Puntos de encuentro, una vía para un gobierno inteligente. Gestión y Eficiencia

Luego de años de confrontación política, polarización ideológica y contraste de ideas, planes y opiniones, creo que la intencionalidad de tan necesaria iniciativa, además de compilar propuestas, debería ser la creación de puntos de encuentro y convergencia entre todas y todos los venezolanos de a pie, ciudadanos con la experiencia y la preparación necesaria para afrontar las distintas situaciones y flagelos de la actualidad, verdaderos patriotas que sin distingo político quieren y desean aportar desinteresadamente soluciones a los actuales problemas que aquejan a todos por igual. Crear estos puentes de acercamiento y de entendimiento entre nosotros mismos es la oportunidad de oro para lograr primeramente la reconciliación nacional y que oportunidad más propicia que ésta que usted propone la instalación de esta Nueva Asamblea Nacional. Llegó el momento de las coincidencias, de encontrar los puntos comunes de interés social, de diversidad de criterios y de trabajo mancomunado de todos los sectores ávidos de soluciones, de esperanzas y de un mejor País, una mejor y más grande Venezuela, una Venezuela Potencia, la Venezuela del Siglo XXI. Es el momento de la eficacia, de la eficiencia, del Gobierno de la Gestión de la gente y para la gente. Somos muchos los que queremos seguir aquí, trabajando, luchando y demostrando que sí se puede, que con un Gobierno eficiente se puede, que con la Revolución Bolivariana si se puede, pero para ello hace falta demostrar con resultados las intenciones y logros del trabajo gubernamental. Resultados medibles, tangibles, palpables que se sientan en la sociedad, que demuestren cuantitativamente que sí podemos avanzar hacia la eficiencia burocrática. Basta ya del voluntarismo incompetente, pero sobre todo ya basta del clientelismo y de las conductas complacientes del pasado, el Gobierno se debe a la gente y es para la gente que debe trabajar, es a la gente, al pueblo al que debe rendir cuentas, es hora de medir gestiones y mostrar indicadores, es momentos del Gobierno Inteligente, de la Gestión Pública participativa y representativa.

Para Rafael Bañon i Martínez, el hecho de reunir autores que provienen de los campos del Derecho, la Economía, la Ciencia Política y de la Administración, la Sociología y la Administración de Empresas, con un mismo vocabulario y con idénticas preocupaciones, hace patente que el futuro de la Teoría de la Evaluación muestra una tendencia interdisciplinar en la que cada una de las aproximaciones disciplinares tendrá que dejar los límites de su propio enfoque para alcanzar relevancia. La práctica de la evaluación es común a varios enfoques disciplinares (la Pedagogía, la Economía, la Ciencia Política y de la Administración, la Sociología, la Psicología) que han ido acumulando un acervo de evaluaciones desde su contemplación privativa de los hechos a evaluar. Es incuestionable que la evaluación de la acción pública es hacer política. La decisión de evaluar o no es de tipo político y es hacer política. El qué se evalúa es una opción que no pertenece al evaluador sino al organismo que contrata la evaluación. La utilización de las evaluaciones tiene consecuencias políticas que afectan a la legitimación de las organizaciones públicas y a la acción de gobierno. Si bien las políticas públicas tienen una dimensión técnica, también marcan las prioridades del gobierno y la evaluación.

Precisamente mi propuesta se encuentra enmancarda en la obtención de mayores niveles de eficiencia del aparato estatal, de manera que se logre una mejor atención a la ciudadanía, priorizando y optimizando el uso de los recursos públicos. Por tal razón, los principios en que se fundamentan y se rige el pensamiento y la conducta del Estado y sus funcionarios como servidores públicos en cumplimiento de sus competencias y atribuciones, son los siguientes: principio de legalidad, principio de servicio al ciudadano y principio de transparencia; los cuales según algunos estudios de referencia y más específicamente la percepción de la ciudadanía respecto al sistema de atención de las entidades públicas, se encuentran seriamente cuestionados, en menor medida por la aplicabilidad de dichos conceptos y en muchos otros casos en la inobservancia de los mismos en el quehacer diario de los funcionarios de la administración pública. Por ello debemos realizar un trabajo de concienciación, formación y capacitación de los funcionarios públicos para que sean ellos mismos quienes puedan evaluar, diagnosticar y corregir las desviaciones y perturbaciones que se presenten en los procesos y trámites burocráticos. Hay que entender y practicar que un sistema de evaluación es un instrumento de gestión necesario para disponer de información fiable y precisa sobre las actuaciones del aparato público integral, lo que nos permitiría entre otras cosas incentivar la participación ciudadana en los procesos de evaluación y mejoramiento de la gestión comunal.

"No cabe duda que la peor corrupción de un sistema administrativo es la ineficacia".

*MSc.Magister Scientiarum en Seguridad de la Nación e Ingeniero Industrial.

 

Dominguezjn@gmail.com



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