Cuento o razón

El ejército de la sequía no se rinde

El sol despierta temprano por los lados de El Portachuelo de la Tacarigua de Margarita y ahí, junto a la sequía, prepara su ejército de rayos ardientes y disparan sin piedad a las inocentes plantas que están en el sembradío y más aún si son los tiernos malojos, que acaban de salir del vientre recién mojado del surco.

El periodista Juancho Marcano, había llegado aquella mañana al conuco con su perro Pipo y observó que las pequeñas matas de maíz estaban sufriendo la falta de los chubascos, los cuales parecían que iban a ser más frecuentes y ahora, al parecer, no encuentran el camino para regresar, para traerle un morral de alegría a las plantas. "Es triste y lamentable, ver el sufrimiento de los malojitos", dijo Juancho, como preocupado.

El perro observando la cara de d preocupación y tristeza del periodista, le comentó:

- Juancho, entiendo tu preocupación, pero por experiencia, según dicen los viejos, no es bueno a arriesgarse a sembrar maíz en estos tiempos en suelos de la Tacarigua de Margarita, pues sucede que se presentan las primeras lluvias muy copiosas y después que las personas se entusiasman, desaparecen y por lo general regresan en octubre o a finales de año.

- Tienes mucha razón Pipo, pero la gente siembra con fe de que la lluvia será frecuente y por eso se entusiasma. Pero en verdad viendo toda esa experiencia de nuestros antepasados, a veces pienso, y me torturo, que uno y muchos deberían estar preso, por darle vida a unas plantas de maíz, para que después pasen trabajo y se mueran de sed a pleno sol, que las castiga sin piedad alguna..

- Caramba Juancho, pero tampoco tengas ese sentimiento de culpa, porque tú te imaginas si en esta tierra que se han perdido tantas cosechas, hubiesen metido preso a la gente por sembrar, no habrían encontrado cárcel para encerrarlos.

- Es verdad, Pipo, pero son cosas que se le ocurren a uno en esos ratos de ocio creativo que tiene y que lo ponen a pensar en muchas cosas. Pero mejor volvamos a casa.

El periodista y el perro, tomaron camino al hogar y en el camino no cruzaron ninguna palabra al respecto.



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Emigdio Malaver

Margariteño. Economista y Comunicación Social. Ha colaborado con diferentes publicaciones venezolanas.

 emalaverg@gmail.com      @Malavermillo

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