Motivos Tricentenarios

El general Antonio Nicolás briceño y el concierto de Teresa Carreño

El general Antonio Nicolás Briceño fue todo un personaje. Guerrero pero también hombre de pluma. Curtido en la guerra, fue también edecán del general Guzmán Blanco y lo acompañó largo tiempo en París. Era hijo del doctor y general José de Briceño, edecán del mariscal Sucre y de la señora Zoila Sumoza, pero no era trujillano sino caraqueño. En 1885 contrajo matrimonio en San Sebastián de los Reyes con doña Leonor Gómez Acosta, de prestantes familias de esa localidad Primogénita de Aragua.

El general Briceño era hombre de armas tomar como lo indicaba su jerarquía de general. En los meses finales de 1885, la eximia pianista caraqueña de fama internacional Teresita Carreño realizó una gira por el país, aprovechando su visita a Venezuela donde tenía años sin venir. Dice ella en una carta para Carolina Keating Reed, su amiga y biógrafa, el primero de febrero de 1886: "Estuvimos en Caracas un mes después del 15 de octubre, luego fuimos a Puerto Cabello, Valencia y Ciudad de Cura; regresamos después a Caracas el 28 de diciembre". Pero en la carta ni en ninguna parte de su biografía escrita en castellano por Marta Milinowski aparece el suceso sangriento ocurrido en Villa de Cura. En ese momento era la capital del Estado Guzmán Blanco y se daba el lujo de traer a artistas de renombre.

El día del concierto en la noche y que se celebró en la antigua Sociedad de María (donde estuvo el cine Ayacucho y hoy un centro comercial frente a la plaza Miranda) el general Briceño se presentó a la taquilla a comprar su entrada con la mala suerte de que se agotó el papel y él llegó tarde. Formó un berrinche cuando el taquillero le informó que no había entradas y no se podía rebasar la capacidad del pequeño local. Las cosas subieron de punto y Briceño extrajo su revólver con el que disparó certeramente al pobre muchacho expendedor de entradas y le quitó la vida. No duraría mucho tiempo preso tratándose de quien era. El concierto se reqalizó a pesar del grave incidente. El suceso nos fue narrado en cordial conversación con don Augusto Padrón, quien fue mi amigo y antecesor en el cargo de cronista de la capital de Aragua.

El general Antonio Nicolás Briceño vivió en San Sebastián y posteriormente, al final de su longeva vida se residenció en Maracay donde era el consentido de las autoridades del estado y que comenzó con su amigo Anibal Paradisi; también con Augusto Padrón, a quien había conocido en 1928 en Puerto Cabello. Vivía en el hotel Jardín y siempre estaba bien vestido, perfumado y enamorado como un perro sato, valga la expresión llanera. Allí murió repentinamente el general Antonio Nicolás Briceño el 25 de diciembre de 1949 y fue sepultado por cuenta del gobierno del estado. No tenía más familia. Sus papeles, libros, documentos y unas memorias que escribió, quién sabe adonde fueron a parar. Fue genio y figura.

oldmanbotello@hotmail.com



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