Hemos perdido casi todo; un día de estos perdemos la paciencia

A finales del siglo XIX, Venezuela producía gasolina a través de su primera refinería ( La Petrolia del Táchira). Un siglo después presumíamos de tener la gasolina mas barata. Hoy con mayor tecnología y mas de cien años de experiencia, no tenemos capacidad de producir combustible. Simplemente perdimos la capacidad de producir nuestro combustible

Nos jactábamos hace pocos años, de tener una de las mayores reservas de gas del planeta y el gas mas barato. Hoy en muchos hogares no las inventamos con leña para cocinar. Sencillamente perdimos el servicio de gas.

Hace pocos años presumíamos de tener una de las empresa petrolera ubicada en el top de las 10 mas importante del mundo . Lo que no pudo hacer intencionalmente la meritocracia oligarca con PDVSA, para venderla a precio de gallina flaca, hoy lo esta haciendo la ineficiencia de este gobierno. Perdimos esa gran industria.

Hace unos pocos años contábamos con una empresa de telefonía en expansión, que estimulaba al usuario a beneficiarse del servicio de comunicación digital, ofreciendo planes de suscripciones económicos, posibilidad de adquisición de computadoras de escritorios, laptops, tables, TV satelital; ademas ofrecía zonas escolares con wifi gratuito. Hoy tenemos uno de los peores servicios de telefonía residencial y de internet; mientras el usuario sucumbe al chantaje de delincuentes que se apoderaron del control de las conexiones. Perdimos la espereza en CANTV.

Hace tan solo unos 7 años en cualquier centro de atención medica integral podías contar con el servicio básico de salud; consultas generales, exámenes, odontología, oftalmología, radiografía, ecos, fisioterapia, etc. Hoy la inmensa mayoría de los CDI son centros oscuros,

desolados, calurosos, con poca atención, como un escenario después de una batalla. Perdimos ese gran servicio de salud.

Hace pocos años hablábamos con orgullo del régimen de pensiones, que permitía que todos los y las venezolanas que alcanzaran la edad de jubilación gozaran de tal servicio. De que nos sirve hoy una pensión mensual que no da para un kilogramo de frijoles. Perdimos ese motivo de alegría.

Hace tan pocos años hablábamos con admiración de la política de crecimiento del sistema educativo venezolano, con la creación de escuelas, liceos, universidades, complementado con las misiones educativas, permitiendo así que grandes sectores populares tuvieran acceso a una educación pública y gratuita. Hoy; escuelas, liceos y universidades abandonadas y en muchos casos haciendo de la mediocridad politiquera su programa curricular. Sencillamente perdimos un sistema educativo perfectible y promisorio

Hace pocos años adquirir la cedula de identidad o el pasaporte era un tramite sencillo y rutinario, hasta se hacían operativos en tu sector para renovación de cedula. Hoy tenemos que madrugar varios días y rogar que la suerte nos acompañe para alcanzar el objetivo. Ese eficiente servicio lo perdimos.

Y de esta manera, poco a poco, hemos perdido la capacidad de asombro de pasar una semana sin luz, un mes sin agua, seis meses sin servicio de aseo urbano, de ver camiones ganaderos convertidos en servicios de transporte público.

Perdimos la capacidad de asombro de oír ofrecimientos presidenciales que no se cumplen como el anuncio de un salario mínimo de medio Petro, de la lucha contra la especulación y corrupción.

Perdimos la capacidad de asombro de ver como a los jubilados petroleros, el gobierno arbitrariamente se abrogo el derecho de disponer de su fondo de pensiones.

Perdimos la capacidad de asombro ante las noticias de bandas hamponiles y criminales conformadas dentro de los organismos destinados para hacer cumplir las leyes.

Perdimos la capacidad de asombro al ver un parte ministerial informar sobre la muerte de un ciudadano en un enfrentamiento contra fuerzas policiales; cuando todos sabían que estaba dormido en su casa.

Perdimos la capacidad de asombro de ver una generación partir de la patria a cualquier riesgo como el que escapa a una gran guerra.

Perdimos la capacidad de asombro de ver como nuestro símbolo monetario rueda por el suelo, arrastrado por el viento como cualquier pedazo de papel sin ninguna utilidad.

Perdimos la capacidad de asombro de ver a un vecino hurgar en la basura buscando algo de comer.

Perdimos la capacidad de asombro cuando un asesino dispara a una multitud y al siguiente día va preso quien no tiene responsabilidad en el hecho.

Perdimos la capacidad de asombro al ver un funcionario corrupto dictando "cátedras" de revolución.

Perdimos la capacidad de asombro al ver un líder de oposición pedir invasión extranjera sin que nada le pase, mientras los luchadores por las reivindicaciones populares se les aplica la ley contra el odio o traición a la patria.

Perdimos la capacidad de asombro al ver políticos que arriesgaron su juventud en la lucha contra los abusos de estado y hoy guardan silencio para no arriesgar sus puestos en el estado.

Hemos perdido casi todo; un día de estos perdemos la paciencia.

 

pablofucik21@gmail.com



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