El magnicidio de Chávez trajo el olvido de la política

El magnicidio del Comandante Chávez, hecho aceptado por todos pero investigado por nadie, no fue un crimen aislado, un capricho. Se trató de un plan que tuvo como fin restaurar la dominación capitalista, develar la amenaza a los intereses del imperialismo mundial que significa el Chavismo y su propuesta Socialista. Los pasos del plan de restauración se desarrollan con precisión suiza. Veamos.

El sistema capitalista en esta época se sostiene en la democracia burguesa y ésta se basa en la trivialización de la política, sobre ese embrutecimiento se establece la manipulación de la masa. El chisme barato sustituye al argumento, así es más importante la acusación de drogadicto a un directivo de la asamblea, que la licuefacción del PSUV. Los calificativos, los sobrenombres, sustituyen la caracterización política de los dirigentes: borges es cejudo, allup es viejo, el otro está gordo, el de más allá es monstruo.

Entretanto no se discuten las tesis económicas, las raíces de los problemas, la calidad de las relaciones humanas. Todo se despacha con clichés, frases huecas, cortas como aconsejaba hitler, las consignas vuelan adormeciendo: productivo, indestructible, dictadura, guerra, invasión sustituyen el pensamiento. De esta manera, la masa acepta cualquier barbaridad, desde la mano peluda que se llevó los billetes para Alemania y Ucrania, hasta la participación de cisneros y mendoza en el desarrollo del Plan de la Patria; y lo que es peor, la masa es víctima de miedos fabricados, de odios sembrados.

La televisión se encarga de comunicarse con el inconsciente colectivo y producir respuestas de sumisión, sus programas deforman, desinforman la percepción de la realidad, difunden los valores éticos que sustentan al capitalismo.

La política deja de ser el arte y la ciencia del poder para convertirse en el "opio de los pueblos", diluirse en un faranduleo que protege al capitalismo, que no lo cuestiona, que se interesa sólo por lo individual, lo personal, ignorando lo social, y por lo tanto olvidando el poder. Los intelectuales se ocupan más de atacar a Dudamel que en producir arte, el arte se ubica al servicio de lo mezquino individual, se ataca al Comandante en lo personal, no su obra cuestionadora del capitalismo.

Después de desaparecido Chávez, el proceso embrutecedor que denunciaba el Che avanza rápido, la sociedad se repliega a sus individualidades, la organización se sustituye por un carné con un código, no es necesario ver al semejante, relacionarse, la individualización se impone sobre la organización. No se piensa en sociedad, lo más profundo que se llega es al egoísmo colectivo de lo local y sus límites mezquinos, lo universal no existe para la masa.

Hay que reconocerlo, el Chavismo ha fracasado en impedir su desmantelamiento, ha recibido golpes nobles y no ha reaccionado con política: falsificaron el Plan de la Patria y pocas voces protestaron, se abrazaron con los trump de Venezuela (cisneros y mendoza) y quien protestó fue calificado de infantil y de agente; defenestraron a los chavistas históricos y sólo hubo silencio, revirtieron las nacionalizaciones, estimularon al capitalismo. Al final declararon con descaro que eran socios de los capitalistas, los convocaron. Así dilapidaron la ética que el Socialismo venía sembrando, la politización. Ahora el capitalismo es hegemónico, su ética, su economía. Ya no hay fuerza que defienda al Socialismo, todos se sientan, como iguales, en una mesa de diálogo a pactar sus conveniencias, sus pragmatismos, a dividirse el pastel.

Y la masa se regodea con aullidos a la luna. Se cumple con éxito el plan de restauración…se asesina la esperanza.

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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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