Un fraude es un engaño, a según como dicen por ahí; y la oposición insiste en engañar a su misma gente, burlarse de sus seguidores, aprovecharse de la inocencia de muchos, reírse de los incautos, y lo peor, patear los sentimientos de quienes han perdido a seres queridos tomados como borregos o escudos humanos, que, como una cachetada los tachan de “libertadores”, y hasta honran a los caídos bajo la sotana hipócrita de curas terroristas que rezan por el descanso de los pendejos y luego se olvidan hasta el día que queman vivo o ahorcan a otro venezolano inocente sólo por un odio inoculado por los mismos opositores y el apoyo canallesco de los dueños de medios.
Lo del paro del pasado jueves fue un insolente secuestro llevado a esa acción por una frustración o un desgarramiento mental de quienes creen que de esa manera arrancan a juro el apoyo de los venezolanos que lo que quieren es trabajar y que los dejen en paz; todo lo contrario, cada día arrecia la lluvia de desprecio contra quienes actúan con instinto criminal que se han visto aplaudiendo el ahorcamiento de un ser humano.
Con los ánimos por el suelo por el fracaso de los fraudes más recientes, el del plebiscito, donde la sinvergüenzura política hizo estragos por una torpeza que ya raya en la locura. Un fraude donde las pruebas son elocuentes. Un país donde viven 5.100 venezolanos el resultado de la votación fue de 12 mil; una conversación entre dos dirigentes opositores, uno en Caracas y otro en Maracay, uno en su oficina y el otro en paños menores porque iba a echarse un baño, para ponerse de acuerdo en que, si desde ese estado se ponían 70 mil, 150 ó 300 mil votantes; más la asquerosidad del pago de 250 mil dólares a Vicente Fox para que viniera a tomarse fotos con los encapuchados, más lo que le pagarían a los otros tres “cadáveres” políticos que vinieron como “invitados especiales”.
No conformes con el penoso fracaso del secuestro del pasado jueves, el mandadero de la oposición invita a una rueda de prensa para anunciar un paro general no de 24 horas sino de 48, comenzando el miércoles y terminando el viernes a las 6 de la mañana. Hoy nadie se paró pero tampoco nadie se sentó. Todo el mundo salió a cumplir con sus labores habituales, el transporte fluyó normalmente, la gente tranquila en la calle buscando para el sustento que no pudo conseguir el jueves pasado porque estuvo secuestrado.
Esta impotencia política que comenzó a “florecer” con el firmazo para revocar al comandante Chávez, donde por cierto cantaron fraude y ofrecieron las pruebas y nada, pasando por actos fraudulentos como la recolección de rúbricas de un pobre 1% para “sacar” a Maduro, antes el culazo de Ramos Allup ofreciendo que en 6 meses Maduro estaría fuera de Miraflores; ah, y la desgracia de Amazonas, donde hasta el gobernador debería de estar preso.
Ese fraude no fue una pena porque a la oposición no le pana nada; no les duele nada; no sienten nada; todos los diputados fueron electos por un fraude descubierto al rato; no tanto por la compra de conciencias, sino por las conversaciones del gobernador con sus subalternos, la repartición de dinero y un fulano que dijo que “tranquilo que de las máquinas me encargo yo”.
Lo de hoy es noticia pero la canalla mediática la pasa por debajo de la mesa. Fue un fraude, fue un fracaso, fue un fiasco; fue una prueba de que no hay liderazgo y de que aquí no hay oposición sino antichavismo, anti gobierno, es decir, votan en contra del gobierno así no sepan a quién elegir como pasó con las parlamentarias que nadie sabía quiénes eran los candidatos y ganaron; por cierto, ahí el CNE fue vergatario.
