La irracionalidad nos invade...

En anteriores entregas hemos denunciado, con argumentos irrebatibles, las consecuencias que han originado que el país marche hacia un profundo abismo, que de hecho le será extremadamente difícil salir sin traumas en la posteridad.

No dudamos en afirmar, en este sentido, que la principal responsabilidad de todo lo que ocurre en suelo patrio se debe a la tozudez de la oposición, que se ha negado, desde un principio, aceptar el proceso revolucionario que comenzó hace 18 años con el comandante eterno Hugo Chávez Frías, apoyado, desde luego, por una mayoría de venezolanos.

Pero igual no podemos desechar a un lado la responsabilidad que al mismo tiempo trastoca al gobierno del presidente Nicolás Maduro, sobre todo en materia económica y productiva, que no ha sabido hasta ahora enfrentar la alta inflación y la especulación desmesurada que se consigue por doquier.

Si bien se entiende que al presidente Maduro le asiste la razón de concluir su período presidencial, hasta ahora sus intentos por erradicar la llamada "guerra económica", además de otros males que afectan al país, como la delincuencia, han sido infructuosos, lo cual mantiene al borde del desespero y con alto nerviosismo a la mayoría de las familias venezolanas.

Los ataques persistentes de la ultra derecha, con apoyo del imperio, fuera del marco constitucional, sin duda buscan la caída del gobierno legítimo, a como dé lugar, sin embargo, y a pesar que estas arremetidas son elocuentes, notamos que no se actúa con reciedumbre, no se castiga, ni se penaliza a quienes están detrás de todo este infierno.

Sobradas razones existen para que el gobierno desde hace tiempo hubiese tomado la iniciativa de "poner bajo la sombra" a todos aquellos que se han constituido, a lo largo del tiempo, en unos verdaderos dolores de cabeza, que de paso no les asiste la razón.

Por ello vemos que por doquier hay verdaderos fascistas y asesinos que a pesar del tiempo continúan paseándose por todo el país, como si nada, promoviendo sus males.

Desde ultrozos, conspiradores, violadores de la Constitución y del Estado de Derecho, notamos que hacen lo que les viene en gana, mientras los organismos encargados de neutralizarlos y de remediar el problema, como la Fiscalía y los tribunales de la República, hacen poco o casi nada.

El gobierno, en parte, sufre la debacle, a nuestro entender, por sumiso, inoperante y por falta de guáramo, pues aún teniendo en sus manos los argumentos para actuar solo se alarma y no hace lo que tiene que hacer. ¿El por qué?, quizás por temor al monstruo del Norte.

La juventud venezolana, que rondan entre los 20 y 25 años, llevan 18 viendo que esta contienda no se acaba y pareciera que no tuviera fin. Razones de pesos les asisten de estar molestos, frustrados, enfadados y preocupados, pues solo ven, hasta ahora, un futuro incierto.

La Fiscal General de la República, Luisa Ortega Díaz, con el respeto que se nos merece, tuvo guáramo para salir adelante e impedir que el TSJ cometiera un exabrupto, pero igual la vemos sumisa, callada y temerosa para actuar en contra de todos aquellos que trasgreden las leyes.

El problema económico que registra la nación, sin lugar a dudas, es un tema preocupante que nos llama a un gran encuentro, a una verdadera concertación, sin embargo vemos que este punto por igual les resbala a quienes están detrás de este desastre.

Creemos que el pueblo, siendo el soberano, tiene el pleno derecho de elegir si se amolda a la política que desea imponer el gobierno revolucionario o se regresa al supuesto paraíso capitalista.

Lo que no hay derecho es que la tozudez, la terquedad y la rabia, de quienes encabezan los dos modelos antagónicos, mantengan a las familias venezolanas al borde de la locura y el desespero, por la falta de alimentos, medicinas, sin incluir todo lo demás.

Nuestra preocupación, como un venezolano más alarmado por todo lo que viene ocurriendo en el país, como periodista obligado a promover el entendimiento y la paz entre los pueblos, solo me resta pedir que nos permitan morir de viejos, pero sobre todo que les dejemos a nuestros hijos y nietos un nación llena de posibilidades, cargada de amor y paz, hasta la posteridad. Nada nos cuesta, porque mi amada Venezuela lo tiene todo. Basta ya de tanta irracionalidad e incomprensión.

 

*Periodista

 

italourdaneta@gmail.com



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Ítalo Urdaneta

Periodista, historiador y profesor universitario

 italourdaneta@gmail.com

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