobre abastero?

Eso sin tomar en cuenta que en algún momento el gobierno llegará a un acuerdo con el FMI y tendrá que contarle todo al país. Te acordarás de mí "camarada", el Caracazo de 1989 va a parecer una fiesta de disfraces comparado con eso.

Caminito de hormigas…

Más leña. En los depósitos de tres importantes clínicas de Valencia, encontraron miles de cajas Clap. ¿Qué hacían allí y quién las puso? Misterios de la ciencia



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Rafael Rodríguez Olmos

Periodista, analista político, profesor universitario y articulista. Desde hace nueve años mantiene su programa de radio ¿Aquí no es así?, que se transmite en Valencia por Tecnológica 93.7 FM.

 rafaelolmos101@gmail.com      @aureliano2327

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