Andrés Bello entre nosotros

Luis Alberto Crespo señala que cualquier venezolano lo único que acierta a decir sobre este personaje es que "fue el maestro de Simón Bolívar". Mientras que José Ramos sentencia que la inmensa bibliografía bellista que se ha gestado a lo largo de más de cien años parece haberlo dicho todo.

A renglón seguido, el primero de los nombrados se pregunta: ¿Qué sabrán nuestros niños y adolescentes de sus dos obras magnas, las silvas y la gramática? ¿Habrán oído hablar del llanto de sus versos por la Caracas de su infancia y su adolescencia, cuyo mapa adornara la pared de su lecho de moribundo? ¿Acaso algún profesor explicará a sus alumnos que en los poemas Alocución a la poesía y Silva a la agricultura de la zona tórrida se vislumbraba ya El Canto General de Neruda? ¿Estará en los anaqueles del liceo un ejemplar de su gramática? ¿Qué alumno podría resumir al menos su valor lingüístico? Quizá las respuestas adelantadas a estas interrogantes puedan resumirse en su propia frase: Que Bello deje de ser un desconocido es nuestro reto (2011).

El segundo de los nombrados confirma que "En Venezuela esa bibliografía cuenta con nombres como los de Arístides Rojas, Luis Correa, Edoardo Crema, Fernando Paz castillo, Mario Briceño-Iragorry, Mariano Picón Salas, Ángel Rosenblat, Pedro Pablo Barnola, Arturo Uslar Pietri, Rafael Caldera, Pedro Grases, Oscar Sambrano Urdaneta, entre otros". A José Ramos no le queda otra que insinuar otra imagen de Bello: la de su vivir azaroso sujeto a la conciencia del desterrado que pena una invencible melancolía, la poética de un hombre medularmente "sentimental".

Entre estos autores, me detengo en el filólogo Ángel Rosenblat, quien resumió los cuatro principios fundamentales sobre los que se afianza el cuerpo de la doctrina gramatical de Bello, así: i) Los hechos gramaticales se explican, no por su adecuación a valores objetivos, sino por el comportamiento gramatical, ii) independizar la gramática de la lógica, iii) deslatinizar la gramática castellana y construirla de acuerdo con el sistema propio de esta lengua, y iv) la gramática de Bello es una gramática funcional.

Sin haberme percatado, ahora descubro que dispongo de un patrimonio cultural envidiable que nunca registré en la declaración jurada de bienes formalizada durante mis treinta y cinco años como funcionario público. Espero que los organismos competentes no establezcan ninguna sanción, en la medida que lo que pueda decir ahora sirva para resarsir los daños y perjuicios ocasionados. Me refiero a los textos que sobre Andrés Bello todavía conservo en nuestra pequeña biblioteca:

  1. Antología esencial [de] Andrés Bello, con prólogo y selección de José Ramos; así como notas de Pedro Grases. Fundación editorial el perro y la rana, segunda edición 2010, Caracas. El prólogo trata sobre Anotaciones para una poética del paraíso perdido. La selección incluye: i) Poesía, ii) Crítica literaria, y iii) Estudios gramaticales y lingüísticos. 235 p. El Banco Central de Venezuela (BCV), junto con la Fundación Biblioteca Ayacucho, también editaron la misma Antología.

  2. Escalona Escalona, José Antonio, Andrés Bello, compendio de una biografía didáctica del poeta sabio y humanista, Fundación Casa Nacional de las Letras Andrés Bello, segunda edición, Caracas, 2011. Al inicio, Luis Alberto Crespo nos hace una breve presentación de Ese desconocido. 60 p.

  3. Fundación La Casa de Bello, Obras Completas de Andrés Bello, volumen IV de un total de XXVI, Gramática, segunda edición facsimilar de 1981 con motivo del año bicentenario de A.B., bajo la dirección de la Comisión integrada por Rafael Caldera, Pedro Grases, Augusto Mijares, Enrique Planchart y Julio Planchart. La Fundación estaba integrada por Oscar Sambrano Urdaneta, Rafael Caldera, Pedro Pablo Barnola, Pedro Grases, José Ramón Medina, Luis Beltrán Prieto Figueroa y J.L. Salcedo Bastardo (la primera edición es del Ministerio de Educación 1951, Caracas). Además de la Gramática de la Lengua Castellana destinada al uso de los Americanos, elaborada por Andrés Bello y editada en Santiago de Chile en abril de 1817, este volumen IV contiene como Prólogo la Introducción a los estudios gramaticales de Andrés Bello, escrito por Amado Alonso. Al final aparecen Notas de Rufino José Cuervo.

  4. Academia Venezolana correspondiente de la Real Española, Andrés Bello, Obras, Selección y Prólogo de Oscar Sambrano Urdaneta. Colección Clásicos Venezolanos, tomo 17, reedición facsimilar, Caracas, abril 1989. Este prólogo o introducción se corresponde con una conferencia pronunciada en Bogotá, el 30 de noviembre de 1987, en el Centro Venezolano de la Cultura. La selección de temas está subdividida así: i) poesía, ii) Lingüística, iii) Versificación, iv) Crítica literaria, v) Educación, y vi) Del epistolario.

  5. Andrés Bello y Rufino J. Cuervo, Gramática de la Lengua Castellana, revisada y con notas y prólogo (1945) de Niceto Alcalá-Zamora y Torres, de la Academia Española de la Lengua. Editorial Sopena Argentina (ESA), Buenos Aires, cuarta edición, agosto 1954.

En la escuela primaria lo conocimos con el apelativo de Don, como expresión de respeto, aunado a su condición de maestro de El Libertador. La expresión Don, a mi entender, excluye la posibilidad de suponer que se trata de un profesional universitario. Nunca supe o no recuerdo si los verbos que conjugábamos tanto en primaria como en secundaria eran de Bello o de la Real Academia Española; en todo caso, era algo medio confuso y fastidioso. Siempre supe que Rafael Caldera y Oscar Sambrano Urdaneta eran bellistas. El libro de Caldera se me extravió pero el prólogo de Sambrano Urdaneta lo he leído varias veces.

Ahora sabemos de manera más clara que Andrés de Jesús María y José Bello nació en Caracas el 29 de noviembre de 1781 y murió en Santiago de Chile el 15 de octubre de 1865. En nuestro Panteón Nacional solo tenemos un cenotafio porque sus restos permanecen en Chile. Entre otras actividades, fue maestro del Libertador Simón Bolívar, fundador de la primera Gaceta de Caracas y del periódico El Araucano de Chile, redactor del código civil chileno; comenzó en 1797 un curso superior de filosofía y ciencias, denominado Trieno en Artes, en la Real y Pontificia Universidad de Caracas, habiéndose graduado de Bachiller en Artes en mayo de 1800. En septiembre de este mismo año se incorpora de nuevo a la Universidad de Caracas para cursar Derecho sin haber terminado. Por esa época (1797-1800), su mejor amigo fue José Ignacio Ustáriz, aprovechando su biblioteca para leer los clásicos en latín y griego, así como aprender francés sin despreciar el inglés.

Para tener una idea de la vasta obra intelectual de Andrés Bello, conviene revisar el enunciado o título de cada uno de los 26 volúmenes de sus Obras completas, editadas por la Fundación La Casa de Bello, 1981-1986, Caracas, así:

I. Poesías. II. Borradores de Poesía. III. Filosofía del entendimiento y otros escritos filosóficos. IV. Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos. ​V. Estudios gramaticales. VI. Estudios filológicos. Principios de la ortología y métrica de la lengua castellana y otros escritos. VII. Estudios filológicos. Poema del Cid y otros escritos. VIII. Gramática latina y escritos complementarios. IX. Temas de crítica literaria. X. Derecho internacional. Principios de derecho internacional y escritos complementarios. XI. Derecho internacional. XII. Derecho internacional. Documentos de la cancillería chilena. XIII. Derecho internacional. Documentos de la cancillería chilena. XIV. Código civil de la República de Chile. XV. Código civil de la República de Chile. XVI. Código civil de la República de Chile. XVII. Derecho Romano. XVIII. Temas Jurídicos y Sociales. (Vol. XV de la primera edición de Caracas) XIX. Textos y Mensajes de Gobierno (Vol. XVI de la primera edición de Caracas) XX. Labor en el Senado de Chile (Discursos y Escritos) (Vol. XVII de la primera edición de Caracas) XXIII. Temas de Historia y Geografía. (Vol. XIX de la primera edición de Caracas) XXIV. Cosmografía y otros escritos de divulgación científica. (Vol. XX de la primera edición de Caracas) XXV. Epistolario XXVI. Epistolario. NOTA: Las Obras Completas de A.B. fueron publicadas en Santiago de Chile, en 1883, por Pedro G. Ramírez.

Debemos saber que su Análisis ideológico de los tiempos de la conjugación castellana sale a la luz pública en 1841, en Valparaíso - Chile, y cuyo material mantuvo inédito por más de treinta años, desde 1809 en Caracas. Es en 1847 cuando aparece su Gramática de la lengua castellana destinada al uso de los americanos, en Santiago de Chile.

De Andrés Bello se ha dicho que fue un historiador, jurista, legislador, filólogo, naturalista, diplomático, poeta, filósofo, político, traductor y educador, entre otras actividades y disciplinas, tal como se infiere del título de sus Obras Completas. En su faceta de filólogo se incluyen los estudios sobre el lenguaje y la gramática. De las investigaciones más recientes que tengamos conocimiento se hace constar que Bello también incursionó en la traducción de libretos de ópera, según lo demuestra el Dr. Nelson Cartagena.

El mismo Dr. Nelson Cartagena, de la Universidad de Heidelberg, Alemania, en El aporte de don Andrés Bello a la lingüística y filología modernas, nos transmite de manera elocuente lo que recientemente se ha dicho sobre Andrés Bello (2014) y me interesa destacar para poder iniciar un estudio fascinante sobre este compatriota:

"2. El reconocimiento científico de Andrés Bello en España alcanza su punto más alto en la ejemplar edición de su gramática realizada por Ramón Trujillo (1988), que ha venido a llenar una necesidad imperiosa y representa un hito en los estudios bellistas "[al restituir] en su forma prístina [el texto de la gramática de Bello y las notas de Cuervo que] representan para nuestro idioma el repertorio gramatical más serio, ingenioso y erudito que jamás pueda imaginarse" (1988: 10). En consecuencia, ya no extraña a nadie que Emilio Alarcos (1995: 170 y ss.), en su reciente gramática, incorpore en un aspecto central como la terminología de los tiempos verbales la revolucionaria nomenclatura de Bello.

Pero tal vez la demostración más clara del lugar preponderante de Bello en la gramática española actual sea el hecho de que los historiadores de la disciplina lo consideran a menudo como punto de referencia y eje para delimitar ámbitos temporales. Así, por ejemplo, José J. Gómez Asencio explica que el período escogido como objeto de su tesis doctoral sobre la historia de la gramática y de las categorías verbales en España

 

... queda enmarcado por dos hitos que me parecen importantes para la historia de las ideas gramaticales en nuestro país: 1771, fecha de publicación de la primera edición de la Gramática de la Real Academia Española [...], 1847, fecha de aparición de la mejor gramática del castellano nunca escrita, la Gramática Castellana de don Andrés Bello (Gómez Asencio 1981: 11).

Y María L. Calero Vaquera aclara que la extensión cronológica de su tesis doctoral Historia de la gramática española (1847-1920): de A. Bello a R. Lenz

 

... viene delimitada por dos fechas no tan arbitrarias como a primera vista podría parecer: 1847 (año en que se publica la Gramática de la lengua castellana de A. Bello, obra de gran vigencia todavía en la actualidad) y 1920 (fecha algo menos decisiva en nuestra historia gramatical, aunque también digna de ser demarcadora de este estudio, por la aparición de la documentada obra de Rodolfo Lenz, La oración y sus partes) (Calero Vaquera 1986: 9 y ss.).

Respecto de las razones concretas que estos autores arguyen para justificar el valor del pensamiento gramatical de Bello en dichos períodos, resumen su juicio del modo siguiente:

 

1711-1847 [...] es una época [...] donde conviven dos claras corrientes gramaticales (la de los más apegados a la tradición; la de los reformistas) que acaban interfiriéndose en una tercera corriente mixta (la de los eclécticos) y fundiéndose magistralmente en obras como las de Bello (Gómez Asencio 1981: 356).

Bello, [...] conjugando sabiamente lo más aprovechable de la tradición (tanto grecolatina como racionalista) con sus reflexiones personales, construyó un sólido sistema gramatical difícilmente superable, de donde dimanan –con mayores o menores dudas [deudas?!!!]– las teorías de otros destacados gramáticos del período, tales como Benot, Cejador y Lenz (Calero Vaquera 1986: 269).

Es decir, Bello como suma y síntesis de su tiempo y creador de modelos para las generaciones posteriores.

3. Por nuestra parte deseamos destacar a continuación la figura de don Andrés como precursor de la lingüística moderna.

3.1. Las partes esenciales del prólogo de la gramática de don Andrés Bello no desmerecerían en absoluto como introducción al Curso de lingüística general de Ferdinand de Saussure, lo que es ya de reconocimiento habitual en la hispanística de la actualidad. A este respecto se mencionan las siguientes ideas básicas de Bello:

a) El principio de funcionalidad y el concepto de sistema

Su gramática es funcional por

 

... explicar lo gramatical por el comportamiento gramatical, la conexión y dependencia mutua de las palabras, es decir, por la función [...] cada clase de palabras se distingue de la otra por las funciones peculiares que desempeña en la oración; las palabras se integran en proposiciones, dentro de las cuales constituyen núcleos (del sujeto o del atributo o predicado), o modifican a esos núcleos o a otros modificadores, o sirven de nexos entre los núcleos o entre los modificadores. Una lengua –dice– es como un cuerpo viviente; su vitalidad no consiste en la constante identidad de elementos, sino en la regular uniformidad de las funciones que éstos ejercen, y de que proceden la forma y la índole que distinguen al todo (Rosenblat 1975: 28 y ss.).

Torres Quintero (1975: 54, y especialmente nota 17) hace notar que el criterio de funcionalidad es el que

 

... ha dado validez a los estudios estructuralistas de nuestro tiempo, los cuales se fundan en la noción de sistema, desarrollada por Saussure, la que se halla también en germen en el genial autor de la Gramática. [...] Léanse, entre otros, estos pasajes: "El habla de un pueblo es un sistema artificial de signos que bajo muchos respectos se diferencia de los otros sistemas de la misma especie, de que se sigue que cada lengua tiene su teoría particular, su gramática" (Gram., pp. 5-6). Y luego: "Después de un trabajo tan importante como el de Salvá lo único que me parecía echarse de menos era una teoria que exhibiese el sistema de la lengua en la generación y uso de sus inflexiones y en la estructura de sus oraciones, desembarazado de ciertas tradiciones latinas que de ninguna manera le cuadran" (ibíd. p. 9) (Torres Quintero 1975: 54).

b) El principio de descripción inmanente

Esta idea clave del estructuralismo saussureano, según la cual la lengua ha de ser descrita como estructura, sin referencia a elementos externos y sobre todo atendiendo a la relación de sus elementos más que a su substancia, tiene en Bello expresión clarísima y variada: "la sola [irrecusable] autoridad en lo tocante a una lengua es la lengua misma", no se deben "aplicar indistintamente a un idioma los principios, los términos, las analogías en que se resumen bien o mal las prácticas de otro", lo que para é1 significaba fundamentalmente liberar la gramática española de la latina y estudiar la lengua vernácula "como si no hubiese en el mundo otra lengua que la castellana". La independencia que postula entre gramática y 1ógica ha de entenderse también en igual contexto ("No debemos trasladar ligeramente Ias afecciones de las ideas a los accidents de las palabras").

c) El principio de la prioridad de la descripción sincrónica sobre la diacrónica

Al respecto anota Rosenblat:

 

Con una clarividencia que parece de nuestros días afirma en la Nota III de su Gramática: "Ver en las palabras lo que bien o mal se supone que fueron, y no lo que son, no es hacer la gramática de una lengua, sino su historia". ¿No está aquí claramente anticipada la antinomia de Ferdinand de Sausaure entre sincronía y diacronía? (Rosenblat 1975: 28).

3.2. También don Andrés Bello ha sido expresamente declarado precursor del estructuralismo norteamericano por Barry L. Velleman:

 

Tradicional fallacies, which both Bello and structuralist linguistics attempted to avoid are: 1) The use of preconceptions derived from the grammar of one language (specially Latin) in the discussion of the grammar of another; 2) normativism beyond the bounds of pedagogical necessity; and 3) the unnecessary inclusion of historical considerations in the description of synchronic structures (Velleman 1978: 61 y ss.).

3.3. Otros lingüistas modernos leen a Bello desde la perspectiva chomskiana. De este modo, Henk Haverkate cita el siguiente párrafo suyo:

 

La explicación en que cada hecho tiene su razón particular, que sólo sirve para él, y los diversos hechos carecen de un vínculo común que los enlace y los haga salir unos de otros, y en que por otra parte las excepciones pugnan continuamente con las reglas, no puede contentar al entendimiento. Pero cuando los hechos armonizan, cuando las anomalías desaparecen, y se percibe que la variedad no es otra cosa que la unidad, transformada según las leyes constantes, estamos autorizados para creer que se ha resuelto el problema, y que poseemos una verdadera TEORIA, esto es, una visión intelectual de la realidad de las cosas. La verdad es esencialmente armoniosa (cit. en Haverkate 1982: 99).

Haverkate concluye que este fragmento de Bello "muestra de una manera inequívoca que la moderna gramática generativa no salió de la nada". Y así aparece también en la óptica de variados lectores un Bello generativista (véase Palacios 1983: 173).

Pero tal vez el trabajo más logrado, equilibrado y sugerente dentro de esta perspectiva sea el de María Luisa Rivero (1972), donde se plantea la similaridad del tratamiento de los modos en Bello y de los llamados verbos abstractos en la teoría generativa, por lo cual "aquellos gramáticos que consideran que los estudios de lingüística hispánica deben seguir la tradición marcada por Bello, encontrarán en los métodos de la gramática generativa la técnica que les permite formalizar y ampliar las intuiciones de este insigne lingüista" (Rivero 1972: 55). Rivero muestra que Bello, como Salvá, siguiendo la tradición latina, considera que los verbos en subjuntivo dependen siempre, incluso en oraciones independientes (ojalá te resulte), de un verbo, explícito o sobrentendido. Pero Bello da un paso más y considera también el modo indicativo como subordinado, mencionando incluso cuáles son los verbos que los rigen, por lo cual no considera los modos como categorías sintáctíco-semánticas con significado propio, sino como alteraciones morfológicas resultantes de su dependencia, como

 

... inflexiones del verbo en cuanto provienen de la influencia o régimen de una palabra o frase a que esté o pueda estar subordinado [...] Dícese a que esté o pueda estar, porque en muchos casos no aparece palabra o frase alguna que ejerza esta influencia sobre el verbo; pero aun entonces hay una idea que lo domina y que pudiera representarse por una proposición subordinante. Así en Tus intereses prosperan se concibe, sin que sea menester expresarlo, sé, digo, afirmo que tus intereses prosperan, y cuando enunciamos un deseo diciendo La fortuna te sea propicia se entiende deseo que la fortuna, etc. (Rivero 1972: 56).

Por tanto:

 

A diferencia de otros gramáticos, Bello no clasifica al subjuntivo como el modo de la subordinación y al indicativo como el modo que aparece en oraciones independientes (lo cual es falso a simple vista) sino que para él ambos modos pertenecen a la subordinación y sus diferencias son atribuibles a los verbos que los rigen. Dando un paso más que Bello podríamos decir que el contenido semántico de duda, posibilidad, etc., que se asocia con el subjuntivo y el contenido de realidad y certeza que se asocia con el indicativo pueden ser asignados a los verbos que los rigen y no a los modos en sí (Rivero 1972: 57).

Ahora bien, George Lakoff en su tesis doctoral de 1965 propone la categoría de "verbo abstracto", equivalente a "implícito" o "sobrentendido", la cual es aplicada por Robin Lakoff en 1968 como fundamento para la definición de los modos en el marco formalizado de un coherente sistema de reglas. Coincidencia sustancial con Bello.

3.4. Y a medida que avanzaba el siglo se fueron reconociendo nuevas facetas precursoras de Bello. Una de ellas la descubre Henk Haverkate, quien ha realizado una "investigación que se centra en una valoración pragmática de la gramática de la lengua castellana desde la perspectiva de la tipología de los actos verbales" (1982: 106). Usando como filtro analítico las categorías básicas de actos verbales asertivos, directivos (impositivos y no impositivos) y expresivos propuesta por Searle (1976), determina entre otros aspectos que "Bello resulta ser un lejano e interesante precursor de la teoría performativa ideada por John Ross hace unos diez años en su artículo ‘On declarative sentences’ (1970)" (Haverkate 1982: 110) que incide en la ya referida temática de los verbos abstractos. De igual modo, anota que es precursor del llamado análisis factivo, introducido por los Kiparsky, es decir, de la existencia de predicados que presuponen (los factivos) o no (los no factivos) la verdad del estado de cosas expresado en la oración subordinada. Bello afirma, en efecto, que el llamado subjuntivo común expresa emoción del ánimo, que presupone la verdad de lo que se describe en la oración subordinada: En "me alegro de que goces de tan buena salud es claro que se afirma indirectamente que gozas de salud […] porque este hecho es el que produce la alegría". Compárese, por ejemplo, con el predicado no factivo de Supongo que está lloviendo, donde no existe tal presuposición.

3.5. Y de este modo hemos pasado revista a Bello estructuralista europeo, a Bello estructuralista norteamericano, a Bello generativista, a Bello pragmalingüista. Y de continuar este tipo de análisis es muy probable que, para la celebración de los 200 años de la gramática del maestro, tengamos que añadir a Bello psicolingüista, sociolingüista, gramático estratificacional, gramático funcional holandés, gramático sistémico británico y algún otro título que se me escapa. Y es que descriptivistas agudos e inteligencias superiores del pasado y presente siglo llegan a conclusiones semejantes a las alcanzadas por el genio del siglo XIX, cuando se ocupan de problemas idénticos o parecidos. Lo triste es que don Andrés no sea el maestro reconocido y citado por los máximos representantes de las teorías língüisticas modernas referidas, sino el precursor para ellos desconocido de tanta ciencia importante. Y a este respecto debemos lamentablemente aceptar la conclusión de Rafael Torres Quintero cuando, al comprobar algunas importantes coincidencias del pensamiento de Bello con el de Bloomfield, de Jespersen y de Hjelmslev, concluye:

 

Estos y otros lingüistas de tendencia estructuralista llegaron sin duda a idear sus fecundos planteamientos en fuerza de su discurrir profundo y autónomo sobre el lenguaje humano; pero están muy próximos al pensamiento de Bello, a quien naturalmente no conocieron, o no tuvieron en cuenta, porque mucho de la importancia que pueda tener una teoría científica depende en gran parte del escenario desde donde se dé a conocer (Torres Quintero 1975: 55).

No deseo incitar a los estudiantes e hispanistas a que continúen buscando coincidencias del pensamiento gramatical de Bello con autores contemporáneos que no lo conocen. Pero sí me atrevo a recomendar encarecidamente la atenta lectura de su gramática para solucionar cualquier problema teórico o práctico con que se encuentren en la enseñanza o en el uso de nuestra lengua, así como en la reflexión acerca de ella. Les aseguro que los resultados serán siempre del mayor interés.

v. nelson.cartagena@iued.uni-heidelberg.de, en Boletín de Filología vol.49 no.1 Santiago jun. 2014 (boletindefilologia@gmail.com) https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0718-93032014000100008.

Amado Alonso se preguntó: ¿por qué un hombre que sobresalió en las cumbres de la cultura escribió también de gramática? Porque fue un hijo del siglo de la enciclopedia y quiso cultivar todos los conocimientos humanos, fue su respuesta.

Nos queda como tarea revisar la obra de Francisco Javier Pérez, quien se ha dedicado a la reconstrucción de las relaciones del gramático Andrés Bello con la historiografía de la lingüística, lo que le ha permitido notar la ausencia del aporte de Bello en la tradición historiográfica general y su presencia admirativa en la historiografía española y americana, habiendo publicado La historia de la lingüística en Venezuela y su investigación historiográfica.

La historiografía de la lingüística en general es una disciplina que no solo en Hispanoamérica sino también en Europa está poco desarrollada. Se trata de una sub especialidad que evalúa qué ha sido la lingüística en un país o en una determinada tradición. Hay que reconstruir procesos que no siempre son fáciles, y entender cómo la lingüística, como disciplina científica de evaluación de la lengua, ha seguido escuelas, principios, doctrinas muy estables y muy coherentes que alimentan a otras doctrinas. Siempre tuve interés en esta especialidad porque Venezuela ha sido un país de grandes lingüistas, de grandes gramáticos, como Andrés Bello, cuya gramática al día de hoy sigue siendo reconocida como una gran obra de nuestra lengua.

Andrés Bello para mí ha sido una suerte de pasión y de estudio. El primer artículo que publiqué fue sobre su gramática, y el más reciente, el prólogo de la biografía que escribió el ex presidente Rafael Caldera. Ha sido una constante en mi vocación de estudio de la lingüística americana. Es la semblanza más integral sobre Bello. Está editada por la Biblioteca Rafael Caldera. Son seis tomos y cada uno tiene un prólogo de un ‘bellista'.

Con estas expresiones del mismo Francisco Javier Pérez quedamos en deuda para su posterior consulta. Que Bello deje de ser un desconocido también es nuestro reto.

 

Profesor asistente FACES-UCV, jubilado.

monrodav@gmail.com



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