“Urdaneta contra el olvido”: veinte años después

Hace veinte años publiqué un artículo con ese título: Urdaneta contra el olvido. En él manifestaba mi reclamo a una sociedad de consciencias colonizadas que no era capaz siquiera de recordar a sus héroes patrios.

Hoy ese reclamo es una mezcla de rabia y dolor; indignación al constatar que, ciertamente, en cuanto a la ignorancia de la historia, la situación es peor. Antes se podía encontrar algún patriota nostálgico que rebuscaba entre papeles viejos la crónica del altruismo elevado a la máxima potencia que haya conocido la humanidad: la gesta de los muchachos de Bolívar: Urdaneta, Girardot, Sucre, Anzoátegui, Lara…y las muchachas: Manuela, Ana María, Juana, Luisa, Josefa.

Urdaneta es doble víctima de la mezquindad y la brutalidad; del centralismo y del falso regionalismo fanfarrón y farandulero. A Urdaneta lo despachan con un brevísimo mensaje de redes digitales, esas que cada vez contribuyen con más eficiencia al envilecimiento de las almas y al empequeñecimiento de las mentes. A lo sumo, se le hace un acto local de esos diseñados por la burguesía antibolivariana, que la "revolución bolivariana" no ha sido capaz de desmontar.

Pero, ¿qué explicación puede tener este hecho insólito de no valorar nuestra historia, y aún, despreciar la epopeya sin igual que realizaron aquellos prohombres?

Una sola: la ignorancia. Dice el lugar común que "no se ama lo que no se conoce".

Entonces estaríamos hablando de desamor. Palabra terrible que todo lo destruye, que genera desapego, que implica abandono, que conlleva a la negación, que ningunea, que soslaya, que invisibiliza.

Es el plan imperialista que con mucha diligencia han aplicado las elites dominantes: negarnos el conocimiento de la historia, para más fácil dominarnos.

¿Cuánto miedo existe al cambio?

Recuerdo el debate en la Constituyente del 99 sobre la designación de República Bolivariana. Sólo hubo dos discursos a favor: el difunto Eliecer Otayza y este servidor. Fuimos derrotados en primera discusión por la mayoría de los votos del MVR; que si no llega Chávez de una gira internacional y se pone duro, ni siquiera eso hubiésemos logrado.

¿Cómo hacer una revolución si hay temor a superar las nombradías colonialistas?

El Presidente ha hablado en estos días de descolonización con unas personas que invitó de otros países, y hasta ordenó crear un instituto para el tema. Sería interesante, por ejemplo, dejar de celebrar las supuestas "fundaciones" de ciudades por parte de los invasores europeos, o superar ese cliché de que al hablar de "pensadores" y "filósofos", se piensa en extranjeros, preferiblemente con apellidos europeos.

Conmemorar las efemérides con desgano, con rutina, con boato, es ofender al conmemorado. Mantener esos "días de fiesta" o "de asueto", con estudiantes vagando y educadores pelando, es una afrenta a los héroes. Lo necesario es enseñar los valores que nos legaron.

Los medios públicos, de los cuales se supone que somos copropietarios, no tienen en sus agendas la gesta bolivariana. En VTV y Telesur le rinden honores a Ho Chi Min, Mandela y Roque Dalton, ¡qué bueno que lo hagan! Y ojalá fuese con sinceridad y no por un inusitado y oportunista esnobismo de izquierda. Pero no recuerdan a Urdaneta (o ni sabrán quién es).

Hoy viernes 26 de octubre de 2018, el único foro programado sobre Urdaneta, que de paso iba mezclado con el Che y Ali Primera, fue suspendido veinte minutos antes de comenzar, al parecer por un desencuentro entre funcionarios.

Otra burla al Prócer de la Colombia Bolivariana y al pueblo que quiso asistir.

¡Viva Urdaneta! ¡Viva la Gesta Bolivariana! ¡Abajo la abulia espiritual del funcionariado!



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Yldefonso Finol

Economista. Militante chavista. Poeta. Escritor. Ex constituyente. Cronista de Maracaibo

 caciquenigale@yahoo.es      @IldefonsoFinol

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