Mueran las patrias y las fronteras y no habrá extranjería, menos la perseguida y triste migración

  1. Llevo ya más de 15 años observando el sacrificio y los malos tratos a los migrantes centroamericanos en México. Muchas de esas represiones y persecuciones han terminado en asesinatos. Estuve  en la caravana de Sicilia en septiembre de 2011 y ví el intenso trabajo del cura Alejandro Solalinde en su albergue “Hermanos del camino” de Ixtepec, Oaxaca acomodando a diario a cientos de miserables trabajadores y consiguiendo alguna comida para que no mueran de hambre. Veo al sacerdote haciendo de médico, de enfermero, de manifestante de protesta, encabezando marchas. ¿Cuántos de los que nos autocalificamos de “izquierdistas”, de “revolucionarios” estamos realmente luchando con los explotados y oprimidos como Solalinde, Raúl Vera y otros de la Teología de la Liberación?

  2. Observo con atención y coraje -pensando en que sólo se podría remediar con una revolución anticapitalista mundial- los problemas cientos de miles de trabajadores miserables que se trasladan a México con enormes sacrificios y sufrimientos desde Guatemala, Honduras, El Salvador y otros países en busca de trabajo, de algún ingreso económico; su objetivo es cruzar la frontera hacia los EEUU. Pero  México se comporta como un villano, un policía represor, como portero de patio trasero que impide que niños, jóvenes y adultos de Centroamérica viajen a través de su territorio para llegar a “molestar” a los racistas yanquis que viven cómodamente en su país. ¿Qué cuánto gana México? Habría que pensar lo que los esclavos ganan de su amo por buen comportamiento.

3. ¿Quiénes son los directos culpables de la situación? No son los yanquis perseguidores que cierran sus fronteras a los miserables; no es el gobierno mexicano que hace de policía y portero en la frontera cuidando a los yanquis; tampoco son culpables los gobierno de Centroamérica y los países sojuzgados que mantienen a sus pueblos en la miseria; pero tampoco los pueblos que no hacen revoluciones radicales en sus países para liberarse. El culpable es el sistema capitalista como estructura social de explotación en el que los gobiernos son cómplices asociados directos. Por ello la revolución –que quisiera que sea pronto para evitar más sufrimientos- tiene que ser mundial y destructora de todas las bases en que se sustenta la desigualdad. La revolución en un país o en unos cuantos serviría muy poco.

4. Datos de esa terrible “migración” mundial prueban que EEUU sigue siendo el principal país receptor de inmigrantes con cerca de 43 millones de inmigrantes legales en 2010 (a lo que hay que sumarle cerca de 10 millones de inmigrantes irregulares). A bastante distancia le siguen Rusia (12,3 millones), Alemania (10,8 millones), Arabia Saudí (7,3 millones), Canadá (7,2 millones), Francia (6,7 millones), Reino Unido (6,5 millones) y España (6,4 millones). En todos estos casos hay que sumar un porcentaje que va de un 5 a un 15 % de inmigrantes irregulares. En porcentaje de su población, la región que más ha recibido inmigrantes es Oceanía (16,8 %), seguido por América del Norte (14,2 %) y Europa (9,5 %). A mucha distancia se ubican África (1,9 %), Asia (1,3 %) y América Latina (1,3 %).

5. La migración jamás podrá frenarse en el mundo mientras exista la desigualdad económica y social que da todas las riquezas a quienes tienen todas las ventajas naturales y tecnológicas y, al mismo tiempo niega a quienes nunca las han poseído. ¿No es natural acaso que todos los seres humanos aspiren y quieran vivir en los lugares donde tengan asegurado la comida y el mayor bienestar posible? ¿Por qué en muchas regiones del mundo existen climas adecuados y enormes cantidades de recursos para vivir y en otras regiones tiene que sufrirse miserias, climas, terremotos y, a pesar de ello, tenerlo que soportar todo? ¿Cuándo se trazaron las fronteras, quienes lo hicieron y qué papel jugó la fuerza, las armas y la guerra?

6. Una de las primeras tareas de la revolución mundial será sin duda, la abolición de las fronteras entre países para que todos los seres humanos escojan en donde trabajar y en donde vivir con el mayor gusto, comodidad y felicidad posible. Desaparecerán países, pasaportes, extranjerías y obviamente burócratas policías de la migración. Habrá suficiente lugar para todos  en todos los rincones del mundo porque desaparecerán los privilegios en posesiones de tierras, fábricas y tecnologías. No habiendo ni países pobres y ricos, ni avanzados ni atrasados, ni poderosos millonarios y limosneros, sólo continuará la división del trabajo por necesidad en un primer momento y por gusto en otro, porque la igualdad será el motor de la humanidad.

7. ¿Cómo que exigir documentos migratorios a seres humanos que lo único que buscan es trabajo para poder comer y vivir? ¿Cómo regresarlos o “repatriarlos” a su país después de gastar dinero que les prestaron? Lo menos que podemos hacer con los trabajadores migrantes es solidarizarnos y apoyarlos en todo. Exigir que los países abran sus fronteras y que los traten como seres humanos que son. Pero mientras siga el sistema capitalista, el desempleo, la miseria y las fronteras la guerra continuará; porque todas las batallas son guerras de clases sociales: guerra entre explotados y explotadores; entre opresores y oprimidos. ¿Qué son los migrantes sino la expresión de la desigualdad, de la injusticia a escala global?



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Pedro Echeverría


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