Chávez: Economía y política petrolera. Avanzar hacia el socialismo (IV)

Hemos hablado de la renta petrolera, lo que significa y como seguirá siendo un factor clave de nuestra economía, que en vez de desconocerla o ignorar su existencia, debemos preservarla para beneficio de nuestro pueblo. Hay que defenderla de las transnacionales y de la oligraquia parasitaria. El Petróleo es del Pueblo.

Es la distribución de la renta lo que hace una política petrolera revolucionaria o no. En nuestro caso, a diferencia de lo que hicieron todos los gobiernos anteriores en cien años de historia petrolera, la Revolución Bolivariana, el Comandante Chávez, la distribuyó a favor del Pueblo y lo hizo de una manera radical, a pesar de la oposición del propio Estado, cuyas estructuras lo impedían de todas las formas posibles.

Primero nos tocó defender el precio, luego restablecer las regalías e impuestos petroleros, es decir, acabar con el saqueo de la nefasta apertura petrolera y luego, la distribución de la renta a favor del Pueblo. Fue una batalla permanente contra los mecanismos de control que había establecido la burguesía sobre la renta, las estructuras ministeriales que no estaban diseñadas para servir al pueblo, que no tenían capacidades operativas y donde era hegemónica una visión cuarto-republicana, no tenían una visión revolucionaria de sus funciones. El Comandante tenía la urgencia de redimir al Pueblo más pobre.

La primera manera de hacer una distribución masiva de la renta petrolera fueron las Misiones Sociales de la Revolución. No es casual que las mismas iniciaran en el 2003, ya habíamos derrotado el sabotaje petrolero y teníamos control de PDVSA, había nacido la Nueva PDVSA Roja Rojita. Nos tocó dirigir la Comisión Mixta Cuba-Venezuela y a partir de allí, en base al suministro de petróleo, desarrollamos la operación de solidaridad y cooperación más importante a favor del pueblo. Fue el ingenio, determinación y la pasión del Comandante Chávez y del Comandante Fidel quienes lo hicieron posible.

Comenzó Barrio Adentro, arribaron miles de médicos y cooperantes cubanos, venían cada uno con un morral de medicinas, con la misión de internarse a los barrios y zonas populares, en las condiciones más difíciles, donde el pueblo estaba absolutamente desasistido, se moría de pobre. Luego se activó la Misión Robinson con el método “Yo sí puedo” y el objetivo de declarar a Venezuela territorio libre de analfabetismo, lo cual se logró en el año 2005; seguidamente le tocó a la Misión Ribas, tuve el honor de ser su fundador y coordinador nacional, hasta el año 2014 graduamos 880 mil bachilleres integrales, hombres y mujeres que en su juventud abandonaron los liceos por razones económicas-sociales, creamos un extraordinario equipo de trabajo de miles de facilitadores comprometidos con la Revolución; la Misión Sucre, con las Aldeas Universitarias y el objetivo de acabar con la exclusión; la Misión Identidad, dándole identificación a millones de excluidos, que ni siquiera podían ejercer sus derechos políticos, no podían votar, ¡porque no tenían documentos!; la Misión Alimentación atendiendo a los sectores más humildes del país, y así todas las misiones hasta la Gran Misión Vivienda Venezuela, donde también tuve el honor de ser el coordinador y entregar al pueblo, en 3 años de gestión, 550 mil viviendas. Todo esto fue petróleo, fue la distribución masiva de la renta petrolera a favor del pueblo, era la prioridad. Sus resultados fueron constatados por las agencias de las Naciones Unidas, nuestro país fue uno de los primeros en alcanzar las metas del milenio. El Pueblo lo sabe, fue el protagonista de su propia liberación.

La Revolución Bolivariana ponía así el centro de su acción en el ser humano. Ya se había proclamado el Socialismo como meta superior, ¡ese era el Comandante Chávez! Para eso usamos el petróleo y la renta petrolera que nos habían robado por casi 90 años. No podíamos seguir teniendo un país de excluidos, hombres y mujeres, sin salud, educación, trabajo, vivienda, dignidad. Cuando se activó la Misión Milagro, donde se operaron más de 2 millones 700 mil venezolanos que recuperaron su vista, recuerdo que el Comandante Fidel Castro nos comentaba: “qué clase de sociedad es esa donde la gente es ciega porque no tiene el dinero para una operación tan sencilla como esta”. Era un dilema ético, que por supuesto Chávez resolvió a favor del Pueblo. En un país como el nuestro, petrolero, y en una revolución, no podía actuarse de otra manera. ¡Ha sido el petróleo mejor invertido de nuestra historia!

Por supuesto que la derecha venezolana y la oligarquía que siempre se apropió de la renta se opusieron abiertamente a este uso del ingreso petrolero. Comenzaron por criticar el hecho de que la Nueva PDVSA se involucrara en el trabajo social y de allí en adelante, desconocer las Misiones y considerar que eran un derroche de dinero o, peor aún, dinero malgastado. Siempre me ha llamado la atención el absoluto desprecio de la oligarquía venezolana hacia el pueblo pobre. Hay mucho de racismo, prepotencia, desconexión con la realidad de nuestro país, con el alma nacional, nuestra historia, cultura, Pueblo. Es una oligarquía absolutamente anti-nacional y sus partidos de derecha, los que reaccionan así contra el pueblo y en general contra el Chavismo.

Además del tema social, el Comandante insistió en el desarrollo de infraestructura, empresas para fortalecer al sector estatal de la economía y proyectos para crear un sector propio de producción no petrolera, además de fortalecer nuestras capacidades en soberanía y defensa nacional.

Los países que disponen de renta petrolera se esfuerzan en el desarrollo de infraestructura, puesto que es una manera de utilizar los ingresos para el disfrute de todos. Se hicieron grandes obras de infraestructura educativa, de salud y culturales, obras estructurantes como puentes para conectar los vastos territorios del sur con el resto del país, centrales termoeléctricas, transporte público, trenes, teleféricos, metro cables, viviendas, vialidad, etc.

Si bien en las Misiones Sociales fuimos eficientes y exitosos, porque fueron programas desarrollados por estructuras y métodos revolucionarios, sobre todo con mucha participación popular, no se puede decir lo mismo del esfuerzo en el sector no petrolero de la economía. La razón fundamental es que intentamos avanzar de la mano del sector privado, de su sistema financiero, sus empresas, sus reglas, mecanismos y su habilidad para apropiarse de la renta petrolera.

Los privados han sido el brazo ejecutor de las obras de la revolución, es una contradicción. Es decir, el Estado, la administración pública, las empresas del Estado, contratan con las empresas privadas, incluso la ley obliga que sea así. Nos enfrentamos entonces a largos e intrincados procesos de contratación, cartelización de las empresas, los componentes en divisas o bolívares, los tiempos y calidad de ejecución, el compromiso con la obra y las limitadas capacidades nacionales. Llegamos al tope de las capacidades nacionales, en una lucha diaria con un sector que, con sus excepciones, que las hay, solo tienen el objetivo de obtener la mayor ganancia, retrasar los proyectos, obtener más contratos y un largo etc. de vicios y desviaciones que afectan tanto al sector público como al privado, desviaciones muchas veces derivadas de las propias complejidades y alcabalas creadas en cada proceso.

Otra complicación ha sido que el sector privado y sus agrupaciones gremiales como Fedecámaras y Fedenaga, entre otros, fueron actores políticos fundamentales y notorios en todos los eventos de desestabilización: Golpe de Estado, Paro Patronal, Plaza Altamira, Sabotaje Petrolero.

Después de muchos tropiezos, la decisión estratégica del Estado fue buscar el apoyo de grandes empresas en el extranjero, en base a los acuerdos de cooperación establecidos con otros países de mayor capacidad industrial y tecnológica: China, Rusia, Irán, Brasil, Argentina, entre otros. También imperaba la lógica del capital con la única e importante diferencia, además de sus capacidades, que no estaban políticamente motivadas contra el gobierno venezolano.

La respuesta que dimos con la mejor orientación política hacia el esfuerzo del socialismo estuvo en fortalecer capacidades productivas propias del Estado y crear capacidades productivas con el Poder Popular.

En el caso de PDVSA, a partir de la caída del precio del petróleo en el 2009, nuestra cesta estaba a 35 $/Barril, y ante las amenazas de sanciones de EEUU, iniciamos el Plan de Soberanía Tecnológica. Identificamos los segmentos más costosos y estratégicos para la industria petrolera que pudiesen desarrollarse en el país. Compramos taladros Chinos y por primera vez en cien años, ensamblamos en nuestro país taladros petroleros; constituimos la primera plataforma petrolera costa afuera en nuestra historia, está operando en el Delta, se llama 4F; reactivamos con PDVSA Industrial fábricas de tubos y construimos las tuberías de gran diámetro, tanto para los gasoductos desde Paria, como para los oleoductos que van al norte desde la Faja Petrolífera del Orinoco; establecimos fábricas de válvulas para nuestros sistemas de transporte; la primera fábrica de software para la industria petrolera; fábrica de bombillos ahorradores, aerogeneradores y paneles solares en Paraguaná; fábrica de bloques, con una inmensa capacidad en Pariaguán. Por eso incorporamos al Poder Popular a la Gran Misión Vivienda Venezuela, el 60% de las viviendas se hicieron con brigadas de construcción del pueblo, suplíamos los diseños, especificaciones técnicas, materiales y supervisión. Allí están algunos ejemplos de una gestión revolucionaria, la calidad y la eficiencia de las nuevas posibilidades de producción en socialismo.

El modelo rentista petrolero se caracteriza por la casi inexistente burguesía nacional, lo que se desarrolla es un sector terciario de la economía, importador, financiero, bancario, de servicios. Por lo que el país adolece de un robusto sector industrial, manufactura y tecnología. De allí que nuestra economía se caracteriza por un capitalismo dependiente e ineficiente. La matriz de que el sector privado es más eficiente que el púbico es falsa y nos podemos remitir a la prueba de lo que ha sido su desempeño en cien años de rentismo petrolero. Paradójicamente la empresa emblemática del sector privado es una que disfruta y abusa increíblemente de una posición de dominio, por tener el monopolio de la cadena de procesamiento agroindustrial.

Por otra parte, a partir del colapso de 1983, el privado no invierte en el país, de allí el deterioro acumulado en su propio sector, el único que invierte es el Estado Venezolano y las inversiones del sector petrolero. La burguesía venezolana tiene a buen resguardo el dinero en el exterior, ha convertido a nuestro país, prácticamente en una mina, donde hacen dinero, pero viven e invierten en el exterior. Los “milagros” económicos en países vecinos tienen mucho que ver con esta realidad.

De manera que, en términos de economía productiva no petrolera, si bien nosotros hemos cometidos errores, que pueden ser corregidos con las decisiones adecuadas, el sector privado, tiene un problema estructural, ha tenido un fracaso estruendoso, no han satisfecho nuestro mercado interno y se han dedicado a usufructuar la renta petrolera, al punto que cuando colapsa el precio del petróleo, ellos colapsan también. A cuenta de qué, el sector privado tiene que vivir de las divisas del sector público, el único que genera divisas en este país es el Estado, específicamente PDVSA con cerca del 94%. Es un tema sobre el que la población debe reflexionar y el sector privado asumir de una vez su responsabilidad en la realidad del país.

Nos falta discutir mucho más sobre economía, sobre todo en un país petrolero como el nuestro. Debemos debatir, por ejemplo, el tema cambiario, que tanto daño económico nos está haciendo, asociado estrechamente a la inflación, la especulación y el mercado paralelo, cuánto daño nos está haciendo en términos de conciencia. Convertir el dólar en una mercancía tan barata por el tipo de cambio, permite que los agentes económicos se dediquen al fraude y a la manipulación cambiaria que deterioran y atentan contra la economía y estabilidad de la Patria. Son temas que debemos discutir para resolver. Al fin de cuentas, de lo que se trata es de preservar la revolución y lo que tantas veces decía el Comandante Chávez: “la transición humanamente gratificante al Socialismo” ¡Venceremos!


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Rafael Ramírez Carreño

Ingeniero y político venezolano. Ex-embajador de la República Bolivariana de Venezuela ante la ONU. Ex-ministro de Energía y Minas y expresidente de empresa pública Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA) hasta el año 2014. Militante Revolucionario, Chavista y Bolivariano.

 @RRamirezVE

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