Del país profundo: Ángel Remigio Tovar entre Cumbito y Corea del Sur

Una ciudad de grandes muros levantados con piedras volcánicas para defenderse del viento es la aclamada capital de Jeju en Corea del Sur. Como Jeju Batdam se conocen esas paredes de piedra negra que afirman la importancia de la isla donde se dice que existieron más de trescientos cráteres volcánicos en erupción hace millones de años. Ahora impulsadas por el paso de tiempo afloran las grandes rocas del color del azabache, sobre las cuales se puede tallar de maneras distintas a los Harubang, legendarios abuelos de piedra que surgen del secreto de la lava. Allí destaca a mil novecientos cincuenta metros de altura el monte Halla que pudo haber sido uno de tantos volcanes y resulta de particular interés una serie de cavernas, acantilados, cataratas, cruzándose en el hermoso paisaje marítimo, donde la flora y la fauna completan el milagro de un lugar mágico nombrado también como las isla de los tres tesoros y una de las siete maravillas naturales del mundo en el famosísimo estrecho de Corea.

Desde ese lugar donde el viento no descansa conversamos serenamente con Ángel Remigio Tovar, el guariqueño criador de ganado que nos acompaña a la reunión de la UNESCO en la defensa del expediente “Cantos de trabajo de llano colombo-venezolanos” que ahora ingresa a la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial que requiere medidas urgentes de salvaguardia, el suceso que permite impulsar en Venezuela una importante campaña mediática por tratarse de la sexta vez consecutiva en que el país ingresa a las listas patrimoniales de proyección universal en esta instancia de la Organización de las Naciones Unidas.

Visitamos juntos un mercado popular en Seogwipo, muy cerca del hotel Ramadán donde nos hospedamos y Ángel Remigio queda asombrando de todo lo que llega a ver entre las quinientas tiendas del lugar donde se exhibe una abundante variedad peces vivos y mucha mercadería con grandes sitios de comida. No encuentra el queso llanero que tanto extraña. Platos de arroz y vegetales coreanos, calamares, pulpos secos, pollos fritos con salsa picante y los distintos tipos de bocadillos de papa le llaman la atención, pero a la hora de comer entramos a un negocio donde nos garantizan que no se excitará nuestro paladar con el picante abrumador que caracteriza a la gastronomía coreana.

Estando tan lejos de Cumbito, el caserío guariqueño del Municipio Ortiz donde Ángel Remigio tiene un pacto con los animales, él decide cantarles para no llenarse de tristeza.

Conservita, Conservita
Déjate de monerías
Que este que te está ordeñando
Es el mismo de todos los días.

Conservita es el nombre de la última vaca preferida que ordeñó antes de iniciar este largo viaje a Corea del Sur. Tiene unas veinticinco reses en ese lugar de las piedras muertas que se conoce como la parcela de Cerro Grande y cada animal posee un nombre y los va recordando, “Para las novias”, una que se la comió la sabana porque se murió de vieja y la sabana también come. Ahora está otra hija de ella llamada también Para las novias, además de Guacharaca, Cabañuelas, Buena Vista, Aceituna, Gaviota, Ley del llano, Conservita, Buena Moza y Güinea, que tiene el color de las aves, entre muchas otras reses. En Cerro Grande para esta fecha tiene cuatro vacas “parías”, las otras son “jorras”, porque están por parir, además de tener varios novillos que son las vacas que parirán en un futuro. Se les da el nombre de becerra-manta a los animales solteros, novilla cuando están preñadas y simplemente vacas, después que han parido. Con veinte litros de leche al día que dan las paridas Ángel Remigio puede hacer un queso de dos kilos cuando las esmostrenca, que significa apartarla de los becerros que se quedan en el chiquero.

Tuvimos la curiosidad de preguntarle a qué edad empezó a ordeñar y nos asegura que a los siete años con una vaca llamada Suspiro que era blandita de ubre, pero verdaderamente su gran recuerdo lo tiene con la vaca Nobleza, que fue la que le regaló su madre Ernesta Tovar para que empezara el pie de cría. A Nobleza que tenía diez años la mataron unos ladrones que se robaron tres vacas más en una noche ciega, pero Nobleza dio mucha cría y en el rebaño de ganado mantiene a una de sus hijas a la que le pusieron el nombre de Medio Luto. Cuando nos cita a Ernesta Tovar que ahora tiene noventa años y vive en Ortiz, nos dice que era una llanera charrasca, que es decir una llanera completa, porque pilaba, molía, hacía la arepa, cortaba la leña, le caía al conuco, ordeñaba y a acomodaba los becerros. “Yo aprendí a ordeñar con ella”, y nos cuenta que son siente hermanos, cuatro hembras y tres varones, todos de apellido Tovar. El padre Julián Ascanio que era conuquero y trabajador del campo ya murió.

“…En el caserío Cumbito somos unas cincuenta familias dedicadas al trabajo del campo, al ordeño, a la cría de pollos, cochinos y ganado, siembra del maíz cien por ciento en invierno y en verano maíz con riego, auyama, patilla, lechoza. Nací un primero de octubre del año 1964 y en el primer trabajo con la vaca más mansa, para cogerle el pulso saqué un litro de leche, ahora saco cinco o seis todos los días y mucho más, depende del becerro, porque si está chiquito se ordeña en cruzao en las dos tetas y cuando está grande se ordeñan las tres tetas y se deja una para el becerro, porque la vaca tiene cuatro tetas. Antes se ordeñaba desde las cuatro o las cinco de la mañana y a las ocho estaba el queso en el cincho. Ya no se usa la totuma, se usa el rejo y en vez de la totuma se tiene un tobo que puede ser de aluminio o de plástico. Después que se termina de ordeñar se calcula la cantidad de cuajo para cortar la leche, luego se suera y después se pone la cantidad de sal a la cuajada dependiendo de los litros de leche para llevarla al cincho. Así se hace el queso. Hay vacas buenas, regulares y malas, las buenas dan entre diez y doce litros de leche, si están en potreros buenos, con buen pasto. En otro tipo se sabanas dan seis litros. También depende de los becerros, porque si están lactantes las vacas dan más leche y si no, menos leche. Usted a lo mejor no sabe que esta parcela Cerro Grande donde tengo mis vaquitas, la obtuve gracias a la revolución bolivariana de Venezuela, cuando Chávez creó la ley de tierras. Eso era lo que llamaba el comandante terreno baldío y el ganado pastaba allí. Yo pedí un avalúo técnico de Cerro Grande y después lo cerqué, le mandé a hacer dos lagunas, le sembré pasto y gracias a Chávez desde el 2003 estoy trabajando en mi propia tierra. Cumbito se llama el lugar desde que pasaron por estos montes Alejandro de Humboldt, José Antonio Páez y Simón Bolívar…”

Angel Remigio Tovar no se incomoda con el frío que se siente en la isla de Jeju en este último mes del año. Me cuenta que con el caballo Cucarachero o con el caballo Comisario va de la casa de Cumbito a otros potreros y a otras parcelas arreando ganado y cantándole hasta Tigüigüe, que es un pueblito que queda a una hora de distancia de Cerro Grande y si no lo traiciona la memoria me explica que para llegar a Cumbito por la vía del llano, en la Alcabala Los Dos Caminos después de Ortiz, ese paso se desdobla en una “Y” y se puede seguir por el lado izquierdo hacia El Sombrero y Valle de la Pascua y por el lado derecho hacia Calabozo y San Fernando. A un kilómetro de distancia de la “Y” hacia la vía de El Sombrero por el lado izquierdo está Cumbito. Es miércoles 6 de diciembre del 2017 y antes del mediodía ya se anuncia en el Centro Internacional de Convenciones de la isla de Jeju que el expediente “Cantos de trabajo de llano colombo-venezolanos” ha sido aprobado, entonces se indica que Ángel Remigio Tovar será intérprete de un canto de ordeño, y como si estuviera en Cumbito invita a la vaca Conservita a aquel salón y las delegaciones de todos los países le brindan el primer aplauso.

Ángel Remigio Tovar junto a un artista coreano
Credito: Rafael Salvatore







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Benito Irady

Escritor y estudioso de las tradiciones populares. Actualmente representa a Venezuela ante la Convención de la UNESCO para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial y preside la Fundación Centro de la Diversidad Cultural con sede en Caracas.

 irady.j@gmail.com

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