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El “matraqueo policial”: ¡Se apodera de las calles de Lecherías!

"Si no tenemos policías, jueces, abogados, fiscales, honestos, valerosos y eficientes; si se rinden al crimen y a la corrupción, están condenando al país a la ignominia más desesperante y atroz". Javier Sicilia.

Los funcionarios policiales que hacen vida, en los 12 kilómetros cuadrados del municipio Urbaneja de Lecherías en el estado venezolano de Anzoátegui, piden "dólares por el matraqueo", lo que constituye un hecho de desviación policial, cada vez más común en las calles de esta ciudad, ante cualquier falta de documento, infracción, falta de salvo conducto, todo producto de esta maldita pandemia del virus chino, y de la destrucción de la economía.

Los funcionarios con conos rojos en calles, y avenidas, suben, y bajan los brazos en los puntos de controles fijos e improvisados, para hacer que los conductores se detengan, y estos se ponen mosca cuando dicen, es una alcabala policial. "Ya me van a martillar", son unas de las primeras impresiones que pasa por la mente de los ciudadanos mientras disminuyen la velocidad hasta que se paran en el punto de control o alcabala.

¿El "tapa boca", y esa pimpina que llevas ahí para qué es eso? "¿A dónde se dirige?", es la pregunta obligatoria del martillo. Luego de bucear por dentro el vehículo, se dirigen al conductor con el ceño fruncido, ahí el policía le pide los documentos de identidad, y papeles del vehículo, y la prueba de la corona virus. En caso de que falte alguno de estos requerimientos, y no tenga el cinturón de seguridad, o cualquiera otra eventualidad que el policía considere una falta, ahí es el momento propicio para dar el inicio a la extorsión, especialmente a conductores jóvenes, y a las mujeres conductoras, ahí empieza el vulgar "matraqueo dolarizado".

En la tarde de este viernes 11 de diciembre, un ciudadano, que conducía por la calle Arismendi de ese municipio, en el punto de control improvisado que montaron unos funcionarios del la policía del Estado, quien iba acompañado por su esposa, y sus dos hijas, fue increpado, donde le solicitaron los documentos, y las tapas bocas. Todo estaba en orden, su único error fue que una de las niñas no tenía el tapa bocas. ¿Cómo vamos a hacer, falta un tapa boca, y no tienes salvoconducto, ni cargan ajustados el cinturón de seguridad?, le dice el policía. "Bueno si cometí una infracción ponme una multa no hay problema yo la pago, le dice el ciudadano, sentado al frente del volante de su camioneta": "Esto no se soluciona con multa" "esto se soluciona con 10$ o el carro va para el comando, le dice el policía matraquero, la esposa nerviosa le dio los 10$, y dejaron el pelero, retirándose del lugar. Este es uno los tantos intentos de extorsión policial que día a día se hacen más comunes en esa bella ciudad turística del Estado Anzoátegui.

Un alto porcentaje de conductores de la población del municipio Urbaneja desconfía de los funcionarios policiales, ubicados en las dos alcabalas fijas que están a ambos lados del CC Caribbean Mall, debido a la matraca policial las 24 horas del día, también de la alcabala que está en la Sub estación de Corpoelec en la avenida Octavio Camejo cerca de Playa de Lido, los puntos de control en Playa Lido son el azote de los conductores bañistas, los policías motorizados bucean a las conductoras, y las paran por cualquier tontería para matraquearlas.

Estas acciones ilegales de alcabalas móviles fantasmas en las entradas del municipio, en el sector Venecia, la Costanera, el Elevado, Avenida Intercomunal etc. Son propias de bandas criminales que operan con uniformes policiales, y las constantes extorsiones son parte de las actuaciones que alejan al ciudadano de Lecherías de los cuerpos policiales que tomaron por asalto ese municipio.

La extorsión policial-militar en los llamados puntos de control en las carreteras, calles, y avenidas de Venezuela, es algo serio en contra del ciudadano acosado por la hiperinflación, y la mala calidad de vida, pero esta práctica ilegal se ha adaptado mas debido a la dolarización de la economía en Venezuela. Los policías piden dólares, para rebuscarse, ya que dicen que ese sueldo de 2$ no les alcanza para vivir, incluso al que le vean dólares se los decomisan.

El cateo de una persona por parte de un policía en este municipio con el objetivo de obtener dólares es un acto de corrupción policial, cuando paran al transporte público, y bajan a los pasajeros para requisarlos, y decomisar dólares, y celulares, como le sucedió al autobús frente al CC Aventura Plaza en la Avenida Principal, por parte de una alcabala de policías motorizados, esto es un delito por lo que pueden ser privados de su libertad estos funcionarios policiales.

Un comerciante, que transportaba mercancía para su negocio. Fue detenido en un punto de control improvisado donde le exigieron la documentación de la mercancía, que llevaba consigo, y los mostró sin ningún inconveniente porque andaba legal. Sin embargo, los policías le aplicaron el procedimiento de rigor e iniciaron la extorsión habitual. Los policías alegaron que no podía transportar esa cantidad de mercancía, por lo que se la iban a retener. Me tumbaron 30 dólares para no quitarme la mercancía, este es uno de los tantos casos que me cuentan los lectores que me escriben para que los haga públicos a ver sin desmontan esa hampa uniformada que tiene azotado el municipio.

La policía puede revisar a un ciudadano, o su auto pero debe hacer del conocimiento del afectado que se tiene la sospecha de existir algo ilegal. Según expertos policiales consultados, los procedimientos tienen que realizarse con la presencia de dos testigos que no sean policías, de lo contrario no tiene validez el procedimiento. Se deben guardar las normas establecidas en el proceso penal venezolano, ante cualquier requisa ilegal que se realicen en ese municipio.

La extorsión policial también entra en acción cuando hay accidentes de tránsito, al sucederse a los pocos minutos llega una patrulla policial, a veces hay que pagarle a los policías por el hecho de tener un accidente. Porque, según ellos, pones en riesgo la vida de otros, y las tarifas son siempre en $. Cada vez los policías se las ingenian para garantizar su rebusque ante cualquier eventualidad en la vía.

En caso de una infracción el conductor que no posea dólares, el funcionario le exige desde una harina pre cocida hasta un pago móvil.

Existen casos de vehículos con problemas en los números de las placas, o que una esté extraviada, ahí los policías empiezan a llamar a sus compinches y que en la "central", y le dicen al conductor. Que el carro está solicitado, y que se lo llevaran detenido si no se baja con unos dólares.

El "matraqueo" a los ciudadanos debido a la crisis de los servicios públicos ha llevado a los policías a aprovecharse de sus necesidades. En las bombas de gasolina debido a la escasez de combustible, los policías se aprovechan para obtener algún beneficio. Las tarifas para surtir de gasolina, ahí los policías, y guardias cobran de 10 dólares, para arriba por dejar surtir de combustible.

Cada vez cobra más fuerza el uso del dólar para la extorsión policial, como una manera de saldar las necesidades de los policías. El dólar se ha convertido en la moneda preferida, por tener mayor valor que el Bolívar.

La dolarización de la extorsión policial se ha convertido en un hecho, que el ciudadano asume como parte de la descomposición social de la nación.

Hoy el pueblo venezolano ante esta tragedia lo que hace es encomendarse a Dios para poder sobrevivir. Han tenido que seguir las reglas del juego de quienes ejercen el poder, y ver como normal, la normalización de la sociedad con lo anormal. Venezuela está catalogada hoy como uno de los países más corruptos del mundo.

El "matraqueo policial" es el modus operandi que los policías utilizan para obtener más recursos debido a que perciben un salario de 2$ mensual.

Con este articulo le doy especial importancia a la denuncia ciudadana, de los lectores que me escriben para que las haga públicas, debido a no querer realizar las denuncias ante los organismos oficiales, por temor a represalias, por eso complaciendo a estos ciudadanos, colaboro en difundir estos casos de extorsión policial en el Municipio Urbaneja, para que los organismos competentes tomen notas de este tipo de actividades ilegales. Es importante dejar un testimonio de estos hechos. Peor es no hacer nada, y guardar silencio, y hacerse cómplice de la matraca policial.

Hoy la figura del policía venezolano está muy devaluada, ya no es sinónimo de seguridad, y confianza para los ciudadanos. El "matraqueo" se ha convertido en parte de la calamidad ciudadana. Para el venezolano es mejor pagar la matraca: para que el policía "te deje seguir". Ante este tipo de eventualidades, los ciudadanos deben estar más alertas, y tratar en lo posible de evitar ser víctimas de la extorsión.



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Edgar Perdomo Arzola

Analista de políticas públicas.

 Percasita11@yahoo.es      @percasita

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