Aniquilado el 7mo regimiento de la caballería de EEUU

Corría el mes de junio de 1876 y apenas comenzaba la primavera en los territorios de los actuales estados de Montana, Wyoming e Idaho tierras ancestrales de la Gran Nación Sioux, recién comenzaba a derretirse la nieve y una espesa bruma cubría las montañas y los valles, la respiración de personas y bestias salía en forma de vapor y el aire puro y frío se impregnaba con la agradable fragancia de las coníferas. Nadie podía imaginar en aquella inmensidad silenciosa y bucólica, el terrible drama que le deparaba el porvenir a esas gentes puras e inocentes, producto del más vil egoísmo que despertaban sus riquezas al naciente imperialismo Estadounidense, quien cual ave de rapiña ambicionaba con avaricia los recursos madereros y auríferos de la región, además de la excelente ubicación geográfica de la zona que era el paso obligado hacia la añorada costa del Océano Pacífico.

Las tribus Sioux conocían a sus enemigos por los relatos de los Mohicanos del norte y por la confederación Iroquesa del Este del Misisipi y ya se habían enfrentado al ejército exitosamente en la guerra que condujo el extraordinario Jefe Cheyenne "Nube Roja" entre 1866 y 1868 y esperaban una gran ofensiva del ejercito; de tal forma que el anciano y brillante estratega para dispersar las fuerzas del enemigo, decidió moverse con parte de su pueblo hacia el Canadá y dejar en el sur otro grupo bajo el mando del valiente guerrero Tasunka Witko apodado como "Caballo Loco" , este era un hombre de gran estatura y quienes le conocieron decían que su mirada profunda y tierna parecía traspasar las cosas y los hombres, nunca comía antes que el último niño, mujer y hombre de la tribu hubiesen saciado su hambre, en tal sentido su pueblo lo amaba con devoción y reciprocidad.

De tal manera que ambos Jefes hostigaban tanto en el norte como en el sur al enemigo, con pequeñas escaramuzas o tácticas guerrilleras que los desesperaban; con este esquema de guerra irregular "Caballo Loco" preparó la fatídica emboscada final escogiendo como escenario el estrecho valle de Little Big Horn, donde la caballería enemiga no tenia oportunidad para maniobrar. El Jefe comandaba a guerreros procedentes de las tribus: hunkpapas, sans arc, pies negros, minicoujou, brule, cheyennes, oglala, two-kettles y arikara.

El bando contrario, el 7º de caballería era un regimiento élite dirigido por el Teniente Coronel Armstrong Custer ,oficial egresado de la prestigiosa academia militar de West Point y quien era reputado como un sanguinario asesino de niños, viejos y mujeres y contaba en su arsenal con artillería pesada y varias ametralladoras "Galting".

Talentosamente "Caballo Loco" instaló en el fondo del valle al cual se llegaba por un reducido camino, un grupo de tipis o tiendas rusticas hechas de corteza y cuero tradicionalmente usadas por los nómadas de las estepas, y fuera de ellas con viejos rifles wínchester comprados a contrabandistas, guerreros vestidos de mujer esperaban y en las colinas aguardaba "Caballo Loco" con su caballería.

Custer al ver a las "indefensas mujeres" decidió no usar la artillería ni las novedosas Galting", para que sus soldados se divirtieran violando a las mujeres y luego degollar a todo el poblado para dar un "escarmiento a esos indios renegados". ¡Terrible error!, al llegar los soldados, los bravos sacaron de sus sayas los rifles y los recibieron con una andanada de plomo y de inmediato como un rayo vengador de la justicia descendió por las escarpadas laderas la caballería de "Caballo Loco", de inmediato Custer ordenó a sus hombres descender de sus cabalgaduras encerrándose en un círculo defensivo, pero ya era tarde la sorpresa estaba de parte de los Sioux. El aire se llenó de gritos, de polvo, de estruendos y del sabor de la sangre en la boca de los hombres; al final de aquella gloriosa jornada la cabellera larga y amarilla del asesino

Custer, pendía de la lanza victoriosa de "Caballo Loco". Hoy, cuentan los viejos Seatles a sus niños y a quienes los visitan que la feroz batalla "duró lo que tarda un hombre hambriento en comerse su cena".

Los aborígenes de Norte América son grandes jinetes que montan sus cabalgaduras en pelo, sus caballos salvajes o mustangs son de sangre árabe y provienen de los corceles que se le escaparon a las tropas de Hernán Cortez en la conquista de México, reproduciéndose libremente en las grandes planicies de ese continente. En un principio los guerreros tocaban levemente sin herirlos a sus rivales blancos con el tomahow, para así demostrarles su destreza en la lucha cuerpo a cuerpo, luego se dieron cuenta que aquellos hombres no tenían gallardía y que la lucha era a muerte.
Pero esos pueblos no solo tuvieron grandes Jefes guerreros como los mencionados, también poseyeron Jefes o guías espirituales y políticos de gran envergadura, como en el caso de los Sioux con Tatanka-Igotanka , apodado como "Toro Sentado" y parte fundamental del Consejo de Jefes que junto a "Nube Roja", "Caballo Loco" y otros enfrentaron la brutal invasión, ellos resistieron valiente y talentosamente ganando innumerables batallas pero estaban irremisiblemente condenados a perder la guerra ante la superioridad numérica y tecnológica del naciente imperio yanqui. Dicen que los bravos al despedirse de sus esposas e hijos para entrar en batalla, decían heroicamente "lindo día para morir".

"Toro Sentado" fue un político zagás que puso sus dotes de negociador al servicio de su pueblo, aprendió el inglés para poder usar sus habilidades diplomáticas y evitar el exterminio de su raza, he aquí un extracto lleno de profunda sabiduría ecológica y poética:

"The white man says the land is owned by them, but for the Indian people , man belongs to the nature mother’s, we are brother of forest and rivers, of the mighty buffalo grazing on the plain and the horse running free, the wolf is our partner in the full moon nights , with his sad song lulling us.
Them the pale faces came as rivers people, with powerful and terrible weapons, surrounded the earth, the bison killed, the eagle and the wolf too, poisoned rivers and lakes, they bordering our people to desolate reservations , we resist bravely but could no contain it them. They annihilated us, killing women and children but they neither are happy and their faces reflect the sadness. When the Great Spirit will decide, our people will return to roam the steppes and the brave warriors we will come back mount them again on beautiful horses free as the wind".

"El hombre blanco dice que la Tierra le pertenece, pero para el pueblo indígena el hombre es quien pertenece a la Madre Naturaleza, somos hermanos del bosque y de los ríos, del poderoso búfalo que pasta en las planicies y del caballo que corre libremente, también del lobo que en noches de luna llena nos arrulla con su canto melancólico.

Ellos los cara pálida vinieron como ríos de personas, con poderosas y terribles armas, cercaron la tierra, y asesinaron al visón, al águila y al lobo, envenenaron ríos y lagos, nos confinaron a desoladas reservaciones, resistimos bravamente pero no pudimos contenerlos, Nos aniquilaron, asesinaron mujeres y niños pero su pueblo tampoco es feliz y sus caras reflejan la tristeza. Cuando el Gran Espíritu lo decida, nuestro pueblo retornará a vagar por las estepas y los bravos guerreros volveremos a montar nuestros corceles y a cabalgar libres como el viento".

La historia de los pueblos ancestrales del actual territorio de EEUU, está llena de luchas gloriosas y aunque fueron derrotados, escribieron páginas imborrables en el libro de la vida; los Comanches, Seminolas, Apaches y otros pueblos combatieron con honor al lado de insignes Jefes como "Mangas Coloradas", Cochise, Satanta ,Osceola,Gerónimo , Victorio,etc.

Una vez un oficial del Weist Point encargado de perseguir al jamás vencido guerrillero Gerónimo, envió al alto mando un telegrama que decía con caustica ironía y amargaIMPOTENCIA,…"se donde está Gerónimo, está en todas partes y en ninguna"

Pero esas son otras historias de las cuales hablaremos en nuevas oportunidades.



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José Burelli

Economista. Maestría en Relaciones Internacionales. Subdirector de Cultura UNESR. Profesor de la UNEFA, Universidad Pedagógica de Caracas.

 joseburelli@hotmail.com

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