Una reflexión permanente sobre la dimensión socio-cultural de las artesanías

Es posible que existan, entre otras muchas formas, dos maneras, de hacer referencia identificativa de las artesanías. En otras palabras, en el devenir cotidiano, es factible que se tengan, por lo menos, dos modos de referirse a la artesanía. La primera, nombrando al objeto, producto u obra artesanal y, la segunda,  narrando el ir y el devenir de la actividad artesanal. En este último, sería como contar, de cualquiera manera, el desarrollo del proceso particular que implica la elaboración de la misma. Por supuesto, que tales formas de nombramientos tienen un desarrollo desigual y combinado en la dinámica cotidiana.

El tema de la identidad podría comprometerse si se limita a la simple y exclusiva identificación. Esta forma del, quizás,  primer eslabón de un proceso más complejo y de implicaciones multifactoriales, de obligadas contradicciones, contextos socio-culturales espegooglecíficos, particularidades de producción, la dimensión del consumo propio, los factores de comercialización, condiciones telúricas-societarias, entre otros muchos aspectos. No obstante, es ese primer aspecto de identidad que se abordara con la proyección respectiva hacia los otros aspectos que se mencionan.

La prima opción podría equipararse con la matemática porque resulta una reseña, básicamente, determinativa y de identidad. Quizás, para quienes conocen la artesanía sea un camino expedito; entre el artesano, (a), y quien aspira a adquirir la obra se establece una relación más precisa, menos emocional,  profesional. Quien adquiere una obra artesanal, en tales términos, sabe, a ciencia cierta, que hay detrás de ese objeto. La producción de diversos productos artesanales es expresión e indicador material de una determinada cultura.

Existe un laqueado de un pueblo chino que constituye un milenario oficio. Se trata de una añeja ciudad que se jacta de tres cosas únicas por la que ha adquirido fama e historia: sus antiguas murallas, la producción de carne de res y el laqueado Tuiguang. El laqueado Tuiguang se realiza a mano y es uno de los cuatro más renombrados de China, con una historia de más de 1.200 años de antigüedad. Es un arte elegante y espléndido, de colorido brillante que muestra sus vetustos encantos al mundo junto a las elevadas murallas, los profundos y serenos atrios y los antiguos templos de la ciudad, (Tan Song, 2012).

Pingyao constituye una localidad de la provincia de Shanxi, fue construida con murallas de marga o piedra caliza en el marco de una dinastía antes de Cristo. Las murallas de piedra y ladrillos que exhibe hoy ciudad fueron reconstruidas en 1370. Es decir, en el 2018, se cumplen 648 años de haber sido rehechas. Las piezas laqueadas de Tauiguang, en diversas formas y tamaños, se exhiben en entiendas, cuya particularidad es que tienen estructuras tradicionales, construidas de barro, madera y conservan la simplicidad y elegancia de la antiguo… El laqueado presenta una superficie limpia y brillante, lustrosa cual espejo y resistente al calor y la humedad. El lustrado es manual y literalmente el laqueado Tuiguang se traduce al castellano como pulir con suavidad.        

Esta primera opción, también, se puede ilustrar de la siguiente manera: Resulta delicioso viajar a través de China y apreciar la larga historia y la densidad cultural presente en los objetos de artesanía. Desde las espléndidas piezas laqueadas de Tuiguang en Shanxi hasta los hermosos ropajes y adornos con piel de pescado del grupo étnico de hezhen, desde las elegantes cerámicas tricolor hasta las espléndidas telas estampadas al índigo, desde los exquisitos bordados de Sichuan hasta las bolsas perfumadas de Gansu… (Tan Song, 2012).

Resulta obvio que este contacto se realiza a través de la  muestra, visual, festiva, de muestrario. Si bien es cierto que tiene un esencial componente expositivo; el objetivo y meta central viene expresado en la venta. No obstante, que la relación compra-venta entre las creadoras y creadores artesanales y el cliente tiene características muy particulares y hasta extrañas; la interacción interpersonal juega un papel específico, incluso mágico. Y en este aspecto resulta necesaria investigar la relación creador(a)-comprador(a) en el proceso de comercialización de la artesanía. Habría que preguntar: ¿pudiera existir en la relación personal-mercantil algunos elementos que afecten el componente mágico de la obra?  Otro ejemplo de reciente data vale de apoyo.

Una colección de cerámica que custodia el Museo de Bellas Artes, (MBA), y que constituye uno de los fondos patrimoniales más notables de la Fundación Museos Nacionales, (FMN), sería expuesto el primero de octubre de 2017. La selección exhibida, en su mayoría pertenece al tipo de cerámica hecha para satisfacer el gusto europeo y, constituyen, una referencia pedagógica en el estudio de los estilos y tipologías más importantes de su tiempo. Fue posible apreciar las familias verde, rosa, azul y blanco. Asimismo, la porcelana blanca, monocroma y heráldica; la cerámica celadón, griega, islámica, persa e hispanomorisca. Todas demuestran las influencias e interacciones que tuvieron lugar entre Oriente y Occidente. Ellas testimonian el valor cultural, histórico, estético de géneros y estilos, que dan cuenta de la evolución de un oficio…por su vínculo con lo utilitario, ceremonial, funerario y comercial, (Delgado, Delia, 2017). He aquí la primera opción, expositiva, de deleite. Toda una tracción histórica de incalculable valor frente al visitante más disímil que se pueda imaginar. Seguramente miles de años ante la presencia de unos ojos a la vez impávidos e impresionados, alarmados de alegría cultural. La simbología deja impreso en el imaginario colectivo la memoria cultural.

Estas artes tradicionales abarcan aspectos del vestuario, la comida, la vivienda y el transporte, y el rasgo que las define es la combinación de utilidad y belleza, es decir, satisfacen necesidades materiales y estéticas de las personas. Por ello, las artes tradicionales chinas son simultáneamente creaciones materiales y espirituales… La historia de las artes tradicionales chinas se remonta a miles de años. Un ejemplo de ello son la cerámica coloreada y la artesanía del jade de la era neolítica y el pez grabado en madera del período Hemuidu, con más de 7.000 años de antigüedad, (Tan Song, 2012).

La antigüedad de la  alfarería originaria de China se remonta a unos 6000 años a. C como se evidencia en los registros arqueológicos, esta proviene de los primeros pobladores de esa región, cuyas piezas significativas se encuentra bien documentadas desde 250 años a.C, y corresponden al período de la dinastía Shang, tiempo en el que los ceramistas realizaron vasijas esmaltadas y figuras modeladas de personas y animales. Tenemos por ejemplo los guerreros y caballos  de terracota (,) encontrados en la tumba del primer emperador de China, Quin Shi Guang (,) quien gobernó entre 221 y 210 a.C, (Delgado, Delia, 2017).

Es esta, pues, la primera opción para nombrar a las artesanías. Un nombramiento numérico, por nombre propio y particular. Cada pieza artesanal posee su técnica, sus influencias y su particular evolución. La experiencia visual resulto determinante. Quizás por esta vía podría instrumentarse un plan coherente de promoción y difusión en los municipios y parroquias. Si apenas se realiza una exposición en cada entidad local  se alcanzaría  335 exhibiciones; mientras que en las parroquias se lograría exponer en no menos de 1. 800 exposiciones.

La segunda se podría ilustrar siguiendo la introducción de un excelente trabajo  intitulado Artesanos y Artesanías, publicado por la Fundación Bigott: Un miembro del pequeño grupo tiene una piedra en cada mano y las golpea rítmicamente una contra la otra; de la cuarcita que tienes sobre la mano derecha se desprenden lascas más pequeñas; luego, de uno de esos trozos, esculpirá una punto de lanza de bordes agudos de unos dieciocho centímetros, que irá adosada y fijada con cuerdas de cuero y resina sobre la punta quemada de la vara de madera que servirá para la defensa y la caza. Esa punta atravesará la gruesa piel de un mastodonte y ayudará en su caza final, la jornada larga y difícil que requiere del trabajo de casi todo el grupo gritando, intimidando y atacando al gran animal. Es muy probable que el conocimiento técnico para realizar este objeto lo manejaran casi todos los integrantes del grupo; detectar las características de estas rocas con mucha dureza, y la realización técnica se aprendería haciéndolo, porque de su eficacia y bien hechura dependerá la vida y subsistencia de todos. Estos hechos ocurrieron en el sitio de Taima Taima, cerca del poblado de Taratara, a pocos kilómetros de la actual ciudad de Coro en el estado Falcón, (Venezuela), hace catorce mil años, ( Ocanto, 2015).

Esas dos largas e ilustrativas citas tienen muchos elementos en común y se desarrollan en torno a la creación artesanal, así como ya se dijo, son formas de nombrar a la actividad artesanal. Una indicando la obra y la otra narrando el proceso. Y de todos los aspectos comunes y disímiles; diferentes y semejantes, existe uno sobre el cual se quiere hacer particular referencia y tiene relación con  el tiempo. En el caso de la artesanía tradicional china se hace referencia a una antigüedad de 7 mil años y  en el caso de la obra artesanal del estado Falcón se precisan no menos de 14 mil años. Ambas actividades y productos artesanales suman 20 mil años de historia. Un pasado productivo seguro y una antigüedad de definitiva identidad cultural, ambas elaboradas de una actividad económica-creativa-cultural. Ello  permite sostener la afirmación, a riesgo de parecer un perogrullo, que las artesanías constituyen las actividades productivas-creadoras; económicas-culturales de más antigua y vetusta data. 

Ello le otorga a las artesanías una condición preeminente en los pueblos y en las comunidades étnicas, en los grupos culturales, en los creadores y creadoras, en los grupos sociales y en las distintas formaciones económicos-sociales de la historia de la humanidad. La dimensión societaria de las artesanías abarca lo histórico, lo económico, la cultural, lo patrimonial, lo creativo, lo étnico, así como las diversidades y las identidades culturales. La dimensión simbólica de las artesanías define el perfil cultural de sus pueblos creadores. La artesanía es una cédula de identidad cultural, que se fundamenta en la diversidad cultural.

Ante todo queremos sentar que la cultura es un apretado tejido de relaciones, y que las artesanías abren una ventana para comprender y visualizar la conexión integral entre los elementos naturales, sociales y simbólicos del grupo social en cuestión. Esta es la primera premisa para dimensionar el origen y significado de las artesanías. …Históricamente, la mujer ha sido alfarera y la tejedora, y el hombre, tallador y herrero; la gradual especialización de sus miembros a través de una división del trabajo ha contribuido a la multiplicación de las expresiones artísticas y estéticas, rituales o ceremoniales. Su forma de producción, su uso o función, su decoración y su simbolismo deben verse como expresiones concretas, es decir, materiales de la cultura, (Turok, 1988).

Al discurrir la dimensión cultural de las artesanías tomando como elementos estratégicos y fundamentales el contexto telúrico o geográficos naturales, los grupos étnicos-culturales, también el contexto social-histórico y los aspectos simbólicos que le imprimen éstos en el proceso de producción artesanal resulta necesario considerar las siguientes premisas, de acuerdo al trabajo de Marta Turok: Cómo acercarse a la Artesanía, (Plaza y Valdés Editores, 1988), a saber:

1° El desarrollo científico y tecnológico de las sociedades humanas cubre un largo período de tiempo y se da en todos los medios ambientes, desde los desiertos más inhóspitos hasta los trópicos generosos.

2° El grado de desarrollo que se alcanza depende de la relación que se establece entre el hombre, la sociedad y la naturaleza.

3° La producción de artículos domésticos, rituales y ceremoniales –hoy llamadas artesanías o arte popular- ejemplifican claramente los dos postulados anteriores puesto que está determinada por los materiales, piedras, metales –que ofrece el entorno físico, por los procesos de descubrimiento y experimentación del hombre que resulta en su transformación, por el desarrollo de instrumentos para procesar esta materias primas, por las formas de organización, es decir, las formas de cooperación y la división del trabajo que se establecen para fabricar objetos y, finalmente, los elementos espirituales, simbólicos, esto es, de creatividad e innovación.

Desde la anterior reflexión conceptual se pueden establecer las bases mínimas de instrumentación de un plan de formación y capacitación para la elaboración de la normativa jurídica artesanal en los estados y municipios. Este propósito se sustenta también en un hecho legislativo de significativa trascendencia cultural. El sector artesanal es el único gremio del campo cultural que posee una legislación cultural específica y completa, la cual abarca la Constitución de 1999, expresada en cláusulas de las culturas populares y en términos específicos  de artesanías e industrias populares típicas con la preeminencia de la atención especial de ambas. Luego, la existencia vigente de la Ley para el Desarrollo y la Creación Artesanal, (Caceta Oficial. N° 6.184. Fecha: 3/junio/2015). Y, finalmente, la existencia de la Ordenanza para la preservación, protección y fomento al desarrollo de la actividad artesanal del artesano y la artesana en el Municipio Bolivariano Libertador, (Gaceta Municipal N° 3467-1-1, Caracas, martes 15 de noviembre de 2011).

Desde tal normativa artesanal es posible emprender, y si se considera la labor a seguir y desarrollar de inmediato, la legislación en los diferentes estados y municipios tomando como modelos y punto de partida la legislación artesanal 



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Efraín Valenzuela

Católico, comunista, bolivariano y chavista. Caraqueño de la parroquia 23 de Enero, donde desde pequeño anduvo metido en peos. Especializado en Legislación Cultural, Cultura Festiva, Municipio y Cultura y Religiosidad Popular.

 efrainvalentutor@gmail.com

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