En el Día de la Resistencia Indígena: Pueblos padecen hambre, paludismo y discriminación

Dolor ante la muerte de Sabino

Dolor ante la muerte de Sabino

Credito: Web

Octubre 12 de 2017.-   Con el gobierno de Hugo Chávez Frías comenzó un desagravio de más de 500 años de discriminación, desplazamiento, desprecio y abandono de los pueblos indígenas. Cuando apareció el decreto 2028, el 11 de octubre del 2002, que decretaba el 12 de octubre como Día de la Resistencia Indígena  que borraba de la historia, sembrada desde la escolaridad,  la ignominia de la celebración del Día de la Raza, o como lo han denominado algunos países latinoaméricanos con el eufémico, Día de la Hispanidad, muchos en Venezuela sintieron un gran alivio, la descarga de un peso humillante y vejante que llevaron por años sus ancestros, esa carga de la verguenza étnica que siempre les hizo sentir el conquistador transformado por generaciones en comerciantes, empresarios que seguían manteniendo el poder como un derecho establecido desde tiempos de la corona de Isabel la Católica hasta Francisco Franco (caudillo de España por la gracia de Dios, según la iglesia española) y los actuales reyes Borbones.

Hoy sin embargo, no han sido suficientes los cambios prometidos, en la actualidad sigue habiendo una enorme brecha entre los pueblos indígenas y los watías, como denominan a los "criollos" el pueblo yukpa. No es con una bonita celebración oficial, como se debe honrrar este día, en el cual llegan desde sus empobrecidos pueblos a danzar la yonna, o paralizar al país con bellos cantos de nuestros hermanos y a ofrecerles el plan chamba juvenil.

Desde sus empobrecidas comunidades llegaron a celebrar un día con el Presidente, trasladados, seguramente en cómodos autobuses y haber consumido tres comidas, atendidas sus necesidades básicas, para mañana volver a sus pueblos sometidos a la pobreza y a la barbarie.

La barbarie que nos denuncian desde los pueblos yukpa de Chaktapa, Yaza y Kuse, así como los wayuu de el Socuy, donde están siendo asolados, en estos momentos, por una epidemia de paludismo que ha cobrado las vidas de muchos ancianos y niños, y de la recurrencia de este mal, como es el caso de Sabinito y Guillermina Romero, hijos de Sabino, quienes han padecido la enfermedad varias veces y como muchos hermanos indígenas de otros pueblos de Venezuela, lo que ha llamado la atención del Comité Contra la Discriminación Racial de las Naciones Unidas por el retraso del Estado de una campaña de salud hacia los  pueblos originarios, quienes suelen ser los más vulnerables en estos casos epidémicos.

El abandono y la desidia han  acorralado y llevado a la migración de estos pueblos a otras zonas del páis y ahora se conocen casos de indígenas que están traspasando la frontera en condiciones de pobreza y quienes, además, no cuentan con las herramientas para sobrevivencia en países como Colombia, donde no existen políticas de apoyo a los pueblos indígenas, todo lo contrario, son allí los últimos en la línea.

La indolencia del Estado con el pueblo yukpa, ha pasado hasta la violencia, que ha dejado como víctima a uno de los seres más aguerridos como lo fue Sabino Romero, que fue el pilar de varias comunidades yukpa y que al ser eliminado, dejó un vacío en la lucha y defensa de sus derechos. Despúes de su muerte,el asesinato a los yukpa ha continuado, como es el caso de dos hijos más de Carmen Fernández y otros dos presos, sin mayor causa y quien vive en constante hostigamiento  y amenazada por la lucha por su tierra.

La celebración de esta resistencia, comenzaría por la detención de los autores intelectuales del asesinato de el cacique Sabino Romero, los ganaderos, asociados y protegidos por GADEMA; la entrega de las tierras restantes a los yukpa, darle sus tierras a  Carmen Fernández; políticas permanentes de salud, alimentación y educación más allá de las campañas electorales y oportunistas, donde prevalezca el interes de estos pueblos, apoyados por los movimientos que siempre los han acompañados en sus luchas, como Homo et Natura, que siempre se han mantenido con sus exiguos recursos asistiéndolos en sus justas luchas.

Cuando los yukpa vienen a Caracas, no les prestan autobuses, ni les dan alimentación y el presidente Maduro tampoco se digna a recibirlos, como nunca los recibió cuando era vicepresidente, tal vez porque todos los informes que recibe, que de ellos dan desde el Ministerio indígena o de otros que los entienden desde su enfoque occidental, no los bajan de la categoría de bandidos, mentirosos, o de "indios malportados" como enjuició Nicia Maldonado a Sabino Romero.

Hoy las denuncias no han cambiado mucho, solo en su denominación, en la retórica, en el discurso con los que pretenden lavar las conciencias. No es con el Plan Chamba que se puede celebrar este día, porque es la sustitución de los espejitos y abalorios de los conquistadores.

Los yukpa quieren a través de esta nota denunciar que hoy no es su día, porque están muriendo de mengua, marginados, hambrientos y padeciendo de enfermedades que han regresado para diezmar a la población. Ellos dicen que la resistencia se mantiene en la sierra de Perijá, con los mismo enemigos, las mismas enfermedades, la misma hambre y el mismo desdén racista del colonialismo histórico.

 



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