Trincheras de Ideas

¿Un Metro parael beneficio de la clase media o para que lo destruyan los hijos de la clase media?

Ya el camarada Haiman El Troudi, Coordinador Nacional de la Misión Transporte, y uno de los más eficientes dirigentes del tren ministerial, informó que los primeros días de la semana entrante será inaugurada la estación Bello Monte de la Línea 5 del Metro de Caracas, ubicada en el municipio Baruta.

Obra monumental construida a 45 metros bajo el nivel de la calle y que movilizará un promedio de 30 mil personas por día. Esta maravillosa obra de la ingeniería venezolana, un aporte más de la Revolución Bolivariana y Socialista, tuvo un costo nada más y nada menos que 300 millones de dólares, generó 2000 empleos directos y 6000 indirectos.
El recorrido de la Línea 5 es de una extensión de 12,5 kilómetros y comprenderá las estaciones Bello Monte, Tamanaco, Parque Simón Bolívar, Bello Campo, Hugo Chávez, Montecristo, Boleíta, El Marqués y Warairarepano.

Nótese que dos de las estaciones tienen nombres que causan urticaria en la derecha que habita esas urbanizaciones del Este de la ciudad. Las Estaciones Hugo Chávez y Warairarepano, nombres que son vetados por la ultra derecha fascista por su odio visceral.
Hugo Chávez, ya lo sabemos fue combatido de todas las formas y maneras por la burguesía y la pequeña burguesía hasta asesinarlo: atentados, golpes de Estado, importación de mercenarios extranjeros, paro terrorista petrolero, etc., etc.
Por su parte el nombre Warairarepano es el nombre indígena original que sustituyó al del colonialista y encomendero Juan del Ávila, que se quedó como nombre del majestuoso macizo montañés de la ciudad de Caracas durante toda la Cuarta República.

Ya, a estas alturas, las removidas bilis del fascismo se están planteando exigir el cambio de esos nombres por cualquier otro. Eso me da pie para hacer algunas consideraciones que estimo pertinentes. En primer término reiterar lo que es más que evidente, que las obras de la Revolución son para el bienestar de todas las personas que habitan nuestro territorio, independientemente de su origen de clase o ideología política. En este caso los grandes beneficiarios van a ser los habitantes de Baruta, es decir, la clase media, media, y media alta. La pequeña burguesía que unos meses atrás se alzó contra el gobierno legalmente constituido y, dirigidos por el asesino intelectual de los 43 venezolanos muertos en las guarimbas durante la llamada Salida, el mismo Leopoldo López que comenzó sus tropelías terroristas por muchas de esas urbanizaciones y hoy paga una cortísima condena de 14 años.

Cualquier ciudadano sensato, equilibrado, objetivo, si bien no necesariamente tiene que ser chavista, bolivariano, socialista, reconoce el tremendo beneficio que significa la construcción de esa monumental obra y del enorme beneficio que prestará, no sólo en la rapidez para transportarse, sin colas ni pérdida de tiempo, sino para el ahorro, el descanso y la redimensión del tiempo útil. Eso es para una persona sensata, pero un alto porcentaje de los ciudadanos de esa clase media, ellos y sus hijos y las bandas paramilitares colombianas que contrataron, quinese durante meses, de febrero a agosto del 2014, trancaron sus urbanizaciones, destruyeron las estaciones del Metro de Chacaíto, Chacao, Dos Caminos y otras, las saquearon; destrozaron y quemaron unidades autobuseras, con pasajeros adentro inclusive, quemaron vivos a trabajadores del Metro que milagrosamente salvaron la vida, apalearon a otros, destrozaron y quemaron casetas. Nada más me estoy refiriendo al Metro no a las instituciones gubernamentales e inclusive privadas.

Esa misma clase media que odia nuestro proceso de cambios revolucionarios, que nada más de escuchar el glorioso nombre de Hugo Chávez o el de la montaña Wuarairarepano, echan espuma por la boca, sufren una mutación y brota en ellos el sicópata oculto que no admite nada que huela a chavismo, ¿va a cuidar el Metro de Bello Monte y las otras estaciones que están por concluirse, que en beneficio de todos ellos y ellas construye el Gobierno revolucionario de Nicolás Maduro? ¿Van a aleccionar a sus hijos e hijas –que ya probaron el sabor de la sangre, de la acción terrorista y desataron su indetenible maldad y odio– para que respeten y cuiden esa maravillosa construcción?

Ojalá me equivoque y esa monstruosidad que fueron las guarimbas donde una porción importante de los habitantes de las zonas del Este se autoflajeraron, cerraron e incendiaron sus propias urbanizaciones, haya quedado atrás. Que María Malinche Machado, la Tintori, Capriletti, el que mientan Chúo no estén al acecho, esperando la inauguración de la primera estación de la Línea 5 para llamar a las bandas de terroristas a destruirla.

¿Cuántas obras, a nivel de infraestructura vial en el Este no está construyendo o ha construido el Gobierno de Maduro en abierto beneficio para la clase media que es mayoritaria en esa zona geográfica de Caracas y Miranda? ¿Lo reconocen o agradecen? Lo usufructúan, ‘ese es nuestro derecho’, exclaman, pero ¿reconocerlo? ¡Jamás!

El Gobierno esta en una tremendo dilema. Tiene claro, como lo tuvo Chávez durante sus gobiernos, que debe construir para la clase oligarca y la pequeña burguesía que lo quiere derrocar violentamente. La lista de beneficios es inmensa, pero la otra lista, la de las ingratitudes, es mucho más grande, es un odio visceral de clase. Nunca, así se mueran, van a reconocer la grandeza del chavismo, su condición humanista, los profundos cambios estructurales que se han hecho en el país en beneficio del pueblo, de los trabajadores y también de ellos. Desde ya felicitamos al gobierno por esta obra regia y monumental que mejora la vida de miles de personas.


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Humberto Gómez García

Director de la revista Caracola. Pertenece al Movimiento de Medios Alternativos y Comunitarios (MoMAC). revistacaracola.com.ve

 humbertocaracola@gmail.com      @hgcaracola

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