De nuevo el pueblo ignorante fue instrumento ciego de su propia destrucción

La esclavitud de los pueblos, y cuando decimos pueblo nos referimos a los pobres de la tierra, se basa en la ignorancia, éste es el centro de la dominación. El Libertador alertaba en el Congreso de Angostura, 1819, hace ya doscientos años:

"Un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción; la ambición, la intriga, abusan de la credulidad y de la inexperiencia de hombres ajenos de todo conocimiento político, económico o civil; adoptan como realidades las que son puras ilusiones; toman la licencia por la libertad, la traición por el patriotismo, la venganza por la justicia"

Entendió el Libertador que un pueblo ignorante, esto es que no tenga conocimiento de cuáles son sus enemigos, sus armas de manipulación mental, sus proyectos, termina siendo su propio verdugo. Ya en 1830 se materializaba lo que presentía en 1819, cuando en su lecho de muerte nos recriminó: Colombiano:

"Mis enemigos abusaron de vuestra credulidad y hollaron lo que me es más sagrado: mi reputación y mi amor a la libertad. He sido víctima de mis perseguidores, que me han conducido a las puertas del sepulcro. Yo los perdono".

Milenios de dominación se han basado en la manipulación de las almas. Así, de manera asombrosa los pobres de la tierra han librado las batallas de sus explotadores, así, abusados de su credulidad los pueblos han elegido a sus verdugos.

Hoy en Venezuela se cumple la tradición histórica: los pobres son víctimas de un engaño del capitalismo. El ardid es de fina factura, se trata de darle a escoger dos opciones, que más allá de las apariencias son lo mismo, de esta manera sacan de la disputa a la opción que de verdad favorece a los pobres. Veamos.

Una opción es el madurismo el enterrador del Chavismo, la otra opción es el fascismo de guaido, presentado como el salvador de estos días. Cualquiera de las dos que salga triunfante significará una derrota del Chavismo, del Socialismo. Es la culminación de un proceso que comenzó con el asesinato del Comandante.

Las masas libran con heroísmo una batalla que no les pertenece. No atinan a entender quiénes son sus amigos, sus líderes, y menos sus enemigos. Toman partido por razones que son sin razones, a veces los impulsa un nacionalismo ramplón, otras el deseo, entendible, de pensar que saliendo de maduro se arregla todo, no les importa que así caiga en manos del "sin nariz", de un fascismo terrible.

Este enfrentamiento entre fracciones del mismo capitalismo amenaza con desembocar en una fuerte represión. El gobierno, en su desespero, debe reprimir a los que hasta ayer eran su base social, caudal humano que dilapidó con mentiras y falsas promesas, con su pragmatismo. Los guaidó, los leopoldo, los trump, en caso de triunfar, como es posible, mostraran su verdadero talante y arrasarán con odio todo lo que huela a conquista popular.

El Chavismo, justo es reconocerlo, no supo entrar en esta batalla, será el principal objetivo del odio de los dos bandos, uno, el rencor de los renegados, el otro el desprecio de clases del privilegiado contra los humildes.

Ya es un asunto de vida o muerte para el Chavismo Chavista que se agrupe para resistir la embestida que ya comienza, y transformarla en lucha, en resistencia. Es necesario que se recomponga el liderazgo chavista, del gobierno y del PSUV. El Ministro Rafael Ramírez que alertó la necesidad de rectificar para evitar este caos, tiene méritos probados para estar en la tarea de reconstruir la imagen del chavismo. El gobierno debe tener la hidalguía de garantizarle la seguridad y facilitar su regreso.

 



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Toby Valderrama Antonio Aponte

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