Rojos contra el hampa

 

“Los políticos tímidos e interesados se preocupan

 

                                                       mucho más por sus puestos que de la seguridad de su país”. 

 

                                                                                                              Thomas Macaulay  

 

                                               “Si no sabes ser fuerte, pero tampoco sabes ser débil, perecerás” 

 

                                                                              Tsung Szu en El Arte de la Guerra 

Lamentablemente vuelvo a tocar el tema referido a la inseguridad, esta vez para comentar lo que de acuerdo a los voceros del PPT y del PCV, recogido en el diario Ultimas Noticias de fecha 20/06/2009, es un problema de urgente atención y que pareciera amenazar seriamente la paz ciudadana y la existencia misma del Estado venezolano. Así como no he vacilado en afirmar que el nuestro ha sido el gobierno que más atención le ha brindado a los numerosos problemas que padecemos como sociedad – salud, educación, empleo y servicios públicos entre otros -  no puedo dejar de señalar que el nuestro también es el gobierno que menos ha hecho en aras de la adopción de una política integral de seguridad ciudadana, que castigue a los delincuentes y ampare a los ciudadanos, que a diferencia de los hampones que andan a sus anchas por las calles, aceras y avenidas de nuestras ciudades, permanecen asfixiados tras las rejas y cerraduras de sus casas.

Aquí en Cochecito, un barrio de la parroquia Coche del Municipio Libertador donde vivo con mi familia hace más de 25 años y que ya quisieran algunos escuálidos de los que aquí viven, llamar Condado de Cochecity, regularmente los funcionarios de la  Policía Metropolitana, nos ofrecen un espectáculo que sino fuese trágico, fuese cómico: un delincuente le arrebata la cartera a una señora y  corre, en dirección contraria a la que corre por entre los callejones del barrio un jíbaro – vendedor de drogas al detal –seguro de salir airoso de su trance, ya que los policías siempre persiguen al jíbaro, pero no para ponerlo preso, sino para martillarlo, quitándole parte de la droga y cobrándole su protección, para que su negocio continué y prospere.

Entre los policías tenemos a los activos y a los denominados “de cartón”, éstos últimos son los que sin ser funcionarios activos, tienen chapa, pistola, moto de la policía y padrinazgo de algún Comandante de Zona y cuya única misión es proteger abastos, licorerías, remates de caballos y ventas ilegales de licor y droga, a cambio de dinero. Combaten cómo no a los delincuentes, pero solo a aquellos que molestan a sus “clientes”. Las alcabalas móviles, que la mayoría de las veces no hacen sino obstaculizar el tráfico, son especialmente activadas en días cercanos al cobro de la quincena – es decir un día antes de ésta, durante ésta o días posteriores a ésta – donde el blanco favorito de los funcionarios lo constituyen parroquianos que todo el mundo saben que son sanos, hombres y mujeres de familia y de trabajo, pero que como todos o la mayoría de los venezolanos hacemos en esos días, tienen como “pecado”, como “delito” a los ojos de la autoridad, andar con unas latas de cervezas en su carro o a pie, lo que motiva su inmediata detención, con la cotorra de rigor y su puesta en libertad solo después de haberle dado plata a los policías. Claro, de esto nada tiene que decir nuestro flamante Ministro del Poder Popular para las Relaciones Interiores y Justicia, quien solo de desgañita a informar del tema los días lunes, cuando el éxito de la jornada se resume en decir “este fin de semana mataron solo a cincuenta ciudadanos, tres menos que el pasado fin de semana, vamos bien”. ¡Por favor! Esa vaina no pasa ni en la Franja de Gaza. Contra los delitos “nuevos” – Secuestro Express y sicariato, entre otros – es prácticamente nula la acción del Estado, sino que lo digan los familiares de nuestros hombres y mujeres vilmente secuestrados y asesinados en los campos y ciudades de Venezuela, donde los pocos casos resueltos, siempre señalan a algún funcionario policial, quienes en una simbiosis perversa y letal con el crimen organizado, apoyan y gestionan toda la logística necesaria, para que el hampa se salga con la suya.  

Otro elemento a considerar es la pasmosa permisividad que se le ha dado a los motorizados – de antemano aclaro que un número muy importante de ellos  son gente honesta y trabajadora – quienes a toda hora y sin ningún control posible, ocasionan muchos por impericia, otros por pura imprudencia accidentes en nuestras vías expresas – por cierto ¿quién fue el genio que levantó la restricción que las motocicletas tenían impuesta de transitar por las autopistas? – cuando no es que protagonizan asaltos a los conductores de vehículos atascados en el tráfico capitalino, a quienes pistola en mano les tocan el vidrio y los despojan de lo que tengan. Lo de las cárceles es para coger palco. Aquí las autoridades - ¿existen? – le dieron el mando al hampa. Dentro de los penales, como bien lo reseñó en domingo pasado, el Diario de marras, existen bandas que desde allí, mandan a extorsionar, a secuestrar, a asesinar a cualquier ciudadano sin que hasta ahora, no se haya hecho otra cosa, que ceder, ceder y ceder, al punto de que los privados de libertad, en conjunción con sus familiares han puesto prácticamente de rodillas al Estado – ojo al Estado, no solo al Gobierno – con auto secuestros de la visita en la mayoría de los penales del país, que sólo cesan cuando son satisfechas las demandas de la población penal y que se repiten por la incompetencia de las instituciones para cumplir los acuerdos alcanzados con los privados de libertad al calor de estos conflictos. Los presos tienen armas - ¿Quién se las dará? – drogas, teléfonos celulares y por supuesto a toda la institucionalidad estatal  y transnacional puesta a su servicio y en donde cualquier propósito de cambio de ese status quo interno de las cárceles impuesto siempre por los más fuertes,  que adelante cualquier otro funcionario de algún organismo del Ejecutivo Nacional, es siempre visto como una vulneración de los Derechos Humanos del recluso, que amerita la inmediata apertura de una averiguación por parte de la Defensoría del Pueblo, de la Fiscalía General de la República o la adopción de una medida cautelar de protección por parte de la inefable Corte Interamericana de Derechos Humanos. ¿Soluciones?, humildemente propongo las siguientes:  

  1. TRABAJEN DIPUTADOS Y NO HABLEN TANTO GAMELOTE, ¡¡LEGISLEN!!: Por ustedes espera para su aprobación el Proyecto de un Nuevo Código Penal que entre otros propuso el Magistrado Angulo Fontiveros, junto a eminentes juristas de nuestro país. ¿Qué están esperando para terminar de discutirlo? – la  1era discusión se dio en el 2005, es decir hace 4 años ¿pueden creerlo? - Tienen la mayoría parlamentaria, tienen el mandato del pueblo y la obligación moral de hacerlo, para que justifiquen el sueldo que les pagamos los venezolanos.
  2. MINISTRO DEL INTERIOR Y JUSTICIA: Reactive y ponga en marcha los planes diseñados por la CONAREPOL, allí se invirtió tiempo, conocimientos y dinero. Si descubrió que lo que esa comisión hizo no sirve, HAGA ALGO, PERO HÁGALO YA Y DEJE DE MIRARSE EL OMBLIGO. Podría comenzar por pedirle a su homologo de Salud, Jesús Mantilla, que lo ayude a practicarle un examen toxicológico a todos los policías metropolitanos – para empezar – y verá que por lo menos un 20% de los funcionarios de ese cuerpo, son consumidores habituales de drogas.
  3. TERMINE DE INAUGURAR LOS PENALES QUE ESTAN A MEDIO CONSTRUIR y mude de esos antros que son nuestras cárceles a la población penal. Coloque en los recintos penitenciarios teléfonos públicos y gratuitos que estén monitoreados y con los cuales sólo le sea posible al interno comunicarse CON SUS FAMILIARES, creo que esto aminoraría la posibilidad de que el recluso, le ordene a sus compinches de afuera, matar, asesinar y extorsionar a ciudadanos decentes que tienen el derecho de que el Estado venezolano los proteja.
  4. CLASIFIQUE A LA POBLACIÓN PENAL  DENTRO DE SUS CENTROS DE RECLUSIÓN de acuerdo a la entidad y gravedad del delito cometido. Con ello evitaría que un procesado por hurto, conviva con un penado por homicidio, por ejemplo. Separe a los penados de los procesados, unifórmelos – con braga, con pantalón y camisa, como usted quiera -  y póngalos a trabajar, la Ley de Régimen Penitenciario lo permite y el sentido común nos obliga a hacerlo, puesto que es prácticamente imposible que un delincuente se regenere, estando ocioso las 24 horas del día.
  5. SAQUE A LA GUARDIA NACIONAL DE LOS PENALES: Ellos son quienes permiten el ingreso de la droga, los teléfonos celulares y sobre todo DE LAS ARMAS. ¿Pruebas? Son ellos quienes tienen el control externo de los penales, y entonces ¿cómo todo eso ingresa a esos recintos sin que ellos se den cuenta?
  6. FISCAL GENERAL DE LA REPÚBLICA: Por favor ¡TRABAJE! Ocúpese sí de investigar y acusar a los responsables de las masacres de Yumare y Cantaura, pero alternativamente, instruya a sus Fiscales para que con diligencia y sobre todo con honestidad y educación, adelanten las investigaciones que tengan a su cargo, para sancionar a quienes secuestran, roban y asesinan a los venezolanos hoy por hoy en las calles. Dígales que dejen de pensar que por hacer su trabajo le hacen un favor a las víctimas y a sus defensores privados.
  7. JUECES: TRABAJEN, olvídense por un año al menos de la tablilla que suelen guindar en las puertas de sus tribunales anunciándole a los usuarios de sus servicios, por el que le pagamos los venezolanos que NO HAY DESPACHO NI SECRETARIA. Garantícenle a los procesados, su debido proceso, asegurándose de celebrar sus audiencias oportunamente y estableciendo severas sanciones para quienes teniendo la obligación de asistir a ellas – jueces, fiscales, defensores e imputados o procesados, según sea el caso – no asisten y motivan su continuo diferimiento, con la subsidiaria consecuencia de ese cáncer denominado RETARDO PROCESAL. 
  8. SAQUEN A LOS MOTORIZADOS DE LAS AUTOPISTAS Y DEMAS VIAS EXPRESAS, restrinjan su trnsito también los fines de semana – así como hacen con el transporte de carga – y prohíban que dos personas del mismo sexo anden en motocicleta, aumentando la edad necesaria para el otorgamiento de la licencia de conducir. La gran mayoría de los accidentes se ubica en grupos etarios entre 14 y 16 años.  
  9. FINALMENTE SI NINGUNO DE LOS MENCIONADOS SE DA POR ALUDIDO, RENUNCIEN, que nosotros los ciudadanos nos encargaremos de abrazar a los nuestros y aferrarnos porque tal y como están las cosas – parafraseando a Ricardo Arjona – aquí parece que no es bueno el que ayuda, sino el que no jode, acuérdense.
 
rubenvillafa@hotmail.es


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Rubén Villafañe


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