Copleros de Venezuela (de parrandas). Primer lote

En varias entregas pretendo hacer un análisis de los copleros más destacados de Venezuela, no tomando en cuenta los resultados en festivales, sino enfocándome en el desempeño en parrandas recientes.

En este momento es difícil precisar cuántos copleros estarán en este listado; por ahora empiezo con tres: "Moroturo", "Papelón" y "Burrote". De un modo arbitrario denominaré a este primer grupo: 'el podio'.

1ero. EIMER ESCALONA, el "Pollo de Moroturo"

El desarrollo que ha tenido Eimer en las últimas dos décadas obligan a posicionarlo de manera firme en el primer puesto de cualquier lista. En cada exhibición demuestra no solamente que es el mejor de estos tiempos, sino que bien pudiera ser el mejor de la historia; solo que no hay manera de comprobar esto último, y menos cuando tuvimos el honor de escuchar a coplerazos de la talla de José Jiménez, el "Pollo de Orichuna"+; Nelson Morales, el "Ruiseñor de Atamaica"+; Francisco Montoya, el "Tigre de Payara"; y Agustín Díaz, el "Llanero de alpargata", por nombrar a cuatro que también pudieran merecer ese título. Igual ocurre con otros, a quienes no tuvimos la ocasión de apreciar su talento (hablo en primera persona) como el caso del arismendeño Luis Hernández Tarife; un fuera de serie, según el criterio de Montoya, Nelson Morales, José Alí Nieves, J. Jiménez, entre otros.

La capacidad de Escalona para remontar un verso bueno ya es una marca registrada; traducción: si el verso del contrario es bueno, él responde con uno mejor. Esa cualidad también surge efecto en sentido contrario: en ocasiones, si el rival es flojo, o anda flojo, el verso del portugueseño no tiene tanto desarrollo y nivel. Parece que se motiva con los buenos y se desmotiva con los no buenos, y eso no es que lo digo yo; él mismo lo reconoce.

Sus primeros admiradores son los rivales que enfrenta. Siempre anda onfire, pero cuando anda más inspirado hace magia con sus coplas. Filosófico y reflexivo pudiera ser su estilo, con un sentido del humor llanero muy fino.

En rigor, Moroturo pierde o empata. Lo pueden igualar en una noche que sus rivales anden "cortando", como dicen por ahí, pero no lo 'soban' ni lo dejan en feo. Eso no ha ocurrido; todo lo contrario, siempre ofrece buen espectáculo, exceptuando esos momentos donde el contrario no sube el nivel y se le nota poco animado, como acabo de referir. Esto último debe ser porque canta "guiao por la copla" y necesita una buena referencia poética para igualarla o mejorarla. En sus tiempos de festivalero, asistió a, relativamente, pocos concursos de este tipo, pero donde no ganaba era de los que mejor impresión generaba en el público y en el propio jurado; ello habla de su regularidad en la calidad.

A criterio de algunos, "Burrote" le ha ganado -en puntos- en tiempos recientes, pero tengo una opinión formada al respecto: he visto las 'entrevistas' que se han publicado y debo decir que hay versos de muy buen nivel de un lado y de otro, por lo cual para mí son empates que se generan mucho antes de iniciar el lío, partiendo desde el respeto que ambos se tienen y desde el mutuo reconocimiento de la calidad del otro. Eso mismo sucede cuando canta con Alexander Tiapa y con Julio Bruces: respeto desde el 'vamos', aunque con Tiapa algunas veces se da unos picotazos larvados. No ocurría lo mismo con "Mandinga"; aunque existía el respeto y admiración mutua, el barinés planteaba combate agresivo desde el mismo inicio del duelo y había que camorrear sí o sí, pero a otro nivel.

Desde el punto de vista de quien esto escribe, Moroturo logra mejores versos cuando hace reflexiones de la vida o cuando hace gala del humor llanero; su verso "camorrero" tiene pegada, pero no tanto como cuando ejerce de ilustre intelectual campesino.

En su momento rivalizó con el desaparecido "Mandinga de la copla" (fallecido en enero de 2009), para muchos el mejor de cuantos han existido. También hizo, o ha hecho, lo propio con el ídolo del contrapunteo llanero: el "Papelón del Chaparro". La pieza que ambos grabaron -Eimer y Alexander- en vivo al compás de una bandola es un verdadero clásico del folclor latinoamericano. Allá mismo en Portuguesa surgió una rivalidad profesional entre Escalona y Ramón Castillo, el "Pollo de Paraparito", pero esta no duró mucho, pues en marzo de 2009 "Paraparo" malogró su vida en un trágico accidente, donde, precisamente, Eimer tuvo lesiones importantes.

No ha habido una iniciativa empresarial para que el "Pollo de Moroturo" haga una gira por Colombia enfrentándose a los mejores contrapunteadores, de la actualidad, en esas pampas. En su momento cantó con los 'fuera de lote' de su generación allá en el vecino país (Lorgio Rodríguez+, Hernando Guerrero, Óscar Quintero...), pero sería interesante verlo tanto ante la nueva camada de jóvenes de Colombia, como contra dos favoritos: el "Tautaco", Robinson Gómez; y el "Llanero tranquilo", Damián Santana; pero sobre todo contra el consagrado Agustín Esteban, el "Mico". En Colombia es admirado como una estrella del verso improvisado y, sin duda, para los cafeteros sería un honor tertuliar con este venezolano.

Valga la ocasión para hacer un llamado a los empresarios para que inviten a un grupo de los mejores copleros de la República de Colombia a nuestro país para una encerrona, grabada o en vivo, contra varios de los del patio. También puede ser al revés, un grupo de aquí que vaya hasta allá.

Discípulo más destacado de "Moroturo": Alcides Padilla, el "Coplero del Palito".

2do. ALEXANDER TIAPA, el "Papelón del Chaparro"

En una ocasión le pregunté a Tiapa (año 2002):

- ¿Quién es el mejor coplero de Venezuela?

- "Dios, usted y yo"- me contestó, con una sonrisa.

Así de ocurrente es este tal Alexander Rafael Tiapa. En el 2002, echando broma y sin conocerme, me incluyó en su terna de copleros; él en la mía siempre ha estado; no sé si de 1 o de 2, pero siempre top. En esta oportunidad lo ubico en el segundo lugar porque no está retirado y por estar todavía en edad de actividad profesional; y aunque perfectamente pudiera estar en lo más alto del podio, en los últimos tiempos no se le ha visto en actuaciones artísticas y ello, a la larga, no solo pudiera hacerle perder el timing con respecto al resto que sí está activo, sino que no nos permite juzgar su calidad -de siempre- contra los niveles superlativos de los otros dos copleros mencionados en este artículo, por ejemplo. En cualquier disciplina ocurre eso -de la pérdida de ritmo- y el contrapunteo no es la excepción. Es válido que alguien lo ubique en el primero y a Eimer en el segundo, al igual que las opiniones que argumentan que hay un empate técnico entre ambos. Estoy de acuerdo con ambas, pues no hay razones, lógicas ni sensatas, para no estarlo.

En los últimos 25-30 años se le ha considerado el 1-2 del contrapunteo de los llanos colombo-venezolanos. Muchas grabaciones que de él se conservan en vivo, son genuinas cátedras musicales. Es una cosa de locos decir que tiene casi tres décadas en la cima.

Fue un talento precoz y tanto en Colombia como en Venezuela es, hoy día, una leyenda viviente. Según los entendidos, siendo un imberbe ya se le consideraba un niño prodigio ("persona que antes de los 10 años ya domina uno o más campos (...) artísticos a igual o mayor nivel que un adulto experto") del verso improvisado, como no se había visto hasta entonces en el joropo. Rápidamente fue promovido a enfrentamientos con la crema y la nata del folclor llanero y ello le permitió demostrar su talento frente a las luminarias de mayor brillo que hemos tenido. No solo descolló en festivales, sino que también hizo lo propio en parrandas privadas. De chamo ya le plantaba cara a don Agustín Díaz, al maestro Julio Bruces y al colombiano Lorgio Rodríguez, el "Gavilán coplero"; y en tiempos del "Mandinga" (finales del siglo XX y primera década del siglo XXI), el público estaba divido en la preferencia: unos decían que el mejor era José Gregorio, otros que Escalona y un tercio se decantaba por Alexander; cabe destacar que otros incluían, merecidamente, al finado Lorgio en el alto mando para dividir el coroto en una tetrarquía, pero el casanareño murió el 17 de octubre de 2009 (dos años antes de morir "Mandinga" y el mismo año de la muerte de "Paraparo") quedando la cuestión 50-50 entre "Papelón" y "Moroturo", pero, de pronto, iniciando la segunda década del siglo XXI, el de Anzoátegui salió de escena en los últimos meses, entiendo que por problemas de salud, y ello coincidió con un desarrollo descomunal de su rival de Portuguesa y con el ascenso y consagración del guariqueño Antonio González.

Cuando 'regrese' a los escenarios, una vez que agarre ritmo y se ponga a tono, debe retomar el lugar que siempre ha tenido. Poco antes de 'desaparecer' ya no estaba ofreciendo la chispa que lo ha caracterizado, posiblemente, debido a sus problemas de salud; sin embargo, de Alexander Tiapa se ha dicho que es la mente más ladina, la más rápida y la más ocurrente de todos los que cantan con un sombrero en la testa. El verso camorrero le va bien, aunque no le gusta mucho; prefiere cantarle a las mujeres y a las costumbres del llano. Es un poeta con el verso 'a flor de labio' como muy pocos en la historia de la humanidad, me atrevo a afirmar.

Mantenerse en el top durante tantos años y aguantando la arremetida de varias generaciones de copleros es la carta de presentación de este anzoatiguense. En él aplica perfectamente el verso montoyero:

"Unos suben y otros bajan,

yo sigo en el mismo puesto".

Es cierto: generaciones van y generaciones vienen y Alexander sigue al frente del pelotón.

Ya es parte de la historia de Venezuela su rivalidad con el arismendeño José Gregorio Romero (y ello debería estar reflejado en los textos escolares); también es muy conocido el 'pique' artístico que tuvo con el fallecido Henry Fuenmayor; y hoy día la cartelera "Papelón"- "Moroturo" es la pelea cara de los llanos de Venezuela y Colombia. Es oportuno comentar que el indiscutible máximo exponente de la música llanera, Francisco Montoya, el "Tigre de Payara", lo tiene de coplero favorito para ofrecer versos al público, cada vez que coinciden en una parranda.

Su alumno más popular: José Rosario Villegas, "la Panela de Zaraza".

Nota: si Moroturo es Messi, Papelón es Cristiano Ronaldo; o viceversa...

3ero. ANTONIO GONZÁLEZ, "el Burrote"

Este artículo lo tenía pensado desde 'hace rato', y debo confesar que en este punto iba a hablar del fenómeno guariqueño don Argenis Prado, pero debido a cómo se han dado las cosas en los últimos meses es casi una obligación escribir sobre este coplerazo, apodado el "Burrote". En el próximo artículo (2do lote) hablaré del socorreño.

Para empezar a referirme al señor Antonio González, voy a utilizar una expresión deportiva argentina, muy de moda en estos tiempos: "la está rompiendo", u otra muy venezolana: "está quemando la liga". La está rompiendo y la está quemando y ello no es una exageración, pues, de un tiempo a la fecha se ha convertido en un verdadero 'coplero sin rival', Montoya dixit. Yo me atrevo a decir que, hoy día, este contrapunteador no está por encima de Moroturo, de Papelón ni de Julio Bruces, pero tampoco por debajo; pero hay algo más: parece que es como esos personajes de los animé ("Género de animación de origen japonés que se caracteriza por un grafismo crudo y argumentos que frecuentemente tratan temas fantásticos o futuristas") que se alimentan de la fuerza de sus rivales para aumentar su nivel ("Cell", "Androide número 17", "Dragón de una estrella"), y ello me lleva a recordar una frase manida: 'su talento se pierde de vista'; pero por trillada que sea la frase no deja de ser potencialmente cierta.

No lo recuerdo como un festivalero y tampoco recuerdo que haya sido tomado en cuenta, de manera significativa, por los empresarios que invierten en el negocio de la música llanera. Tengo la impresión de que siempre se asomaba a las (post) parrandas a cantar unos versos -ahí- con los cantantes famosos. Eso de que se asomaba debe entenderse que era de manera voluntaria y en ocasiones en contra de la voluntad de alguno que otro -pretencioso- cantante 'establecido'. Uno no puede dejar de pensar cómo puede ser posible que estando ahí a la vista de todos ningún empresario le dio la oportunidad para hacer carrera, o cómo algún cantante de esos que ganan mucha plata no lo apadrinó en su momento. Era un diamante en bruto, un gallo tapao o un león afeitado, a las pruebas me remito.

Antonio González es un genuino heredero artístico de Dámaso Figueredo (uno de los artistas más connotados de la historia del joropo) en cuanto al verso refranero, chistoso, alegre, ladino, creativo, camporuso y de buen nivel; incluso, su tono bajo y su melodía pegajosa también nos hacen recordar al "Llanero completo". Recuerdo a una chica que, refiriéndose a Antonio González, comentó: "¿de dónde saca ese carajo tantos refranes?"

De no ser por Escalona, Tiapa y Julio Bruces, fácilmente podríamos decir que este coplero arropa y arrolla a todos los cantantes del llano. También podemos incluir a Argenis Prado en esa corta lista de diques contenedores del jumento zaraceño. Repito, a la fecha de hoy "Burrote" no es mejor que ninguno de ese grupo de cuatro supra mencionados, pero tampoco está por debajo de ellos; y eso es decir bastante, ya que ellos son los ases, la crema y la nata del contrapunteo llanero, tanto en Venezuela como en Colombia. No tengo nada que refutarle a quien, con propiedad, afirme que todavía le falta medirse a varios copleros y para que se le corone como campeón indiscutido del verso relancino; ello tiene algo de cierto, le falta camino por recorrer y necesita ver cara a cara a distinguidos poetas como Alfredo Díaz y Aníbal Meza, por mencionar dos, para ver cómo le va. Aunque ese razonamiento está bien estructurado, yo parto del nivel que ha exhibido de manera regular en los últimos tiempos, aunque, por supuesto, no tiene trayectoria artística todavía y le quedan mil copleros a los cuales enfrentar a lo largo y ancho del llano para ratificar su jerarquía.

En el llano cada vez que surgen figuras como las de "Mandinga", "Moroturo". "Papelón" y "Paraparito", tanto tirios como troyanos reconocen su calidad. En esto del contrapunteo ocurre algo muy particular: si alguien es bueno en un pueblo, 'se lo van echando' a otros copleros para irlo midiendo; de salir airoso va escalando y escalando hasta que se enfrenta con los mejores de su ciudad, luego de su estado y finalmente del país. Con Antonio pasó así, ya que es el único coplero top que no surgió de los festivales de contrapunteo, sino que lo fueron careando en las parrandas y mostraba un excelente desempeño contra cantantes de por encima del promedio, hasta que le llegó el momento de cantar con los más duros; resulta que se sobraba en versos contra los considerados gallos de Venezuela y finalmente, ya un poco más maduro, le tocó medirse con los de arriba: Tiapa, Bruces, Escalona y Prado. El resultado fue que le buscaron una silla y lo sentaron en la misma mesa donde ellos comen y beben: la mesa de los 'Papaupas'. Es ahí donde debemos ubicar a esta nueva figura del llano.

González aprende rápido y está rodeado de los mejores. Canta, parrandea, conversa, viaja, toma y come con quienes le pueden enseñar y ayudar a mejorar cada día más. Lo respetan y él ha demostrado el don de gente para reconocer que está en pleno proceso de desarrollo, manifestándoles respeto y admiración a los ya consagrados, y entendiendo que es de ellos de quien debe aprender, y es a ellos a quien va a superar...si es que ya no lo ha hecho (unos dirán que sí y otros que no).

Si "Burrote" toma conciencia de su papel histórico en la música llanera, pudiéramos estar hablando de una figura sin par en la historia del contrapunteo. Repito, está rodeado de los mejores. Unos ya están casi de retiro (caso Bruces), y a los otros aunque les queda todavía, 'el arcano tiempo' los espera en una esquina; por ello está obligado a ponerse las pilas y convertirse en una esponja para hacer historia.

A diferencia de Eimer Escalona, "Burrote" sí se anima con los copleros de bajo nivel, con los que están en formación y con los aficionados, y como su arsenal de versos consiste, fundamentalmente, en refranes y expresiones camporusas, siempre divierte con sus coherentes 'vainas locas', permítaseme ese oximoron. Tiene en común con Eimer y con Alexander que no es un coplero de camorrear, y aunque al igual que los otros dos también sabe camorrerar; sin embargo, lo que mejor se le da, y lo que el público espera de él, son los refranes, la descripción de llanerías, y los chistes.

No pocos lo ubican en el primer puesto de los copleros del llano, de la actualidad. Es un verso fresco, creativo y con mucho humor; también remonta versos buenos con recursos de alto contenido de costumbres campesinas; además de ello, tiene un verso 'mata parranda': noquea al rival y es capaz de hacer desternillar de la risa a la audiencia (incluyendo a su contertulio).

No tengo información de que haya grabado algún disco, pero sería interesante que le hiciera un homenaje a Dámaso Figueredo, honrando de esa manera el estilo que indirectamente heredó de "Don Dámaso". Con homenaje me refiero a interpretar los éxitos del orgullo de Guardatinajas.

También sería bueno verlo actuar contra los copleros colombianos. De acordar esa iniciativa de un encuentro Venezuela vs Colombia, este jumento sería titular en la 'Vinotinto del contrapunteo'.

"Moroturo", "Papelón" y "Burrote" son las tres primeras figuras de esta serie de artículos. Las preferencias del público para determinar al 'número 1', pasan por estos tres nombres. Eimer y Alexander tienen años en esta terna; ya no está José Gregorio ni Isbel Ramón, pero ahora les acompaña Antonio, un coplerazo que sorprende hasta a sus propios rivales, quienes al final de los 'boches' lo abrazan y le felicitan con la familiaridad, la admiración y el respeto que él mismo se ha ganado con la actitud correcta: humildad.

Pendientes del 2do lote.

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"Después no digan que el tiempo es malo". GOYA.

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