El valor de cambio, tremenda mentira

Se ha señalado la asimetría que mantienen los trabajadores de la minería quienes extraen minerales, preciosos o no, y otros recursos naturales como el petróleo, por un valor desmesuradamente superior a la paga que el dueño o concesionario les hace a sus trabajadores, aun descontando otros costes de producción tanto reales como falsos[1].

Tal asimetría se explica porque ningún asalariado vende mercancías a sus patronos, sólo le trabaja a algún fabricante con quien negocia su fuerza de trabajo como valor de uso que esta es y con cuyo uso ella crea otros valores de uso con determinados valores de cambio llamados mercancías que pasan a ser propiedad del patrono en cuestión.

Es decir, en principio o teóricamente, el asalariado trueca su fuerza de trabajo por un salario cuyo valor de cambio o monto le podría permitir comprar los valores de uso que, en forma de mercancías de su cesta básica, el mercado se los ofrezca. Vale decir, el asalariado trocaría la utilidad de su fuerza de trabajo al precio de un salario y este sería del monto del valor de las mercancías que alcance comprar en el mercado.

El dinero involucrado en esas negociaciones de trueque, mezclado con compraventas, pasa a ser la mercancía de valor equivalente de todas las mercancías bajo determinadas proporciones entre sí.

Los asalariados negocian por trueque esa fuerza de trabajo al valor de cambio que fija el mercado para la canasta básica, según el precio fijado por los productores compradores de dicha fuerza. Los intermediarios sólo entran como tales entre fábrica y consumidores finales, de allí que perfectamente podrían salir del juego si la fábrica vendiera directamente al consumidor.

Esos intermediarios son los únicos agentes económicos que practican transacciones simétricas. Y como negocian alrededor de valores de cambio, forman parte de una gran mentira representada por el valor de cambio..

Así, según las siguientes igualdades, el comerciante cubre estas dos fases enteramente simétricas: D-M; M-D[2], mientras el fabricante o productor pasa por las fases: D-M y M´-D´ que son asimétricas ya que en la primera fase cambia dinero por valores de uso, tal como lo hacen los asalariados cuando van al mercado a comprar su canasta, y en la segunda vende valores de cambio a cambio de dinero, a cambio de valores de cambio. En la segunda igualdad, M≠M´, y por supuesto D

En cuanto al trabajador, este trueca valores de uso-fuerza de trabajo-y cobra en dinero sólo una parte del valor de cambio del valor de su trabajo, y cuando funge de consumidor consume el valor de uso de la mercancía, y al hacerlo destruye [3] el valor de cambio que gastó en esa compra. Se trata de una transacción híbrida y asimétrica.

En resumen: El comerciante invierte dinero y recupera más dinero. El fabricante invierte capital dinero recibe capital productivo y vende mercancías, y el trabajador trueca su fuerza de trabajo por dinero y crea valores de cambio superiores al que recibe como salario.

Esas asimetrías, sólo observables por la vía metodológica de la abstracción, que hoy tenemos a la vista, fueron productos de una asombrosa genialidad comparable a la de un Copérnico quien "detuvo" el sol desde su taller, y la de un Galileo que cuestión imaginariamente la ley de gravedad manejada para su época sin pasar por ningún experimento fáctico, e igualmente semejante a la de Newton que perfeccionó la ley de gravedad con su imaginación analítica y sintetizadora a cielo abierto y desde la sombra de un manzano.

 


 

[1] Por falsos cotos entendemos, entre otros, aquellos gastos que hace el empresario para la protección y control de su patrimonio, por ejemplo: custodios diferentes a los trabajadores de los talleres donde se bate el cobre.

 

 

[2] La ganancia comercial involucrada en esas igualdades luce escondida por cuanto en la realidad nadie puede vender a un valor por debajo del que tenga la mercancía ofrecida ya que la ganancia de uno es la pérdida de otro. Inclusive, cuando un comerciante remarca el precio se está ajustando al valor real que reine en el mercado ya que de otra forma no vendería. Esto explica esa suerte de moda que está imperando actualmente en Venezuela con la suba desenfrenada de precios. Se trata de que por primera vez, quizás a nivel mundial, la mentira capitalista está aflorando y anunciado la desaparición del sistema capitalista. Podríamos decir: La profecía de Chávez parece estar cumpliéndose: La desaparición del Capitalismo está a punto de ocurrir.

 

 

[3] Los valores de cambio son abstracciones y en consecuencia estamos ante figuras inmateriales que perfectamente son destructibles, a diferencia de los valores de uso que sólo son transformables y no destructibles. Digamos que el valor de uso es materia y no así el su valor de cambio que, a pesar y excepcionalmente, deja de ser pensamiento material cual mentira que desaparece al ser descubierta. Se trata de que el valor de cambio pertenece a las abstracciones de segundo grado y estas por lo general carecen de soporte en la realidad.

 

 



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Manuel C. Martínez


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