Una de las parroquias más históricas, quizás la mas emblemática de la capital, donde aún quedan vestigios de la Caracas tradicional, sufre de un cruento deterioro, sus bellas casas se están cayendo de mengua y abandono. La que debería ser la consentida de la ciudad con programas serios para mantener su estilo se corroe con el tiempo y una pátina de olvido, insensibilidad e ignorancia carcome sus calles llenas de basurales y de mediocres y efímeros maquillajes que no aguantan la inclemencia climática.
Entre los grandes atractivos de esta parroquia se encuentra: El Camino de los Españoles; La Puerta de Caracas, el Puente Carlos III, uno de los dos puentes coloniales que todavía sobreviven en Caracas; la Iglesia Parroquial de la Divina Pastora; el Antiguo Asilo de Huérfanos, hoy Colegio Madre Rafols; la casa-estudio de Arturo Michelena; la fachada neo-gótica de la Capilla del Noviciado de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana; la casa del Ambulatorio; la casa sede de la Unidad Educativa 5 de julio; el Colegio, el Bar los Flores, el Mercado Municipal, y todas sus edificaciones
Posee espacios públicos de importancia como la plaza Andrés Eloy Blanco, el monumento a José Félix Ribas, el bulevar Brasil, el Parque Tajamar (hoy invadido por instituciones del gobierno) y la Plaza José Félix Ribas, también conocida como plaza de La Pastora. La Pastora representa una de las zonas urbanas históricas más extensas del país. De un total de 1.729 lotes, el 59 % está ocupado por casas tradicionales, es decir 1.020 casas. Su trazado incipiente, de mediados del siglo XVIII, comienza a extenderse de este a oeste en los siglos sucesivos. Al contrario de lo que suele suponerse, predominan en el sector las edificaciones de finales del siglo XIX y de la primera mitad del XX. El único monumento colonial que se conserva está representado por el Puente Carlos III, y algunos restos coloniales que pudiera conservar la Iglesia parroquial actual, de acuerdo a información proporcionada por el portal de la historia de caracas.blogspot.com.
No obstante, a pesar de todas las bondades de esta parroquia, sus habitantes cuestionan la ausencia de políticas que afectan a este histórico archivo viviente de la Caracas antañona. Los males abundan y al parecer hasta ahora no hay voluntad para sacar adelante esta querida parroquia.
Llegar hasta allí se convierte en un calvario, debido a las fallas de las tres líneas que cubren la ruta, la cual cumplen cuando les da la gana o hasta las 12 del medio día, razón por la cual la gente debe caminar grandes distancias para poder llegar a su destino. La comunidad cuestiona esta farsa de las líneas porque no cubren la ruta completa y sólo llegan a la esquina de Salas.
Para colmo de males, pasan "demasiada roncha", como dice la señora Teresa Gutiérrez con el gas, que a veces no llega y que preferían cuando lo manejaba la empresa privada anunciando la llegada del gas y la gente salía desde la comodidad de sus casas a cambiar la bombona, de cualquier tamaño, pero desde que el estado agarró la administración y suministro del gas, "esto se convirtió en una pesadilla", indica la señora Teresa, porque deben cazar a dónde pueden comprar gas, y hasta la revenden en 7 dólares la bombona pequeña.
Y para colmo de males, les llega el agua una vez a la semana, pero un hilillo, un chorrito que no pueden ni usar la ducha. Lavar, fregar los trastes y cualquier cosa relacionada con el vital líquido es un suplicio, nos comenta la señora Parra, vecina de esta comunidad, quien aprovecha para denunciar que cerca de la esquina de Cola de Pato, cerca de Kantal hay un gran bote que han reportado en innumerables ocasiones y no han respondido a sus llamados de reparación de esta fuga de agua.
Por otro lado, el señor Luis Caicedo, refiere que las calles están llenas de basura, que aunque ha mejorado, aún hay importantes botes de desperdicios en calles y esquinas a pesar de las campañas ejercidas por la comunidad para mantener limpia la parroquia. Así mismo caminar por las aceras y calles inundadas de huecos, atenta contra la seguridad física de las personas, así como de los automóviles
Otro gran problema es el secuestro de sus parques por instituciones del gobierno, como el Tajamar, uno de los pocos espacios públicos para caminar y pasear con los niños, que es ocupado por camiones e instalaciones del gobierno.
Los vecinos de La Pastora piden un plan de rescate que haga emerger a esta parroquia, a través de políticas de embellecimiento con diseños reales y no transformaciones de estilo, así como detener las construcciones que alteran los diseños originales de sus casas históricas. Muchas de estas casas están ranchificadas, sucias, con paredes de tapias desmoronándose.
La Pastora merece tener un transporte público de calidad, tal vez tipo tranvía, que pueda recorrer sus pequeñas calles. invertir en espacios de esparcimiento, apoyar a los pequeños comerciantes con diseños cónsonos con el estilo predominante. Crear una ruta turística. Rescatar sus edificaciones.
Y sobre todo brindar a sus habitantes calidad de vida con agua corriente las 24 horas, arreglar sus calles, surtir de gas de forma regular; y organizar el transporte, que cumpla las rutas a lo largo del día.
La Pastora merece un plan de rescate y de revitalización, la migración, la inflación, la seguridad y la mala calidad o carencia de servicios públicos llevan a esta parroquia a la desolación, abandono y deterioro constante, y los pastoreños se niegan a la depauperación de sus espacios.