El terror y la mentira tienen corta vida

Engañar, meter miedo a la sociedad desde los medios y el poder es un acto irresponsable. La mentira tiene patas cortas y el terror terminó viniendo de donde decían combatirlo. La gente que hoy es oposición en Venezuela llevan más de 60 años, con mayor énfasis desde que triunfó la Revolución Cubana, diciéndonos: "cuidado que ahí viene el coco". Te quitarán las empresas, tu casa, tu carro, tus hijos, la casa en la playa, la educación privada, falta poco y nos dirán que nos prohibirán nuestras mujeres y a las mujeres tener maridos. Peligrarán hasta los segundos y terceros frentes. A pesar de eso, más de 8 millones de venezolanos salieron a votar desafiando las amenazas de muerte, el secuestro, y el abierto amenazador respaldo del presidente Trump y sus lacayos en este Mundo.

La victoria electoral que acaba de obtener el Bravo Pueblo de Venezuela para elegir los integrantes de la Asamblea Nacional Constituyente significa la derrota de la campaña de engaño y terror que desde los medios de comunicación y las redes sociales han desarrollado durante años los líderes de la oposición. A los que hay que sumar el secuestro dentro de sus viviendas de los habitantes de poblados, urbanizaciones, edificios y hasta personas por la locura de los demás miembros de su propia familia con el objetivo de impedirles ejercer el derecho ciudadano del voto.

¿Cómo explicar que más ocho millones de venezolanos se atrevan a desafiar la difícil situación cotidiana que viven para proveerse de alimentos y otras necesidades básicas y salgan a legitimar la necesidad del proceso constituyente que convocó Nicolás Maduro?

Sin dudas, para que eso ocurriera tuvo que haber una profunda reflexión sobre la necesidad de dar una respuesta contundente y detener la locura de las guarimbas y la violencia que una parte de la clase media aúpa como salida a la crisis que vive el país, sin pensar en sus consecuencias. Una estrategia equivocada que afecta a la población porque limita los derechos fundamentales y genera el pánico entre las masas. La violencia genera violencia en una espiral que llega a sobrepasar los límites que cualquier sociedad por fuerte que sea resiste sin que se vuelva contra ella, amenazando su propia existencia.

¿Qué errores de lectura y cálculo está cometiendo la oposición que no le deja ver el escenario en todas sus magnitudes?

Después de ganar la Asamblea Nacional la oposición generó un clima que propició la situación que vive hoy sumida en el desacato ante el no cumplimiento del mandato emanado del Tribunal Supremo que lo obligaba a no aceptar los nombramientos de los diputados indígenas por presunto fraude electoral. Desde el mismo día que toma posesión la Asamblea Nacional en boca de su presidente plantea que en menos de seis meses saldrán del gobierno. Errores que los han conducido por un camino sin retorno que pone en riesgo la continuidad de la vida democrática porque afecta la convivencia política al intentar desde la oposición socavar el Estado utilizando uno de sus poderes.

Otro elemento clave es que las fuerzas más conservadoras y reaccionarias están imponiendo las decisiones dentro de la oposición con el objetivo de arreciar la confrontación directa que produzca daños materiales y humanos con el fin de debilitar el gobierno y a la vez provocar el odio entre las masas. Una manera clara de buscar asentar las bases de una conflictividad mayor, progresiva que escale con varios fines: acabar con el estado nación, generando la guerra civil, pretenden tierra arrasada; atizar la conflictividad con Colombia que derive hacia el enfrentamiento bélico, la intervención internacional militar con la justificación de atender la situación humanitaria y la creación de un gobierno paralelo reconocido por la coalición de países que ya anunciaron que no reconocerán la constituyente.

Desde antes de efectuarse el proceso electoral para la Asamblea Nacional alertamos de lo contraproducente de realizar unas elecciones en medio de una guerra no convencional desatada abiertamente desde EE. UU. que apoya y coincide con los factores de oposición. Además del estado venezolano contar con pruebas suficientes para sustentar el financiamiento a la oposición para derrocar el gobierno después de ganar la Asamblea Nacional.

En la Cumbre de Panamá había que hacer todo lo contrario, explicar la imposibilidad de celebrar esas elecciones mientras no cambiaran las condiciones para su realización. Hay que recordar que el país era víctima de una patraña que internacionalmente propició el gobierno de Obama al decretar que Venezuela era una amenaza para la seguridad de esa nación. También propició la cacería y operación psicológica en contra de los militares venezolanos, vinculando a sus generales con el narcotráfico y a los familiares de figuras del alto gobierno.

Sin dudas, en la Cumbre de Panamá había que advertir a la comunidad internacional y al presidente Obama las razones por las cuales Venezuela no podía realizar unas elecciones que conspiraban contra la continuidad del Estado Nación. Fue irresponsable realizar unas elecciones que bajo engaño logró el voto mayoritario de una población a la que prometieron eliminar las colas, resolver el desabastecimiento y la violencia.

Sobre este tema, plantea un reciente artículo escrito por un destacado autor de aporrea: "En el caso de Venezuela, decimos, nunca más un pueblo democrático puede cometer la inocencia de medirse electoralmente con delincuentes que están matando masivamente, que siembran terror en los electores y que les impiden salir de sus casas mediante barricadas y eventos violentos. Es una locura que los terroristas opositores hayan celebrado libremente el 16 de julio una elección ilegal, y que luego tengan impunidad para usar violencia asesina contra los participantes de una elección legal como la del 30 de julio. La democracia venezolana no puede ser tan incauta y debe desarrollar mecanismos jurídicos para defenderse apropiadamente".1

De esta manera los 7.535.259 millones de votos dados para sacar a Nicolás Maduro supusieron un crecimiento de 171.279 votos por encima de los 7.363.980 que Capriles logró en las elecciones presidenciales de abril 2013 pero –172.163 en relación a los 7.707.422 ganados en diciembre de 2015 por la MUD cuando logró la mayoría en la Asamblea Nacional.

Las consecuencias de la derrota de la oposición y el inicio del proceso constituyente es responsabilidad de la cúpula de la MUD. Los errores de cálculo y el inmediatismo político los cegó pensando que el gobierno estaba caído, imprimiendo más hambre y violencia terrorista que se volvieron en su contra como demostró el resultado de la consulta o plebiscito 7.535.259 millones de votos pidieron que se fuera Maduro, pero más allá del resultado no cumplió con las expectativas de la MUD que era lograr 11 millones de votos y pasar a una nueva etapa final de presión, según plantearon varios líderes opositores, pero ese escenario comenzó a aclararse el mismo día del plebiscito cuando el oficialismo realizó un simulacro electoral con asistencia record a los centros electorales.

El escenario de hoy es diferente porque los que participaron en el proceso electoral constituyente aceptan la propuesta de paz del presidente Nicolás Maduro y castigan a la MUD que desaprovechó las propuestas de diálogo y la realización de una constituyente por iniciativa de ellos y con participación de su militancia un error que será clave y muy costoso que repiten a manera de burla y de sabotear irresponsablemente el sistema político venezolano.

1- https://www.aporrea.org/actualidad/a250115.html



Esta nota ha sido leída aproximadamente 1979 veces.



Noticias Recientes:

Comparte en las redes sociales


Síguenos en Facebook y Twitter