Clase trabajadora petrolera: Solidaridad con la lucha de los médicos y enfermeros de la patria

Para todo hombre y mujer que vive de su trabajo, que no se aprovecha del trabajo ajeno, que dedica los mejores años de su vida a un empleo asalariado, sacrificando el tiempo con la familia, la salud, el esparcimiento, el desarrollo académico, cultural y deportivo, la defensa del salario se convierte en la defensa de su tiempo de vida, de su esfuerzo, del presente y el futuro de los suyos, de su derecho como ser humano a vivir dignamente con acceso a la alimentación, la salud, la vestimenta, la vivienda, la recreación y la educación, entre otras cosas.

Más aún, es un orden social que todo lo convierte en mercancía, que no garantiza satisfacer necesidades si no se paga, y que promueve el enriquecimiento parasito a costilla de los asalariados, obliga a los hombres y mujeres en edad productiva a vender lo único que tienen: su fuerza de trabajo, a un precio que garantice al menos sus condiciones materiales mínimas de existencia. Por lo que es una respuesta lógica, legítima, y perfectamente coherente, las demandas de la clase trabajadora por un salario digno, el rechazo hacia los ingresos salariales de hambre, la indignación por la pauperización del salario y la consecuente pérdida de la capacidad adquisitiva de los que todos los días se dedican a trabajar para un país.

La batalla que hoy libran nuestros hermanos y hermanas enfermeros y enfermeras, junto a los médicos, es una batalla por todos los venezolanos, por todo trabajador y sus familias que dependen de ese ingreso ganado honesta y dignamente. Desde el sector al que pertenecemos, desde la clase trabajadora petrolera, nos solidarizamos incondicionalmente con esta causa humana y ética, con este grito de dignidad que despierta en el horizonte destellos de un amanecer de esperanza, de erradicación del hambre a la que está sometido el pueblo venezolano. Invitamos a todo trabajador y trabajadora a abrazar el esfuerzo que hacen estos hermanos de manera fraterna por todos, a acompañar la causa y solidarizarse con la misma por la verdadera estabilidad y paz en el país. No puede haber paz con hambre, no puede haber armonía con injusticia, con unos venezolanos hambrientos, abandonando el país por millones, muriendo sin medicamentos y caminando sin transporte, mientras otros engordan, salen a conocer el mundo, festejan en monumentales hoteles y festines televisados: el único camino a la PAZ es la justicia.

Los que nos quedamos en nuestro país, los que no queremos abandonar nuestras familias, hijos, hermanos y padres, por aventurar en países donde jamás el esfuerzo será retribuido en futuro y esperanza para los venezolanos, queremos una estabilidad económica familiar con crecimiento, con dignidad, con seguridad social y alimentaria, la que construyó la Revolución Bolivariana de Chávez para todos. Tenemos la fuerza, la potencialidad económica, las riquezas naturales y el compromiso de las y los trabajadores para salir del abismo. Pero debe cesar la irresponsabilidad de los que no quieren prestar atención a las demandas de los obreros, campesinos, técnicos y profesionales del país, jugando al desgaste y provocando la violencia por indignación. Que renuncie al cargo el que no tenga las competencias ni la voluntad política de dar soluciones, que se aparte el que estorba para dar paso a los venezolanos que quieren un país diferente al de hoy, los que tienen compromiso con la clase trabajadora y competencias demostradas para cambiar esta realidad de miseria.

Es la hora de los que trabajan, llego la hora de defender lo que hemos conquistado con nuestro esfuerzo y compromiso patrio, la hora de construir el futuro provechoso que nos merecemos como pueblo trabajador, leal, honesto y responsable. Campesinos, estudiantes, clase trabajadora nacional, unidos estamos convocados a defender con nuestras proclamas a viva voz, nuestra consciencia y nuestra presencia, la causa humana que hoy promueven los que salvan vidas con sus manos, los que curan heridas y que hoy se han propuesto a suturar las hondas heridas de la patria.

Con amor, con esperanza viva, sin creer en los oportunistas, vividores y complacientes de oficio que han secuestrado las organizaciones sindicales y de trabajadores, que no defienden los intereses de los venezolanos sino sus intereses personales, como una sola fuerza reconquistemos la calidad de vida, el país y la Revolución humana y social que nos han secuestrado.

Por la Revolución Bolivariana

Por el Legado del Comandante Eterno Hugo Chávez



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