Salud Mental Decolonial, saqueo cultural y subjetividades

La modernidad occidental capitalista, es un proyecto cultural hoy en crisis civilizatoria, iniciado en “1492 con el encubrimiento del otro. Hacia el origen del mito de la modernidad”, Dussel (1994), este proyecto cultural tuvo como resultado histórico, transculturar un conjunto de pueblos originarios de Abya Yala, en “pueblos conquistados, colonizados y colonializado” hasta hoy, como impronta ontológica de Nuestramérica. Dicho proyecto cultural y sus momentos históricos, se llevó y se sigue llevando a cabo, a través del saqueo cultural más grande que conozca la historia de la humanidad, desde la conquista hasta la globalización, ver Fernando Báez (2008) El saqueo cultural de América Latina. De la conquista a la globalización.

Saqueo cultural iniciado en tiempos de la conquista mediante el proyecto de aculturación: imposición/resistencia a las culturas aborígenes, la cultura del conquistador, con la finalidad de “civilizar al otro”, no humano, sin historia, idólatra y supersticioso; con el propósito de asimilarlo mediante su conversión al cristianismo e integrarlo a la civilización. Usando la violencia: el genocidio, etnocidio, epistemicidio, ecocidio, memoricidio e historicidio, es decir el saqueo cultural, para dominar y asimilar, con ello crear un nuevo relato histórico mítico.

Durante la colonización el proyecto priorizado fue y sigue siendo la inculturación: como introducción progresiva o forzada, de patrones culturales del conquistador, que eliminaran, encubrieran, ocultaran patrones culturales del dominado, para convertirlo en un sujeto sumiso, sujetado, incorporado a la nueva cultura de modernización y progreso, para ello, hubo un trabajo para captar y cooptar élites y grupos oligárquicos y burgueses entre los dominados, como civilizados, creando en el pueblo, la diversidad cultural como polarización político cultural “civilizados y salvajes, bárbaros”, utilizando como recurso la violencia simbólica, dividiendo a los conquistados en aliados civilizados y bárbaros por civilizar, creando una “hibridación cultural” denominada “sincretismo cultural” como nueva narrativa.

Luego de las luchas independentistas de hace doscientos años, lo más importante que nos legaron estas luchas fue la soberanía política, ya la soberanía no residía en el Rey de España, sino en nosotros, el pueblo como soberanía popular,  creando mediantes procesos multiculturales, identidades plurales y jerárquicas en el pueblo –divide y vencerás- se crearon sujetos plurales fragmentados, generando sociedades multiculturales, abiertas, plurales y eclécticas, como nueva narrativa, que unida a la ficción de soberanía popular, permitió enmascarar y ocultar  la continuidad del saqueo cultural por otros medios, es decir, la colonialidad como cara oculta de la modernidad (Walter Mignolo, 2005), como patrón ideológico de dominación vertical del poder político, imposición de una manera de conocer, formar o investigar, la ciencia positivista euro-anglocéntrica y la alienación, cosificación y extrañamiento de nuestro ser y el “otro-nosotros” en su subjetividad. 

Recién, en la última década del siglo y milenio pasado, los pensadores nuestromaricanos, intelectuales del sur global, algunos valiosos y valientes intelectuales del norte global, develaron esa cara oculta de la modernidad llamada colonialidad, que ha generado un gran movimiento internacional y mundial (no universal) de colonialidad/decolonialidad, mediante investigaciones, maneras “otras” de conocer, hacer ciencia y formar al pueblo, para que tenga conciencia de sujeto colectivo histórico y cultural, que debe acrisolar, una subjetividad singular y colectiva que no sea reproductora de la colonización y colonialidad, sino un nuevo amanecer emancipador y decolonizador, que nos haga sujetos colectivos históricos y decoloniales.

Antes de dedicar unas líneas a esa nueva subjetividad decolonial, debemos repasar el saldo demoledor en lo demográfico, lingüístico, cultural y territorial de 532 años de saqueo cultural del Imperialismo cultural Yanqui, sus aliados nacionales y europeos a nuestros pueblos de Abya Yala, siguiendo a Fernando Báez (2008). Cuando Colón llegó a estas tierras, la población de los pueblos originarios se calculaba en 100 millones de personas, mucho más que la población de donde venía el conquistador, para el año 1500, apenas eran 25 millones, entre los años 1532 y 1628, 6 millones de peruanos se redujeron a un millón; el exterminio demográfico tuvo dos vertientes: el genocidio y las enfermedades infecto contagiosas traídas por el conquistador, que no se conocían en los territorios de Abya Yala, por tanto su población no tenía defensas inmunológicas y sucumbieron al tifus, la viruela y sarampión; sin contabilizar los numerosos y cotidianos  suicidios “voluntarios” de aborígenes hombres y mujeres, para evitar el sufrimiento humano y moral de las torturas y la posesión violenta de las mujeres aborígenes por los conquistadores. Para el año 2008, la población aborigen, se calculaba en 27 millones.

La imposición del idioma castellano, provocó la desaparición de no menos de 200 lenguas originarias, de 1650 lenguas que existían antes de la llegada de los conquistadores. Se estima que en este siglo, México perderá el 50% de sus bienes culturales. Para la primera década de este siglo, el tercer delito en Nuestramérica, era el tráfico ilícito de bienes culturales.  Durante la conquista en los territorios mayas, incas y aztecas, se eliminaron el 80% de los libros que daban cuenta de su historia, astronomía, medicina, es decir, el epistemicdio. Las pérdidas territoriales en el siglo XIX: México, perdió la mitad de su territorio a manos del Imperio Yanqui, para 1898, se habían apropiado de Cuba y Puerto Rico, además dividieron a Colombia, para construir el Canal de Panamá.

La culminación del Proyecto Cóndor, con la instalación de la dictadura militar del General argentino Jorge Rafael Videla, el 8 de julio de 1976, al asumir el mando advirtió: “La lucha será en todos los campos además de la estrictamente militar. No se permitirá la acción disolvente y antinacional de la cultura”. Es tal la animadversión del Imperio Yanqui hacia la cultura, que EEUU que recién en el 2004 había reingresado a la UNESCO, luego de 20 años de ausencia, en el 2005 su Secretaria de Estado Condoleeza Rice (afroamericana), amenazó con retirarse nuevamente, cuando de 148 países, EEUU, fue el único país que votó en contra de una Convención de Protección a la Diversidad Cultural.

Dicho lo anterior, creo necesario decir algunas palabras sobre el último párrafo, con el cual finalicé el artículo de la semana pasada. “De ahí que pensamos, que si no hay una subjetivación política, cultural y ética, que cambie la subjetividad colonial y colonialidad heredadas, seguiremos interpretando realidades, pero no transformándolas, seguiremos creyendo y fracasando en la construcción de revoluciones políticas, que tienen puntos ciegos o pre-juicios, a cerca de la subjetividad, como motor y estrategia de la historia; sin transformaciones de la falsa conciencia anidada en nuestras subjetividades, son imposibles las luchas de clase y las revoluciones” (Alcalá Afanador, 2024). 

Marx y las corrientes marxistas sostienen que el motor de la historia es la “lucha de clase” (no dudo de ello), la cual se sustenta en que la conciencia social es, la que crea el ser social, también Marx sostuvo que la ideología es el origen de la falsa conciencia, la que enmascara, oculta, la realidad real, valga la redundancia, como totalidad concreta (tampoco dudo de ello), entonces cabe preguntarnos, ¿Cómo superar la falsa conciencia del ser, como ideología? ¿Dónde se anida esa falsa conciencia como ideología? Debemos indagar, para encontrar como ese ser social como ente ontológico, pasa de individuo como unidad de la especie humana, a ser sujeto no sólo en sí, sino sujeto para sí, sujeto colectivo histórico y cultural. Para ello nos valemos de la subjetivación política, cultural y ética, explicada en el artículo de la semana pasada.

Nos ayuda el constructo teórico de “plusvalía ideológica” Ludovico Silva (1970), para ir comprendiendo cada vez con mayor claridad el papel de la subjetividad, este constructo tiene dos significantes: la plusvalía que considera la fuerza de trabajo como mercancía y la ideología como realidad subjetiva, espiritual cuyo lugar es la mente del ser humano, la mente es a su vez según Edgar Morín (2000) es emergencia de la articulación biocultural, ¿Donde está sucediendo la plusvalía ideológica? según su autor en la preconsciencia, ¿La mente donde se ubica en la subjetividad? que contiene lo consciente y lo no consciente, que requiere de la subjetivación, para transformar esa falsa conciencia, en una conciencia de clase liberadora y decolonial, que es reconocida por el “otro y nosotros”, las relaciones políticas y culturales son expresiones materiales de comportamientos de gobernantes y políticos de oficio, los artistas y cultores productores de bienes culturales intangibles y tangibles, de igual manera sostenemos que, las expresiones políticas y culturales desde nuestra perspectiva también tienen expresión en las subjetividades singulares y colectivas, sobre ello volveremos en el artículo la semana que viene. 

Será que todo el inmenso y devastador descalabro demográfico y saqueo cultural al que hemos sido sometidos como pueblos desde hace 532 años, ha dejado incólume nuestra subjetividad originaria, luego del largo proceso de transculturación (aculturación, inculturación, multiculturalidad y sus respectivas narrativas), estoy convencido, que ha tenido un impacto en la subjetividad de nosotros como pueblos conquistados, colonizados y aún hoy colonializados. Desde mi singularidad sostengo que nuestra subjetividad es un híbrido de vivencias, experiencias, saberes y conocimientos, que han sufrido el impacto de procesos históricos de transculturación, e ideologizaciones, que ha generado pluralidad de sentipensares y comportamientos, que tienen que ser analógicamente (método analéptico, Dussel,1973) comprendidos e interpretados, no como hasta ahora, que se ha tomado la trocha equivocada de la ciencia médica positiva, que mira la vida y la salud desde la enfermedad.

Requerimos superar la conceptualización abstracta, no por ello, sin valor, de la salud como derecho humano y derecho constitucional, es una conquista que se debe defender y ampliar, tampoco nos satisface el concepto funcionalista y estático de la salud como: “estado de completo bienestar biológico, psicológico y social” de la Organización Mundial de la Salud, hoy en la picota, luego de su actuación en la última pandemia mundial. Dese el 2004 sostengo que la salud en general y la salud mental en particular es: “el encuentro entre tres grandes subjetividades, la subjetividad del ser, del amar y el Tener-estar”, Alcalá Afanador (2004) y no solo la ausencia de enfermedad.   

 
alcalaafanadorp@gmail.com


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