La población venezolana en peligro físico y mental

Flamingo está en las carreteras

Hasta que a uno no le pasa, no lo cree. Había oído varias historias aterradoras de esta Empresa de Transporte Terrestre y sus gigantesco Autobuses verdes, pero no le había dado créditos. A mi no me había pasado nada las veces que los había utilizados y aun cuando no colocaban películas y ponían el aire acondicionado al máximo para que uno se muriera congelado, el servicio no me parecía de lo peor.

Hasta que… el día Miércoles 14 d Octubre, (ojo no fue el Martes 13) , igual que otros 45 pasajeros mas, me deje caer en los asientos de la unidad 112 de los Expresos Flamingo en el terminal de pasajeros del Parque del Este en Caracas. Salimos tranquilos y contentos para Mérida, pues no estaba lloviendo, no hacia mucho frio y la salida fue puntual a las 8 y 15 P.M.

Dormí seguido. Ni en las paradas me levante del asiento. Como hasta las 5 am, comencé a sentir un ruido raro que provenía de las ruedas, pero como uno cree siempre que los choferes que conducen son profesionales y están entrenados en contingencias, me quede tranquilo pensando que en menos de 4 horas estaría en mi casa, pues el viaje se hace regularmente en 12 horas.

5:30 a.m. Golpe duro, frenazo… autobús parado. La gente continuo sentada, el aire seguía funcionando. Las luces no se encendieron. Nadie nos informo nada. Amaneció, comenzó a salir el sol, abrimos las cortinas y nos dimos cuenta que estábamos en un lugar de la carretera donde solo se veía monte alrededor. A las 7.oo am. Se aparece el chofer y nos pide a los hombres que nos bajemos, pues necesitan aligerar el peso del bus. Salimos la mayoría y comenzamos a tratar de averiguar que había pasado. Dos ruedas traseras del bus habían salió disparadas y este con todo su peso había dejado una larga marca en el asfalto. Los espárragos o tornillos que sostenían las ruedas estaban todos partidos y solo quedaba el tambor esperando ser cambiado por otro y los cauchos perdidos en el monte. Todos probamos comunicarnos con nuestros familiares y comprobamos que no había cobertura para los celulares. Estábamos incomunicados

A las 8:oo am pasa un Expresos de Occidente, se para y ofrece cupo para algunos que se quieran ir por Valera. Unos 15 pasajeros aceptan y se van. El resto queda allí esperando que algo pase. El chofer y su ayudante tratan de ver que ÷pueden hacer. Se rinden…Los pasajeros comenzamos a presionar al chofer y este decide irse a buscar ayuda. Todavía lo estamos esperando. Pasa un autobusito que va rumbo al Vigía, ofrece varios cupos a pie por Bs. 40 mil cada uno. Algunos se van.

Comienza el sol a atacar, el autobús se calienta, esta apagado y sin aire. Los ancianos y mujeres que quedaban adentro salen y comienza la angustia de la espera sin futuro, sedientos y con hambre, Algunos se van de cola y al final quedamos 15. Cinco hombres y 10 mujeres.

A las 11: 30 am se para un camión de baranda, de esos que cargan ganado. El conductor se ofrece voluntariamente llevarnos hasta El Vigía. Nos dice que estamos a 4 horas de camino. Aceptamos, e . Iniciamos el mas pavoroso viaje que recuerdo haber tenido en mi vida.

Seis horas parados en la plataforma metálica de un camión, a pleno sol con temperatura de 40 grados, colas lentas y respirando el humo negro de miles de gandolas.. Tres chaparrones de agua, golpes internos recibidos a causa de los “policías acostados” que por cientos tiene esta carretera panamericana. A, las 5 y 30 nuestro protector (no nos quiso cobrar nada) nos dejó en Guachizon, unos 10 Km. antes de El Vigía. Logramos, pagando, que nos llevaran en una camioneta hasta el terminal de El Vigía y de allí otra camioneta hasta Mérida.

24 horas después: 8: 15 P.M. estábamos en el terminal de pasajeros de Mérida. Nos felicitábamos entre nosotros mismos por haber logrado llegar. Fuimos a la oficina de la empresa Flamingo y un señor que allí estaba nos dijo que si teníamos algo que reclamar que fuéramos a INDEPABIS.

Estábamos tan cansados, y sin bríos para pelear que decidimos irnos a nuestras casas y hacer los reclamos después. Lo importante es que habíamos llegados.

Juanveroes64@hotmail.com


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Juan Veroes


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