Creo que esa será mi nueva misión aquí en Aporrea

Saben, normalmente uno tiene cuidado con no sacar los trapos sucios en público, ¿verdad?, especialmente porque todos tenemos trapos sucios, secretos, pensamientos o comportamientos privados no tan "sanos," o cosas que no queremos que nadie sepa, no son siempre cosas sexuales, a veces son debilidades, o alguna falta de capacidad o entendimiento sobre algún tema que no quisiéramos que nuestro empleador sepa, o alguna obsesión que no queremos que la novia conozca, y otras veces (muchas veces) tiene que ver con errores que hemos cometido en el pasado y que no queremos ni recordar ni enfrentar porque somos esencialmente unos cobardes, lo cual estoy convencido es un mecanismo natural-genético para protegernos (para la sobrevivencia), ya que si todos siempre enfrentáramos todos nuestros errores todos los minutos de cada día , bueno, creo que terminaríamos suicidándonos por sentirnos tan inútiles, estúpidos, e incapaces.

¿No es así?

Creo que sí.

Bueno …

Suficiente es suficiente, como me pasó en un pequeño caserío barloventeño llamada Caño Negro, en las selva (entonces), cerca de Tapipa, en la región de Barlovento en el estado Miranda de Venezuela, no muy lejos de El Clavo o Caucagua.

Eso fue en el año 1977 cuando trabajaba como misionero allí, enseñaba y me ocupaba de un huerto comunitario y de una plantación de lechosa (papaya) y pepinos de 22 hectáreas.

En aquel entonces --- así como está ocurriendo hoy en casi toda Venezuela bajo el mando de Maduro --- ese caserío era ignorado totalmente por el gobierno del entonces CAP (Carlos Andrés Pérez), estaba sin electricidad, sin agua potable, sin carretera, sin escuelas, y sin servicios médicos. Así era entonces a nivel nacional, esa indiferencia e indolencia gubernamental con respecto a la vida fuera de los centros de las grandes ciudades como Caracas, Valencia, y Maracaibo.

Por eso existe la expresión aquí en Venezuela, "Caracas es Caracas, el resto es monte y culebras," o algo así, no puedo chequearlo en el internet en este momento ya que NO HAY INTERNET!!!

¡Otra vez!

Coño.

Bueno, uno de los proyectos que teníamos como misioneros allá con las culebras (habían muchas) en el monte, era de hacer taladrar un pozo de 60 metros de profundidad para subir agua de un manantial subterráneo, para la comunidad, con bomba eléctrica y generador, y así se hizo.

Pudimos convencer a algunos altos funcionarios de las Fuerzas Armadas de hacer ese trabajo con equipos militares para taladrar, algo que duró alrededor de 3 meses, y durante ese tiempo siempre dejaban a un militar de guardia en el caserío, un tipo que medía más de 2 metros en estatura, quien siempre cargaba una pistola en su mano, un tipo muy mala gente, paranoico, súper egoísta, enamorado de sí mismo, centrado solo en sí mismo, un tremendo prepotente que abusaba de su poder --- porque podía ---, con su arma en al mano (ver más abajo lo que hacía).

Toda la gente le tenía miedo, excepto yo y Pablo, un Negro gigante de la misma estatura que el militar, pero más macizo, y muy buena gente (yo soy flaco y medianamente alto, pero no tan alto así como ellos).

Un día, como a las 2 PM, cuando la mayoría de la población del caserío --- unas 400 personas en total --- tomaban su siesta bajo ese calor húmedo paradisíaco (o infernal) de las selvas, (yo) estaba caminando por en "centro" del caserío por sus "calles" de tierra, cuando vi al militar con un niño de 5 años, quitándole sus juguetes, con su arma en la mano, y enseguida agarrándolo fuertemente entre sus brazos, patas arriba, y metiendo su cara y boca entre las piernas del niño, como para empezar a violarlo.

Me paré a menos de un metro del militar --- con el niño en sus brazos gritando como un loco y la cara del militar entre sus piernas --- y le empecé a gritar para que lo suelte, pero no lo hizo, estaba como en un trance, obsesionado, entonces con una mano le agarré el cuello (soy experto en artes marciales), muy duro, para quitarle la respiración (lo cual ocurrió), mientras que con la otra mano me preparaba par ser repentinamente golpeado, y así pasó, pero había subestimado mi capacidad de resistir al golpe y caí volando al piso.

Inmediatamente, el militar se me sentó encima, y me puso su pistola a la cabeza, pero el tipo todavía estaba medio trastornado, lo cual le dio a Pablo --- quien estaba allí cerca como a 10 metros --- justo el tiempo suficiente para correr y saltarle encima al militar, dándome así la oportunidad de pararme y salir corriendo y escaparme de ese sádico loco, pero el militar estaba tan obsesionado conmigo que ni le paró a Pablo, se paró, y empezó a buscarme, disparando hacia la casa donde me había recluido, y eventualmente, con la ayuda de la población, pasando de una a otra casa de manera clandestina mientras lo distraían por un lado, pude escaparme.

Durante esa (más o menos) media hora de cacería y disparos que parecieron ser horas, una parte considerable de la comunidad salió con sus machetes y finalmente el militar tuvo que rendirse, y así fue, y lo "encarcelaron" en una de las casas hasta el día siguiente cuando los líderes de la comunidad --- los señores Domingo y Juan Pablo --- llevaron a cabo un juicio público afuera, con casi toda la comunidad presente, hombres, mujeres, y niños.

Fue entonces cuando le sacamos los trapos sucios a ese prepotente y abusador.

Durante el juicio, entre todos, sacando los trapos sucios, se descubrió que el tipo había violado o había intentado violar a 4 muchachas con la pistola en la mano, amenazando de matarlas si hablaban, pero ese día hablaron, y el militar no pudo hacer nada, le habíamos quitado su arma, y si se resistía, lo iban a picar en pedacitos para hacer de él comida para los perros.

NOTA: La policía de Tapipa, la más cercana, jamás iba al caserío de Caño Negro, le tenían mucho miedo, un día en Tapipa un tipo de Caño Negro se emborrachó despechado y empezó a disparar su pistola por todos lados, y la policía, quienes tenían más armas que el tipo, se encerraron inmediatamente en su destacamento y trancaron con cadena y candado, no querían morir ese día supongo. Era muy cómico, bueno, no tanto, pero yo me escondí rápidamente en la casa parroquial frente a la plaza, y justo después de haber entrado, se reventaron a balazos los vidrios del carro en el cual había recién llegado.

Entonces …

Lo que ocurrió es que la comunidad entera le sacó los trapos sucios a ese militar preponte y abusador, aprovecharon de destapar la olla, estaban hartos de tener que mantener en secreto las atrocidades cometidas por ese prepotente abusador.

Suficiente era suficiente, la gente se cansó, y finalmente habló. El militar, obsesionado por su propio poder, había sobrepasado el límite de toda racionalidad.

Ese prepotente pensaba que nadie iba a hablar, pero todo se le explotó todo en la cara ese día.

El tipo fue condenado a irse del caserío y de jamás volver so pena de muerte (de ser asesinado por la comunidad). El día siguiente llegaron sus jefes militares para llevárselo, e increíblemente, el tipo se resistió, no quiso irse, no quería dejar su posición de prepotencia y abuso de poder, el tipo realmente creía que él era un dios, omnipotente, o algo así, pero eventualmente lo sacaron del caserío esposado y escoltado por 4 o 5 militares armados mientras él gritaba su inocencia, como si él fuese la víctima.

Eso fue en 1977, ¿pero no les hace pensar a alguien?

¿Alguien que se cree todopoderoso, quien abusa del poder, y que siempre se hace la víctima?

Bueno, hoy en el 2019, o sea, 42 años más tarde, veo que lo mismo está ocurriendo con Maduro (metafóricamente por supuesto), donde Maduro, prepotente y obsesionado, mientras él le hace grave daño a la población y abusa de su poder, se rehúsa de dejar el poder, haciéndose siempre la víctima.

¿No es así?

Para mí, sí.

Ahora …

Hoy …

Este 13 de septiembre del 2019 …

Hoy me desperté a las 7:30 AM, me paré para ir al baño, y justo entonces se fue la luz, otra vez, coño, HDP, CDM, otra vez, y pensé en ese incidente del año 1977 con ese militar prepotente y abusador en Caño Negro que no quería dejar el poder.

Ese recuerdo me hizo pensar en Maduro, y viceversa.

¿Hasta cuando, Maduro?

¿Es normal que se vaya la luz casi todos los días?

¿Ah?

apagón tras apagón tras apagón
apagón tras apagón tras apagón
apagón tras apagón tras apagón
apagón tras apagón tras apagón
apagón tras apagón tras apagón
apagón tras apagón tras apagón
apagón tras apagón tras apagón
apagón tras apagón tras apagón
apagón tras apagón tras apagón.

Después me dije …

Bueno, Oscar, cálmate, conéctate a tus megas (data) del teléfono para acceder al internet para ver si trabajas un poco hoy de todas maneras, hmmm, sí, entonces pensé, sí, por lo menos voy a poder trabajar un poco hoy, espero.

¡Pero no había internet tampoco!

¡Coño!

HDP.

CDM.

Ayer fue igual, y el día anterior igual, y las semana pasada igual, con la luz y con el internet, coño, y el mes pasado igual, coño, apagón tras apagón, casi todos los días durante varias horas, sin luz y/o sin internet, desde el 2013, en el Táchira, en Mérida, en Guiria, y ahora en Vargas.

¡Ya van 6 años de apagones continuados o intermitentes, a veces muy graves, de luz e internet!

¿Eso es normal, Maduro?

Coño.

Suficiente es suficiente, así cómo ocurrió en Caño Negro.

¿Cómo carrizo voy a trabajar sin luz?

¿Y sin internet?

sin internet
sin internet
sin internet
sin internet
sin internet
sin internet
sin internet
sin internet
sin internet

¿No le entra en la cabeza eso a Maduro?

¿Ah?

Esto está ocurriendo a nivel nacional, aunque en proporciones diferentes, pero está ocurriendo, pueden preguntarle a cualquier persona que vive aquí.

¿Hasta cuando vamos a esconder los trapos sucios de Maduro?

¿Ah?

¿Cuándo vamos a hacer lo que hicieron los pobladores de Caño Negro cuando finalmente decidieron de sacar los trapos sucios de un prepotente y abusador de poder?

Bueno …

Todo esto me ha llevado a la conclusión de que creo que voy a hacer cómo me ocurrió en Caño Negro, voy a destapar la olla para que se saquen los trapos sucios de Maduro, sí, creo que me dedicaré a eso a partir de hoy, esto no puede seguir así.

Creo que esa será mi nueva misión aquí en Aporrea.



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Oscar Heck

De padre canadiense francés y madre indígena, llegó por primera vez a Venezuela en los años 1970, donde trabajó como misionero en algunos barrios de Caracas y Barlovento. Fue colaborador y corresponsal en inglés de Vheadline.com del 2002 al 2011, y ha sido colaborador regular de Aporrea desde el 2011. Se dedica principalmente a investigar y exponer verdades, o lo que sea lo más cercano posible a la verdad, cumpliendo así su deber Revolucionario ya que está convencido que toda Revolución humanista debe siempre basarse en verdades, y no en mentiras.

 oscar@oscarheck.com

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