Se está llegando a donde no se debe llegar

En varios artículos se les informó a los diferentes factores políticos que hacen vida en el país, acerca de la grave situación que se venía suscitando en la población venezolana y, donde los sectores más afectados, eran y siguen siendo los más pobres de la sociedad venezolana, los menos pudientes, los más humildes; en pocas palabras la clase trabajadora. En este sentido, se les manifestó que esta crisis pudiera desbordar la mesura del pueblo y transformarla en un caos, donde no habrá un ganador sino un perdedor: el pueblo. Se les insto a que establecieran un dialogo donde estuvieron presentes todos los actores que hacen de la política su quehacer diario. Eventualidad que se logró, pero a decir la verdad fue un rotundo fiasco debido a las acusaciones mutuas de romper los “acuerdos” logrados.

Del mismo modo, se advirtió a la comunidad en general que el acaparamiento y la especulación, la inflación y la devaluación solo eran mecanismo de producción de más pobreza, dado la complicidad tacita de los sectores involucrados en este ilícito social. De nada sirvió la conformación de los famosos CLAPS, instrumento creado por el gobierno nacional como una vacuna contra los bachaqueros. No obstante, a que la intención fue buena, este artilugio de entrega es considerado por algunos analistas políticos y connotados economistas como discriminatorio, ineficiente y parcializado, pues aseguran que solo favorece a los afectos al gobierno, violando de manera flagrante los derechos humanos del resto de la población (sic). Por otra parte, el periodista Vladimir Villegas sostiene que “la bolsa de comida, por muy resuelta que sea, es el reconocimiento de que estamos en retroceso”. (http://canaldenoticia.com/vladimir-villegas-los-clap-reconocimiento-estamos-retroceso-video/). Ni hablar de la militarización de los mercados populares, la expropiación de panaderías y fábricas; todo sigue su rumbo “normal”.

Resulta oportuno, mencionar en forma muy somera el área de la salud. En este contexto, se puede notar la ausencia de medicinas tradicionales para el tratamiento preventivo y correctivo de enfermedades comunes. Evento que pudiera decirse, fue el causante de muchos acontecimientos lamentables, sobretodo en la población de escasos recursos. En este sentido, se puede leer en las redes sociales a ciudadanos clamando para que alguna alma bondadosa les regale o vendan estas medicaciones que tradicionalmente eran un invitado consuetudinario en los anaqueles de las diversas boticas populares de la patria.

Cabe considerar, por otra parte; la inseguridad que azota a la totalidad de la población, fenómeno que ha cobrado victimas a doquier, sin que hasta ahora algunos de los planes puesto en ejecute por el gobierno nacional haya tenido un efecto fulminante para erradicar este flagelo de nuestra sociedad. Por lo que pudiera afirmarse que esta plaga antisocial es una de las causantes de la fuga de talentos y familias enteras, que emigran en busca de nuevos horizontes que les permita mejorar sus estándares de vida.

De todo esto se desprende, que la nación esta soportada “sobre un volcán durmiente que en cualquier momento puede despertarse más rápido de lo que se cree con consecuencias que lamentar que solo pudieran detenerse con un dialogo franco y cordial; donde estén representados todos los actores políticos que hacen vida en el país para que broten ideas, propuestas y proyectos que beneficien al pueblo venezolano” (https://www.aporrea.org/actualidad/a237348.html). Que con ese dialogo anidado salieran propuestas tangibles y creíbles para que el país se alejara de esta crisis inducida por el manejo irregular de la cosa pública. Dentro de este marco, se comprende la declaración que dio el presidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, cuando se refiere a la crisis que azota a Venezuela, al manifestar que la misma “requiere del talento, del amor por su propia tierra, sentarse a resolver”. (https://www.el-carabobeno.com/honduras-dice-estar-dispuesta-ayudar-resolucion-crisis-venezuela/). Igual pronunciamiento hizo el Cabildo de Tenerife; donde insta tanto al gobierno bolivariano, a la oposición y a la Asamblea Nacional, apostar por el diálogo y el consenso en beneficio del pueblo venezolano, dejando a un lado los intereses partidistas y particulares para que Venezuela pueda salir de la crisis política, social y económica. (Cabildo Insular de Tenerife, 9 de mayo de 2017). Entonces, no resulta descabellado buscar acuerdos con denominadores comunes para que florezcan ideas mancomunadas enrumbadas hacia la búsqueda de la mayor felicidad posible para la población.

De acuerdo a las observaciones anteriores y, en vista que sus clamores fueron desestimados y accionando su tradición republicana, una parte de la sociedad venezolana ha optado por hacerse escuchar ante los actores que hacen vida política y el mundo, haciendo uso de los instrumentos que les da la CRBV y, afianzándose en el artículo 68; el cual establece el derecho que tiene todo ciudadano venezolano a manifestar libremente lo que desee de forma pacífica, dentro del marco de la ley. Expresando igualmente este opúsculo, que las autoridades que participen en el control del orden público no deberán portar armas ni gases tóxicos en estas expresiones populares.

De ahí que; emprendió el difícil camino hacia las manifestaciones populares, expresiones que fueron capitalizadas por un sector de la ultraderecha que hoy se escuda bajo el lema de la ruptura del hilo constitucional y, que ha llevado en su afán de abordar el poder a un pueblo ávido de nuevos horizontes a inmolarse frente a las autoridades encargadas de mantener el orden público. Eventos que han dejado víctimas humanas que lamentar así como incuantificables heridos y detenidos. En este caso, Molina dice que “no se trata de muertos o fallecidos son crímenes cometidos (...) por motivaciones políticas criminales, que parten de las campañas de odios y menosprecio humano entre dos bandos del cepo”. (La Razón 7 de mayo 2017, A7); quienes en su mayoría son jóvenes rebeldes que creyendo emular la gesta heroica de los muchachos seminaristas de Santa Rosa de Lima de Caracas y, quienes comandados por el aguerrido José Félix Rivas ofrendaron su vida en la batalla de la Victoria el 12 de febrero de 1814 por la independencia de Venezuela. En pocas palabras, ese cultivo de odio ideológico según lo manifiesta Meléndez “Han conducido a la asfixiante confrontación que hoy vivimos y a una irracional polarización política de la sociedad” (Caracas, Palacio de Miraflores 08 de mayo de 2017) motivado por las pretensiones totalitarias y sectarias de ambos bandos.

Queridos compatriotas, venezolanas y venezolanos, todos somos culpables de esta situación, se ha llegado a esta lamentable situación porque no ha surgido un líder verdadero que asuma esta responsabilidad y convoque a toda la sociedad para que proponga soluciones a los grandes retos que afronta la nación. No obstante, la reflexión es la mejor consejera para que esa roja sangre brotada de esos jóvenes rebeldes no siga tiñendo de purpura a nuestra amada Venezuela, debido a los acontecimientos que emergieron de esta crisis política “que nos mantiene al borde de una guerra civil” (Meléndez, Palacio de Miraflores 08 de mayo de 2017) pudiéndose llegar a acuerdos reales y tangibles perfectamente establecidos en la vigente Constitución. Esto ayudaría a que el suelo patrio no se transforme en un campo de batalla, recapacitemos, aún es tiempo. Todavía hay tiempo de rectificar, tiempo de iniciar una convivencia entre hermanos. Al respecto; Miguel Rodríguez Torres afirma que “Esta crisis es tan profunda que nos exige unirnos todos para superarla. Los líderes deben entender que sus intereses no están por encima del de los del pueblo“. (http://notitotal.com/2017/04/25/la-opinion-rodriguez-torres-posible-salida-militar-pais/). Sabias palabras mi general, su afirmación en este sentido pudiera ser la válvula de escape para que la presión disminuya y, se busque un dialogo entre todos los factores políticos. La patria espera una respuesta concreta.

En consecuencia; apreciados compatriotas, de nosotros depende la paz social, económica y política de la patria. Es hora de definiciones sinceras, de mea culpa. Se debe dejar a un lado el doble discurso y enrumbarse en cuerpo y alma a enderezar este entuerto en que han embutido al pueblo. La patria así lo exige. No más derramamiento de sangre inocente. Venezuela hoy llora la muerte de sus hijos, no la sigamos sembrando de dolor. Ya basta de tanta injusticia e indolencia, se los demanda el pueblo venezolano que sustenta su clamor en su fe en Jehová Dios y, como testigo de excepción; la tristeza que hoy día arropa a mi patria querida y, que al mismo tiempo se encuentra impregnada de un inmenso grito de agonía.

luis.viejo57@gmail.com



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