Siempre ha sido los Derechos humanos una burla para EEUU

No pasa un solo día sin que se conozcan asesinatos, golpizas y torturas contra ciudadanos negros en Estados Unidos. Cierto que eso no es nada nuevo. El espíritu genocida de los anglosajones, primeros que llegaron a ese país de inmigrantes, comenzó con el exterminio de los indígenas. Después de la abolición de la esclavitud en 1865, los sureños blancos sobrepasados en la población por lo negros instauran el Ku Kux Klan en 1871 para saciar su sed de venganza y porque temían a los esclavos liberados. En 1871 funda la Asociación Nacional del Rifle y se firma una ley que impide a los negros portar armas, debido al pánico de la sociedad blanca hacia los negros. Las leyes de Jim Crow, leyes estatales y locales en los Estados Unidos promulgadas entre 1876 y 1905, propugnaban la segregación racial en todas las instalaciones públicas separados pero iguales y se aplicaban a los estadounidenses negros y a otros grupos étnicos no blancos en los Estados Unidos.

Surge el Movimiento de los Derechos Civiles, con más de doscientos cincuenta millones de armas ya por aquel entonces, es decir, más de un arma por hombre blanco y mientras se calculaban doce linchamientos de negros semanalmente a finales del siglo XIX y principios del XX. En l968 los servicios secretos asesinan a Martin Luther King y emplazan 21000 soldados en las calles de las grandes ciudades sureñas, duplicando también la presencia policial. Años después los asesinatos de negros son algo imparable debido a que existe una industria armamentista con cientos de miles de empleados que dependen precisamente de la ley que permite a cada ciudadano tener armas de asalto, mucho más potentes que las de la policía. Desde hace décadas en todo el país se venden cada año unos dos mil millones de dólares en armas para uso personal. De no ser así la crisis de esa rama de la industria sufriría un gran colapso. Del mismo modo que el Pentágono necesita continuar con el negocio de la guerra, y requiere de inventar continuamente nuevos conflictos bélicos en cualquier parte del mundo y con cualquier pretexto, dejando centenares de miles de víctimas y destrucción. Sobre uno de tantos episodios de crímenes, de los más recientes, el presidente Obama dijo, en un tono satírico "Tras el asesinato a tiros de 9 personas de raza negra en la iglesia episcopal metodista africana Emanuel no nos hemos curado de esto. Las sociedades no borran tampoco por completo lo ocurrido hace 200 o 300 años" Sin duda que los responsables de las grandes desigualdades, de la discriminación y de todo el rosario de desgracias que aqueja a los norteamericanos negros y a otras minorías, y de millones de los habitantes más pobres, son quienes detentan el poder real, o sea, quienes acumulan más riquezas; entre ellos los de la industria armamentista. Sin embargo, el asunto de la epidemia de las constantes matanzas, sobre todo contra negros en Estados Unidos, los elevados índices de muertes por la posesión de armas es problema exclusivo de ese país ya que hay otros, como por ejemplo Suiza, donde hay un número similar de armas por habitantes y sin embargo no sucede nada ni siquiera parecido. Entonces el problema no radica solo en las armas en manos de los estadounidenses sino en su salud mental, su historia y su sangrienta cultura.

¿Y qué de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)?, acaso no es una burla para la humanidad. Y en donde los derechos humanos más bien parecen inhumanos. Con una premisa más, puesta como regla por la propia ONU, que este consejo es el cuerpo responsable de promover y proteger los Derechos Humanos en todo el mundo. Así está compuesto por 47 países con su sede en Suiza. ¿Quién cree que es uno de estos miembros que protege y promueve los Derechos Humanos? Pues nada más ni nada menos que uno de los peores países que viola los Derechos Humanos, tal como lo sostienen decenas de organizaciones mundiales protectoras de DDHH, como una de las principales, la estadounidense Freedom House que la consideran entre lo peor de lo peor: la cataloga como un país represivo y sin libertad. McKinsey Global Institute (MGI) de EE.UU., la nombra como el peor país del mundo en cuanto a la igualdad de género, y el noveno peor país para sobrevivir. Incluso este año, la propia ONU puso a Arabia Saudí en la lista negra de violadores de los niños, por sus asesinatos en Yemen. Aunque luego Riad le cerró la boca con dinero a la misma ONU, presionando a su secretario general para que la sacara de la lista a cambio de seguir apoyando con dinero para ayudas humanitarias. Y Amnistía Internacional (AI) recuerda la crueldad con que se violan los derechos en Arabia Saudí: Castigos crueles e inhumanos; aumento de las ejecuciones; discriminación y muerte contra activistas; no hay espacio para disentir; discriminación sistemática contra las mujeres; tortura rutinaria bajo custodia; detenciones arbitrarias; discriminación religiosa entramada; deportación masiva de trabajadores migrantes. Y si usted compara Arabia Saudí tiene un sistema similar a los terroristas del grupo takfirí EIIL (Daesh, en árabe): Ambos realizan ejecuciones, decapitaciones, latigazos, amputación de manos y piernas, a quienes desafíen su creencia o se opongan. Entonces, la pregunta, ¿Este es el modelo de un miembro del CDHNU, que cuida los Derechos Humanos en el mundo? ¿Acaso esto no parece una broma, no es una burla? Es como si llamaran al narcotraficante, Pablo Escobar y al mexicano Joaquín El Chapo Guzmán a que integren un consejo contra el narcotráfico y la violencia en Colombia.



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José M. Ameliach N.


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