Desaparición forzada: Mario Álvarez Colmenares

Mario Álvarez Colmenares asesinado y desaparecido el 16/07/1963; natural de Palmira, estado Táchira. Técnico cafetalero; trabajaba en el Ministerio de Agricultura y Cría en Chavasquen (estado Portuguesa). Detenido en esa ciudad por el teniente Mario González Díaz (teniente veneno).

En 1957 Acción Democrática, Copey y Unión Republicana Democrática, mediante unas discusiones previas en Nueva York, decidieron estas tres organizaciones políticas firmar en Caracas el Pacto de Punto Fijo; con varios objetivos, entre ellos turnarse en el poder, como así lo hicieron por más de 40 años y eliminar líderes de izquierda contestatarios, (cualquier parecido con lo que pasa en Colombia es pura coincidencia). En esta actividad participó abiertamente la CIA, a través de planes abiertos, con individualidades como Luis Posada Carriles, que dejo todo un historial criminal o encubiertas. Siendo. Carlos Andrés Pérez siendo ministro del interior del gobierno de Rómulo Betancourt le abre las puertas a la intromisión gringa. Luego vendrían las promociones de militares venezolanos que formarían en las pavorosas técnicas de torturas y “desapariciones”, en la Escuela de las Américas y en las Fuerza Especial (Boinas Verdes) en Fort Gulick. Que tuvieron una figuración muy particular en los famosos Teatros de Operaciones; que no eran sino cuarteles utilizados en la tortura, asesinato y desaparición de combatientes guerrilleros que iniciaban una nueva fase de lucha contra esos gobiernos despóticos y la bota gringa, que regresaban detrás de sus fueros perdidos, como perro por su casa. En esta década toda una generación de jóvenes deciden tomar las montañas y desde allí con el tronar de los fusiles buscar una sociedad mejor. Con Argimiro Gabaldon (1961) se dan los primeros núcleos guerrilleros en el Tocuyo, Chavasquen, Biscucuy, Bocono y Guanare; luego se le uniría Cerro Azul (estado Yaracuy). La Azulita (estado Mérida 1961). Vendría el estado Falcón con el frente “José Leonardo Chirinos”. En el Táchira no hubo una participación con resultados tangibles del movimiento guerrillero; pero si células de individualidades que les sirvieron como punto de apoyo. En lo que es hoy el municipio Guasimos existió una célula de las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN), bajo la conducción del Dr. Erasmo Ramírez, el coronel (R) Enrique Plata, Gabriel Castro, Gilberto Guerrero, un hijo del poeta Miguel Ignacio Ramírez y otros; Cuando sentían el aletear de los cuerpos represivos, se mimetizaban como activistas del PRIN, dirigido para la época por Juan Alberto Chacón, organizador nato, izquierdista de fino verbo y de profunda sensibilidad social, quien conocía esas posiciones tremendistas, permitía esos deslices. Enrique Plata tuvo su debut en el Frente Guerrillero Simón Bolívar en el estado Portuguesa; luego ingresaría al ejército; allí la izquierda tuvo su gallito tapao por más de 30 años; hoy es uno de los más entusiastas organizadores del chavismo y militante del PSUV. De esta manera se incorporan en otros pueblos ese prurito revolucionario; pero a la par se despertó por parte del gobierno de Betancourt y luego de Leoni, una persecución brutal a todo lo que significara con guerrilla, lucha social o protesta. Esos organismos como ONU que forman una alharaca, montan informes de medias verdades y falsedades. Como los que acostumbran hacer con Venezuela; para nada se pronunciaban por la violación de los DD HH para esa época en nuestro país. Masacre de Cantaura, estado Anzoátegui (04/10/1982; 60 asesinados. La masacre de Yumare (18/05/1986) estado Yaracuy, 9 personas asesinadas; masacre del Amparo 01/10/1988 (estado Apure), pueblo al margen del río Arauca, 14 personas asesinadas. El caracazo 27 y 28 de febrero de 1989, 3.000 mil personas asesinadas. Todo esto sin incluir los 5,000 que cayeron a manos de los cuerpos represivos, bien asesinados o desaparecidos durante los gobiernos de la pseudo democracia. Esta es la Venezuela que algunos viudos del puntofijismo, dicen que “éramos felices y no lo sabíamos”. Se mataba y se asesinaba. Como decía Betancourt “disparar primero y Averiguar después”

Mario Álvarez es uno de los tantos desaparecidos de aquella “democracia representativa” que se instauró en el país a raíz de la caída de la dictadura perejimenista; no hay pueblo o caserío de esta vasta geografía que alguno de sus hijos haya sido asesinado, torturado, desaparecido, privado de la libertad, deportado o exiliado, etc. Se asesinaba a mansalva por aquellos esbirros cuyo slogan más emblemático era disparar primero y averiguar después.

Mario Álvarez era nativo de Palmira, capital del Municipio Guásimos del Estado Táchira. Un pueblo en donde sus atardeceres se ven cubierto por la neblina y el carácter cordial amplio y generoso de sus pobladores. Desde muy joven se sintió atraído por las fuerzas emergentes de los movimientos contestatarios de aquella época.

Una vez finalizada la primaria, continuó sus estudios en la vecina población de Bramon, cercana a Rubio; donde se graduó de perito cafetalero; ingresando al Instituto Agrario Nacional, el cual lo remitió a la población de Chavasquen del Estado Portuguesa por allá por el año 1962, un pueblo que posiblemente por estar asentado en las faldas de la agesta montañas portuguesas eran proclives para el desarrollo de la actividad guerrillera, funcionando allí un ala del Movimiento Guerrillero Simón Bolívar.

Esta era una zona de gran vocación para el cultivo del café, el clima, las grandes extensiones de guamo, arboles de gran fuste, que su amplia sombra, no solo permitían el crecimiento de esta planta; sino un escondite perfecto para que estos camaradas en armas de no ser avistados por tierra, menos por el aire. Rápidamente Mario Álvarez que subía y bajaba por estos parajes montañosos, sirvió de enlace ocasionalmente entre la guerrilla y las bases sociales que las sostenían. Ya a comienzos de 1963 es remitido a la zona un teniente que apodaban “veneno”, un asesino sin escrúpulos formado bajo la doctrina contrainsurgencia cuyo objetivo estaba dirigido a detectar y destruir a las bases de apoyo. Este teniente sostenía que a la guerrilla no había que combatirla allá en su terreno; con solo quitarle sus colaboradores era suficiente.

Así son detenidos y desaparecidos Mario Vasquez comerciante del pueblo y Ramón González, de ahí mismo y el dirigente de copey Benjamín Montilla; por este señor su partido formó su alharaca pero no pasó de ahí. Recuerdan los vecinos que en una oportunidad el teniente “veneno” sospechaba de unos campesinos por una acción que habían llevado en su contra, al parecer supuestamente le habían hecho unos tiros desde lejos para amedrentarlo. Era tanto su cinismo que los invitó a una partida de dominó y en pleno juego sacó la pistola y los asesino. Así eran estos patibularios

Mario Álvarez el destino le jugó una mala partida, sabía del terreno fanganoso en que estaba metido y sabia que este militar no se detenía ante nada para asesinar a cualquiera así fuese por simples sospechas, estas inquietudes se las había hecho llegar a un amigo y vecino de su familia llamado Antonio Medina, allá en su pueblo, un comerciante que no era ningún revolucionario; pero era un hombre humanitario, sensible, generoso y amigo de los amigos. Recibe un telegrama y sin dilatarse y entrar mucho en detalle, Medina partió hacia allá. Se alojo en la misma casa donde se hospedaba Mario, una señora que se llamaba Carmen de quien recibía un trato preferencial, casi el de un hijo. Lo noto un poco intranquilo, ese era el día 15 de julio de 1963.

Mañana partimos temprano hacia los andes, le dijo. Al despuntar el día prendió su jeep, montó sus pocas pertenencias y salieron; no habían avanzado cinco kilómetros y de repente detiene su vehículo y le dice con cierto dejo de nostalgia…Coño tengo que despedirme de la señora Carmen, da el cambio y regresa. Para sorpresa frente a la casa está parado un jeep militar y junto a él un teniente que a la postre resultó ser el tal “veneno” y tres soldados. El teniente al verlo se dirigió a él, me cuenta Antonio Medina, que era testigo presencial y con voz autoritaria le dijo acompáñame que le tengo que hacer algunas preguntas. Medina quiso intervenir. Pero este sin agregar más le ripostó. No es con usted…ciudadano al que buscamos es a este señor. Ya por la tarde sabía que tenían detenido en la prefectura del pueblo, llego hasta allí y a través de un policía que estaba de guardia logró comunicarse con él y desde lejos le dijo….”váyase y avísale a mi familia”.

Al día siguiente regresó nuevamente a la prefectura y para sorpresa se encontró con el mismo policía, quien le dijo que el teniente lo había buscado en la salida del sol casi a rastras y con señales que había sido golpeado duramente.

Ya Medina se percata que la situación es difícil y apretada y en un lugar donde no lo conocen… continuar averiguando podría correr igual suerte, así que regresa a Palmira con la mala nueva. Desde esa fecha muchos han sido las presiones, las peripecias para que esta familia logre encontrar sus restos; ya han transcurrido más de 57 años y nadie ha dado señales en donde sembraron a este compatriota; que nunca llegó a tomar un fusil, su delito fue haber pensado diferente y estar en el sitio donde el Frente Guerrillero Simón Bolívar libraba luchas contra el régimen opresor de la época. Hay que desempolvar la Ley para Sancionar los Crímenes, Desapariciones, Torturas y otras Violaciones de los Derechos Humanos por razones Políticas en el periodo de 1958 – 1998. Publicado en la Gaceta Oficial el 25/11/2011. Esta Ley se abre como un abanico, no solo para rescatar la memoria histórica de un lapso que para nada aparece en nuestros libros de historia, de ese período que oscureció a nuestro país con los crímenes y desapariciones más horrendos. Con esta Ley se buscara con mayor énfasis el principio de imprescriptibilidad. Dar con el paradero de todas aquellas víctimas y que se garantice el rescate de sus restos.

Para actuar con mayor diligencia a la luz de esta Ley se creó también una COMISION DE LA VERDAD Y CONTRA LA IMPUNIDAD. Uno de los pocos libros que ha hecho mención de la desaparición de este compatriota fue el libro de Yahve Álvarez y Oscar Battaglini “Desaparicion Forzada”; en un esfuerzo que tiene todos sus méritos publican unas listas parciales acompañados de una sinopsis histórica.

Sirvan estas reflexiones para rescatar del olvido esta vil desaparición de este compatriota, que un día salió de su seno familiar en la búsqueda de nuevos horizontes y el propio Estado con unos esbirros al frente lo desaparecen sin dejar rastro.

Solo nos resta decirle, como cantaba el cantor del pueblo Ali Primera….”Los que mueren por la vida no pueden llamarse muertos”



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Luís Roa

Licenciado en Administración de Empresas (ULA). Luchador social. Jubilado de CVG Alcasa

 Luisroa519@gmail.com

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