La máscara del OLP es la misma del Gobierno

El olp cambió de nombre y acentuó su carácter fascista. Ahora se llama olhp, esa h pretende borrar el contenido antihumano del operativo. Por supuesto no lo consigue, pero engaña y traquiliza. La lucha contra la delincuencia basada en la represión sin control, lo que ha conseguido es educar a los cuerpos represivos en la violación a los derechos humanos y el espíritu fascista. Algunos funcionarios del gobierno han protestado este operativo y sintieron en su costillar los talones de la infamia, les han cobrado no plegarse a las barbaridades del gobierno. No los nombramos para evitarles más disgustos.

Ahora los olp se mueven con máscaras que imitan las películas terroríficas de la tele gringa. Es símbolo de la espiritualidad que guía al operativo, lejos de todo humanismo, pero además es una transposición de la personalidad, un disfraz que oculta la verdadera esencia de esas maniobras. El hecho ha despertado polémica, pancistas salen en defensa de los enmascarados con argumentos piches. El operativo es condenado por altos especialistas en criminología, como el director de la PTJ.

El estudio del enmascaramiento debe ubicarse en su escenario más general: el engaño, la máscara virtual, es el fundamento de este gobierno. Veamos.

Primera máscara. Se dice chavista, pero de Chávez sólo conserva el nombre, el contenido es otro. La manipulación de los nombres es habitual en el gobierno: poder popular, PSUV, Socialismo, antiimperialismo; todos son, ahora, términos que han perdido su conexión con la realidad, huérfanos.

Segunda mascara. Al entregarse al capitalismo, que es en si mismo una gran farsa, tiene que caminar con el engaño, tramar muchas máscaras: inventó la guerra económica, la única guerra en toda la historia humana que no tiene adversario; fabricó unos motores económicos para justificar el apoyo a los capitalistas; los ministros, alegres y con desfachatez, declaran que el 80% de los dólares de las exportaciones se quedan con los empresarios, pero ese engorde de los capitalistas lo muestran como victoria popular.

Máscaras hay muchas más, basta oír el discurso para detectarlas, son capaces de hablar contra los imperialistas, gritarles voz en cuello, y simultáneamente darles participación en la Faja, en el Arco minero, entregarse al imperialismo chino, halagar a trump. Construyen todo tipo de máscaras para ocultar la realidad.

Las máscaras, la ambigüedad de las caras, es propia de la política capitalista, recordemos al Apóstol Martí cuando nos dice que en política la verdad es lo que no se ve.

Los revolucionarios deben derribar las máscaras, hacer buenas las palabras de Fidel de "no mentir jamás". Se podría empezar por sincerar el verdadero rostro de la situación política y económica, el impacto social de la crisis. Reconocer la pérdida del apoyo popular, la carestía de la vida que no se la arregla repartiendo, sino restituyendo la espiritualidad amorosa, fraterna, la noción de sociedad que el Comandante Chávez estaba construyendo. Se podría reconocer la profunda crisis ética y moral de la nación.

Después de la caída de todas estas máscaras estaremos tomando el camino de reconquistar las razones, la pasión que un día hicieron del Chavismo una fuerza planetaria. Sin máscaras estaremos rectificando entuertos.



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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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