Con mi ladrón no te metas

"Yo creo que todavía no es demasiado tarde para construir una utopía que nos permita compartir la tierra."

Gabriel García Márquez 1927-2014.

Escritor colombiano.

Esta tarde me enviaron un enlace de una red social, donde alguien afirmaba que cierto tipo de personas, eran como las moscas o las abejas, ya que no importando el escenario donde interactúan, las primeras buscarían el estiércol y las segundas siempre las mieles.

Esta afirmación, meramente perceptiva, no sería tan sombría, si el ejército de las primeras no superara con creces la universalidad de las segundas. Y como de costumbre, para efectos de esta reflexión, el entorno geográfico se ubicará desde el espacio íntimo de la familia, hasta la totalidad ocupada por la humanidad.

En esta oportunidad voy a circunscribirse en este maravilloso lugar que la vida nos permitió para existir que se llama Venezuela. Un lugar, que, en este preciso momento, estamos en un proceso político para definir, yo no diría que el destino de los próximos seis años, si no por el contrario nuestro futuro como sociedad, motivado fundamentalmente por la irrupción y posicionamiento de una nueva realidad mundial.

Sin embargo, y desde hace ya bastante tiempo, es mi parecer, estamos viviendo en la práctica un proceso de devaluación democrática, y no como pudiera creerse que sea producto de intentos o golpes de estados, que, si los hubo y de todo tipo, si no, peor aún, por la consciente erosión, degradación y socavamiento de los valores que representa la extraordinaria condición de reconocernos como ciudadanos demócratas.

Es insufrible tener que asistir a un escenario permanente de justificación, como lo reseña el título de esta perorata, por vocerías que van desde ciudadanos que militan justificada y responsablemente en cada una de sus causas, hasta aquellas direcciones políticas que habitan en las organizaciones y donde descansa el compromiso de liderazgo. Este es solo un ejemplo de esa mala praxis, donde la simulación, la mentira, la zancadilla, el jugar posición adelantada, se nos vende como valedera porque los medios justifican el fin.

Esta falta de valores, están impactando a una gran mayoría de los venezolanos, ya que con estas acciones nos quieren llevar a una desafección del hecho político, tratando de convencernos que no importa quien gobierne, la democracia perdió su esencia, la cual no es otra que propender el bien común, si no por el contrario sus actores principales buscan desesperadamente sus beneficios particulares.

Ante esa narrativa que tratan de implantar, es nuestra obligación moral revelarnos, negarnos al mesianismo, el divismo, el personalismo de los agentes políticos, y obligarlos a asumir su único rol, como es el de facilitador, promotores y gerentes del bien común. Es una necesidad imperativa de crear un cambio de mentalidad en cada uno de nosotros y como fin último removamos de nuestras cabezas la sensación de desesperanza o rendición.

Este ejercicio es personal, y aclaró que no necesitamos que sea individual, porque como individuo no somos nada, ni hacemos nada, debemos como personas ser reconocido por el otro, con nuestra identidad, en la necesidad de desarrollar una democracia auténtica, basada en un marco ético que nos lleve a ser justos y felices, con un afán por la cultura y el conocimiento. Esta importante práctica nos conducirá inevitablemente a la reflexión, luego al diálogo, ya que este es el recurso fundamental para el entendimiento.

Cuando hablamos de democracia, es importante hablar de pueblo. Como importante es, que identifiquemos en qué concepto nos integramos a tal definición. En qué dimensión nos reconocemos, en la agregativa cuando por ética nos agrupamos con la mayoría numérica, o nos identificamos por nuestras emociones e intereses, o nos rendimos por la acción de los medios que nos venden el fenómeno de la polarización en términos de amigos y enemigos.

Creo que hace falta desenmascarar a los ladrones, a los tramposos, los corruptos, el tuyo y el mío. Hacerles entender que en la sociedad que legaremos a nuestros nietos, serán aborrecidos. Nosotros estamos obligados a propender a esa sociedad y desde ya, solo nos verán haciendo frente común en proyectos de con mínimos de justicia, lo contrario es seguir caminando a la barbarie.

Recuerden que ser felices es gratis.

Paz y bien.

En "La Gruta", en la madrugada cuando restablecieron el servicio eléctrico, en el día del santoral de Óscar Arnulfo Romero y Galdámez Santo, de dos mil veinticuatro. El mártir de los pobres en su Salvador querido y que, a mi parecer, parafraseando a Joaquín Sabina, este si creía en Dios.



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José Gregorio Palencia Colmenares

Escritor, poeta, conferencista y articulista de medios

 vpfegaven@gmail.com

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