El ministro valiente y el estudiante que no tuvo miedo

El domingo primero de julio, como recién caído de la mata, usted ministro Jaua llamó al pueblo a no tener miedo y salir a protestar. ¿Pero qué garantías nos da el Estado, del que usted hace parte, para no tener miedo? ¿Han avisado al ejército y a la GNB que ahora protestar es de "revolucionarios" y no de traidores? Parece que no.

Un estudiante de tercer año del Liceo Nuevo Mamo, del municipio Independencia, en el estado Anzoátegui, muerto. Un estudiante que le hizo caso, señor ministro, sólo tres días después de que usted aseguró que "los estudiantes tenían derecho a salir a protestar por un servicio de alimentación regular y de calidad". Y el muchachito de tan sólo quince años salió a protestar por comida, porque en la comunidad donde él vivía hace un año que no les llegan las cajas del Clap. Y usted sabe, o debería saber que con un salario integral mínimo y a lo mucho un bono extra, una familia no puede ni mal comer por cinco días. ¿y el resto del mes, qué hacen?¿Salir a protestar sin miedo, aún a riesgo de que les maten?

Esperamos que se pronuncie sobre este caso, señor ministro de educación, porque la muerte de un estudiante de secundaria a manos de la GNB es algo que le compete directamente, como ministro, como educador, como exlider estudiantil y como padre. Usted que celebra en su artículo "las acciones de protesta pacífica ejercidas por el pueblo" y que asevera que "la rebelde esperanza del pueblo comienza a tomar calle, de manera organizada y pacífica, y eso es garantía de vitalidad para la revolución bolivariana", no puede seguir callando ante la represión sistemática a las protestas. Porque asumimos que usted, que viene de las luchas estudiantiles de la Cuarta, tiene claro que trancar una vía es lo más pacífico de las protestas pacíficas. Y aunque ya desde el día siguiente del suceso, los medios comenzaron a incriminar a las "comunidades revoltosas" y a excusar de responsabilidades al Estado, nosotros recordamos las palabras de Bertolt Brecht, que a buen seguro usted alguna vez ha recitado: "Al río que todo lo arranca lo llaman violento, pero nadie llama violento al lecho que lo oprime".

Esa es hoy la triste realidad del pueblo: victima del hambre, victima de la destrucción del sistema de salud, victima del hampa o victima de la represión del Estado. Las comunidades que protestaban en esa ocasión, declaran haber recibido sólo tres cajas Clap en dos años y las tres sólo después de trancar la vía nacional. Porque eso que usted afirma, "que el pueblo tiene el deber de organizarse para luchar por sus derechos", eso lo sabe el pueblo desde siempre. Pero desgraciadamente, también las fuerzas de represión del Estado capitalista saben desde siempre, que a ellos les pagan para mantener el orden. Y ustedes esta semana, después de su oportunista llamado a no tener miedo, se han decantado por subir los salarios de las fuerzas del orden, colocándolos de 25 a 100 veces por encima del salario promedio de un trabajador venezolano, reafirmándoles como una casta privilegiada cada vez más alejada de las condiciones de vida del pueblo desamparado, al que deben mantener a raya.

Y es que cuando usted afirma que no hay que tener miedo, reconoce no sólo que el pueblo en su totalidad tiene miedo, sino que hasta las mismas bases chavistas son víctimas de él. Pero ese miedo no viene de la nada. Es parte del discurso del Estado durante los últimos cuatro años, en los cuales toda protesta, venga de donde venga, ha sido clasificada como apátrida, traidora, guarimbera y terrorista y consecuentemente castigada como un crimen de Estado. Y usted, ministro valiente, como parte de la cúpula de dirección del gobierno, no ha sido ajeno a esa política represiva, ni a ese discurso. ¿o será que usted también callaba y mentía por miedo?

No, usted no callaba. Usted daba ruedas de prensa sosteniendo que el uso de la fuerza en protestas era legal y proporcional. Usted aseguraba por los medios que el Gobierno Nacional enfrentaba las protestas sólo con agua y gases lacrimógenos.

Dejen de engañar. Es al pueblo humilde al que han reprimido y encarcelado estos años, no a la burguesía. Es al pueblo trabajador al que han esquilmado, no al capital nacional, ni internacional. Es con el proyecto histórico del proletariado con el que se han limpiado el trasero y a cuya costa han fortalecido el proyecto contrario. Ustedes, señores ministros, que autodenominándose "socialistas" no les da pena salir a pasear pisoteando el hambre de 300 familias con cada zapato.

Claro que hay salvedades, como la ministra de salud que publicó el boletín epidemiológico, como era su deber, y a los dos días fue removida del cargo. Ella sí merece el adjetivo de ministra valiente, no usted señor Jaua.

rosakrasnaya1950@gmail.com



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