La madre de las burlas contra el gobierno

Lo de Leopoldo López no tiene nombre. Es algo de Ripley. Se sacó el Kino. Él solito, pues. Todo para él. No dejó para más nadie. Cambió Ramo Verde por los muros de su casa, donde está a sus anchas. Sus noches son de ensueños. Duerme seguro y tranquilo. Sueña con los angelitos. El día es espectacularmente provechoso para sus fines. Recibe llamadas desde todas partes. Recibe visitas a toda hora y de todos los calibres. Está gozando una bola. Mandó a su esposa con suegra e hijos para Miami, poniéndolos a salvo de lo que pueda venir en estos días. ¡Que vacilón! ¡Qué suerte!

Pero él no tiene la culpa. "No es la culpa la del ciego sino de quien le da el garrote". ¿Quién es el culpable de esta vaina? ¿Rodríguez Zapatero? ¿Jorge y Delcy Rodríguez? ¿Maikel Moreno? ¿O el presidente Nicolás Maduro? ¿O todos juntos? Pareciera que Leopoldo López los engañó a todos. O sea, se burló de lo lindo de todos, toditos. Ahora el responsable de 43 muertes en el 2014, goza de los privilegios que le otorgaron bajo el engaño del siglo en Venezuela.

Pregunto: ¿Qué justificó el cambio de cárcel de Leopoldo López? ¿Enfermedad? Jamás he visto a una persona en mejores condiciones físicas y mentales que el señor Leopoldo López. Exhibe un cuerpo musculoso producto de los ejercicios que hacía en Romo Verde. No lo digo yo porque lo haya examinado de cerca, lo dice el mismo con su sonrisa de pícaro, con su actitud y con lo que está haciendo. Por eso sus compañeros de farra salen tan alegres del santuario donde reposa el mayor de los terroristas. "Hemos engañado a Maduro, ja ja ja".

¿Qué le queda al gobierno ahora? Después de haber aceptado un negocio chimbo con el egresado de la universidad de Harvard. El señor Leopoldo López, a mi juicio, se ha aprovechado de la indolencia o la debilidad del gobierno para arremeter contra la Constituyente y contra el propio gobierno de Nicolás Maduro. Por lo tanto, las autoridades no tendrán otra opción que regresarlo a Ramo Verde, y de allí deberían pasarlo a otra cárcel para que termine de pagar su blandengue condena. Pero una cosa piensa el burro y otra quien lo va a montar. Así, así, así, es que no se gobierna. Para mí, sin que me quede nada por dentro, la señora Tintori y su esposo, forman un dúo perfecto de la actuación. Han demostrado ser un par de actores de primera línea. Allí están las pruebas.

 



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Teófilo Santaella

Periodista, egresado de la UCV. Militar en situación de retiro. Ex prisionero de la Isla del Burro, en la década de los 60.

 teofilo_santaella@yahoo.com

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