El lado humano de las PYME

Las organizaciones son lo que son las personas, dice un adagio; de donde se tiene que los niveles de satisfacción que tenga el talento humano en el marco de las Pequeñas y Mediana Empresas, inclusive cuando las relaciones son más cercanas y primarias, tanto debido a los estímulos y/o refuerzos positivos como por los niveles de involucramiento y compromiso, constituyen aspectos particularmente significativos.

El reto, sin embargo, viene a ser cómo generar en las Pequeñas y Medianas Empresas, PYME, y más aún en las Micros Empresas, donde está involucrada principalmente familiares, una cultura organizacional; que se acompañe de procesos científico-técnicos en cuanto a procesos técnicos de punta. Además de valores que sean propios de la modernidad. Más allá de los aspectos filiares o vínculos primarios derivados del Pater Familiae, cuya figura actúa al modo del Gran Elector y Sumo Sacerdote que con sus intuiciones y racionamientos a priori mantiene a flote a la organización, sobre todo en entornos complejos, permitiendo de esa suerte cruzar sin mayores sobresaltos los primeros tres o cinco años, llamados en el argot El Valle de la Muerte, dado en ese interregno muchas organizaciones después de entusiastas emprendimientos perecen indefectiblemente.

Las organizaciones y entre ellas las Pequeñas y Medianas Empresas, Pymes, constituyen un entramado humano a partir de valores compartidos que, alineados en función de unos determinados objetivos y metas, se combinan con recursos materiales y financieros, intelectuales y morales; que, al final, producen unos resultados óptimos, ofreciendo bienes y servicios que satisfacen determinadas necesidades de las comunidades.

Todo lo anterior configura McShanne y Von Glinow (2010) dan en llamar "Comportamiento Empresarial" que, a su vez comprenden la articulación de procesos a tres niveles, a saber:

"… los procesos individuales relacionados con valores, personalidad, motivación y satisfacción en el trabajo pueden afectar al rendimiento en el trabajo. Los procesos de equipo y grupo se ocupan de la forma en que interactúan las personas, donde caben no sólo cuestiones de desarrollo colectivo y eficacia sino también varias perspectivas de la pregunta perenne de la gestión empresarial: ¿qué es lo que caracteriza un buen liderazgo? Por último, los procesos empresariales observan lo que pasa en las empresas y dentro de esa observación general, nosotros nos detenemos en dos procesos: el de la cultura y el cambio empresarial. Veremos que una cultura empresarial sana lleva a Southwest Airlines y otras empresas a conseguir unos resultados excelentes, mientras que una cultura perniciosa puede enviar a Enron y otras empresas por el camino de la ruina y el deshonor" (p. 14).

La orientación filosófica y el uso de la tecnología en que la pequeña y mediana empresa, pyme, fundamenta su praxis constituyen el asunto central para comprender el asunto que aquí ocupa, a saber, el lado humano de las pyme, en un mundo como el actual donde el capital financiero y la tecnología de la guerra está por encima del capital humano (Hernández Montoya, 2010). Para ello se ha recurrido a algunas fuentes y autores que describen los fundamentos de ciertas corrientes de la filosofía moderna y contemporánea que por demás han tenido alto impacto, así como también se consideran someramente los retos que las nuevas tecnologías de la información y la comunicación ofrecen a los mencionados entes de trabajo. Ello con fines de alcanzar de manera óptima las metas y objetivos propuestos según las demandas sociales e intereses de quienes tienen el mérito de desarrollar ciertos emprendimientos empresariales.

Los retos de la tecnología de la información u otras fuentes de conocimiento científico, tecnológico y humanístico aplicado a la producción de bienes y servicios en un mercado cada vez más competitivo, tanto por la presencia de muchos oferentes como porque demanda a la pyme, sus gerentes y trabajadores la necesidad de adquirir y desarrollar nuevas y amplias habilidades, destrezas y valores específicos en los órdenes conceptuales, procedimentales y actitudinales. No cabe quedarse estancado (Morin, 200). Como dicen los jóvenes hoy requieren activarse, ya que de acuerdo con García-Velutini (2013): "En el desarrollo de los negocios no debemos olvidar que vivimos dentro de una sociedad. Que es trabajando con y por los demás como podemos multiplicar nuestro esfuerzo, beneficiar a otros y a nosotros mismos", (p. 29).

Así, la pyme desarrolla su gestión bajo ciertos parámetros e igualmente se adapta al estado del arte alcanzado por la ciencia, la tecnología y el pensamiento que, en cualquier caso, se pudiera denominar humanismo contemporáneo. Mismo que demanda la aplicación de la responsabilidad social empresarial, por ejemplo: tener presente la sustentabilidad ambiental y la corresponsabilidad con el fin de "devolver algo a la sociedad". Así, volviendo a Gracía-Velutini (ob cit) acota a este respecto acota que:

"… beneficiar a otros y a nosotros mismos. Con esa idea de trabajo en la oficina me involucré como director de la Cámara de Comercio de Caracas y luego fui su vicepresidente; después, con la ONG Primero Justicia, creamos el Centro de Arbitraje de la Cámara. Con el mismo pensamiento llegué a ser presidente de la Cámara Alemana de Industria y Comercio (Cavenal). Más disciplina y trabajo. Fui el primer presidente de la Cámara que no hablaba alemán (en absoluto), pero me permitió conocer las razones del éxito de una sociedad ejemplar: son una ‘sociedad de consenso’" (p. 29).

Más adelante sostiene que junto al emprendimiento empresarial la pequeña y mediana empresa debe vincularse a iniciativas de la sociedad civil, visualizando eso no como un gasto sino como otra inversión, en este caso apoyar la promoción humana y social. Así García-Velutini (ob cit) sostiene que:

"Y el mejor negocio ha sido Fe y Alegría. Luego de varios años de trabajo, pensé que había recibido mucho y que debía devolver algo a la sociedad, no sólo material. No creo mucho en ese concepto de responsabilidad social. Creo en la responsabilidad y compromiso personal. De esa manera llegamos a la responsabilidad social. Así, cada día más, me he involucrado, desde mis áreas de competencia, ayudando en la educación de niños, niñas y jóvenes, única manera de garantizar la paz y el empleo para los seres humanos" (p. 29).

Ese testimonio se considera valioso en el contexto de la reflexiones porque la empresa moderna suele sustentar su acción en el utilitarismo y el pragmatismo, corrientes de pensamiento de la Europa insular y continental –Reino Unido-, así como de a gran nación norteamericana; que alimentan o son parte de la "Ética protestante y el espíritu del capitalismo" de Max Weber (1864-1920), cuyos principios son los siguientes: trabajo disciplinado, esfuerzo individual y ahorro continuo. La premisa básica viene a ser que la acción óptima moralmente es aquella de la cual se deriva la máxima utilidad.

En este caso de los emprendimientos se dirige la inversión a aquellas áreas que garanticen el retorno de la manera más inmediata, sin considerar el daño eventual a la naturaleza al sobreexplotar los recursos naturales, por ejemplo. O la imposición al trabajador directo, con horarios y medioambiente de trabajo, que afectan la salud de éste: galpones con mucha polución, altas temperaturas o refrigerado, entre otras. Pero la actividad se mantiene así, en esas condiciones precarias y dañinas para el trabajador, sólo recoger los márgenes de utilidad, tampoco importa la degradación ambiental.

El pragmatismo, que es una corriente filosófica de origen norteamericana con Charles Sanders señala que la actitud fundamental de las personas y organizaciones se reduce a la búsqueda de la eficacia y la utilidad; tales nociones están presentes de manera implícitas en la gestión empresarial tradicional; que concibe la realidad de manera atomizada. Sin embargo, superado el impacto de la llamada "tradición heredada", propia del método empírico analítico, que segmenta la realidad física o social, ha venido sin embargo emergiendo el modelo postpositivismo. En efecto, tanto el pensamiento sistémico como la apertura al pensamiento humanístico formulado por Edgar Morin (París, Francia, 1921), principalmente en su obra: "Introducción al pensamiento complejo" (2001), donde sostiene que el sistema físico-natural, biológico y social, se dan acciones y retroacciones, porque cada evento particular y único mantiene conectividad con el conjunto general, además la direccionalidad de los procesos no es lineal.

En breve, Weber sostiene que tanto las organizaciones productivas industriales, manufacturas, comercio y servicios no sólo se orientan por los intereses económicos, la lucha de clases en el marco de ciertas corrientes política-ideológicas sino que incluyen también factores de tipo vario, como por ejemplo considerar la participación de variables intervinientes. Principalmente de tipo psicológico y religioso, que favorecen u obstruyen el desarrollo adecuado de las organizaciones empresariales; de donde se tiene que las condiciones y medio ambiente de trabajo, así el clima organizacional y la satisfacción laboral constituyen tópicos a considerar debidamente en el desarrollo exitoso de las pequeñas y medianas empresas.

El gerente de las pyme necesariamente debe tomar en cuenta bajo cuál orientación filosófica dirige su praxis, que si es tácita la haga explícita, hacerse consientes y responsables de su visión de la vida y del mundo, tomando en cuenta el aserto de García Morente en sus famosas "Lecciones de filosofía, a saber, que la filosofía es una visón responsable; dado que es de ello que deriva la formulación de los objetivos y metas, así como los valores que practica; todo lo cual debe de estar identificada con las demandas sociales y el uso de los recursos tecnológicos de que dispone.

Finalmente, se entiende que las organizaciones como entidades de trabajo, bien sean de tipo micro, pequeña y mediana empresa buscan alcanzar sus objetivos y metas con eficacia y efectividad; esto es, con la opción de hacer uso de la necesaria cantidad de la materia prima, sin desperdicios; además, porque recurre a la tecnología más adecuada o pertinente en el momento; para ello se requiere del entrenamiento necesario de su personal, con lo cual su praxis será competente y contextualizado, con fines de desarrollar producción y productividad, dado que la organización representa una "Unidad Dinámica", con partes interrelacionados con entradas y salidas excelentes.

Por otra parte, las demandas sociales del contexto suponen cultivar y desarrollar una actitud motivadora, ambiente cooperativo con trabajo en equipo de alto desempeño y la valoración del conocimiento que está emergiendo; todo lo cual lleva a tener el necesario proceso de enfrentamiento de nuevos retos, dado que el conocimiento científico-técnico en sí mismo constituye un ente transformador, tanto de la conciencia de los individuos como del entorno. Por eso, la praxis de la pyme exige desarrollar competencia y competitividad, alcanzar acuerdos recíprocos y recurrir a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, asignar tareas, desarrollar prácticas tecnológicas y cultura productiva.

Referencia

García-Velutini, G. (2013). Dios en mi secuestro. Distribuidora Estudios. Caracas.

Hernández Montoya, R. (2009). La ciencia ha muerto… ¡Vivan las humanidades! Colección Milenio Libre. Monte Ávila editores Latinoamericana. Caracas.

Morin, E. (2001). Introducción al pensamiento complejo. Gedisa. Barcelona.

Morin, E. (2000). Los siete saberes necesarios a la educación del futuro. Ediciones Fases-ucv. Caracas.

McShanne, SL y Von Glinow, M. A. (2010). Liderazgo y recursos humanos. El Mundo, economía y Negocios. Universidad Metropolitana. Caracas.



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Luis B. Saavedra M.

Docente, Trabajador popular.

 luissaavedra2004@yahoo.es

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