El bloqueo financiero, las Misiones Diplomáticas y el Silencio oficial

El 12 de Julio de 2016, el banco estadounidense Citibank, en un escueto comunicado anuncia la decisión de cesar como banco corresponsal y descontinuar sus servicios con Venezuela, ¨producto de una evaluación periódica de gestión de riesgo¨, según señalaba la mencionada comunicación. Esta decisión adosaba un elemento más a la política de sanciones en contra de nuestro país iniciada por el Presidente Barak Obama en marzo de 2015, cuando declaró que Venezuela era una amenaza inusual y extraordinaria para los Estados Unidos de Norteamérica. Una política agresiva que ha aumentado de manera exponencial con la asunción al poder del Presidente Donald Trump.

Esta decisión dela corporación Citigroup, la mayor empresa de servicios financieros del mundo, afectó a toda la infraestructura financiera de la República Bolivariana de Venezuela, incluyendo las operaciones de pago de importaciones públicas y privadas a través del Sistema Marginal de Divisas (Simadi) o el Sistema de Divisas Complementarias (DICOM), afectando además las posibilidades de financiamiento de Venezuela ante emisiones de bonos de la República, el relacionamiento financiero externo a través del comercio exterior, y adicionalmente a esto, a toda la infraestructura presupuestaria y financiera que soporta el funcionamiento de las Embajadas, Consulados, Instituciones Culturales de Venezuela en el mundo. Esto por supuesto que incluyó el pago regular de la nómina tanto de los trabajadores locales como del personal diplomático en cuestión.

Una vez que se dio a conocer la decisión del Citibank y el plazo de 30 días para cerrar las operaciones comerciales, cada Embajada recibió la instrucción de iniciar las gestiones pertinentes para abrir cuentas en bancos comerciales que estuvieran en la disposición de recibir transferencias en Euros a través de bancos corresponsales europeos, dado la imposibilidad de recibir recursos en dólares americanos. Esta acción implicó obviamente el cierre de las cuentas existentes y la apertura de nuevas cuentas, con el agravante que muchos bancos se negaron, y las representaciones diplomáticas,vivieron un auténtico vía crucis para encontrar instituciones bancarias donde poder abrir las mismas.

Esta migración de cuentas obviamente resultó en un proceso traumático, que trajo como consecuencia que comenzaran a retrasarse los pagos parciales correspondientes al presupuesto del año, que se enviaban a través de transferencias vía Tesorería Nacional. Cabe destacar, que gracias a la conspiración de la banca internacional, las transferencias enviadas desde Venezuela, comenzaron a represarse por días y semanas en manos de los bancos intermediarios de la nueva corresponsalía, con el agravante que en la mayoría de los casos, los fondos eran regresados a Venezuela, sin mediar ninguna justificación o explicación al respecto, comenzando entonces un proceso aún más engorroso, en una lógica burocrática absurdae ineficiente entre la instancia administrativa del Ministerio de Relaciones Exteriores y Tesorería Nacional, para reenviar nuevamente los recursos, con las coordenadas correctas o los agregados ¨exigidos¨ por la banca internacional. Un proceso que podía durar fácilmente de 2 a 3 meses, para lograr que finalmente llegaran los recursoshasta las cuentas operativas de las representaciones diplomáticas en cuestión.

Para el mes de Diciembre de 2016, se había recibido en promedio alrededor del 50 % de los recursos correspondientes a los gastos de funcionamiento de las Embajadas vía presupuesto, y el retraso en la nómina de los funcionarios diplomáticos estaba por el orden de los dos meses. Cabe destacar que la Banca Internacional en general, ha arremetido de una manera implacable en contra del sistema financiero venezolano, y la pérdida en cambio, producto del envío de los recursos en dólares americanos, para ser convertidos en Euros, y en moneda local en muchos casos, ha sido cuantiosa, no calculada hasta la fecha, y ha tenido afectación sobre la estructura presupuestaria de las Embajadas, lo cual limitó aún más la disponibilidad de los recursos.

Esta situación se agravó, al punto que para el mes de Diciembre de 2017, el retraso en la nómina alcanzaba los 04 meses, más los 02 meses de bonificación de fin de año legalmente establecidos. Nada ha cambiado durante el transcurso del presente año, al contrario, las deudas con los prestadores de servicios, proveedores y trabajadores locales de las Embajadas están en un punto crítico, lo cual obligó a los jefes de misión a despedir a una gran cantidad de personal local, en cuyo caso aún, no se les ha honrado el pago correspondiente por haber rescindido sus contratos de manera unilateral, tal como lo determina el marco legal correspondiente de cada país. Vehículos oficiales fuera de servicio, imposibilitados de hacer frente a la compra de repuestos, cauchos, seguros, etc. Retrasos en el pago de servicios elementales como electricidad, agua potable, internet,teléfono, alquiler de las Embajadas, residencias oficiales, consulados y otras edificaciones que superan los cuatro meses; ni hablar de la adquisición de papelería, consumibles y otros artículos de oficinamínimos para el funcionamiento de cualquier unidad administrativa. Por otra parte el personal diplomático acreditado en el exterior, ha venido recibiendo por concepto de pago de nómina, un mes de salario en promedio cada mes o mes y medio. En este momento presente existen 06 meses de atrasos y ya se está promediando la primera quincena correspondiente al mes de Julio de 2018, con rumbo acelerado a alcanzar los siete (07) meses de retraso en los pagos. Una situación realmente dura y dramática, para la mayoría de los funcionarios diplomáticos destacados en el exterior, que han tenido que hacer frente a situaciones de desocupación de viviendas, riesgo de cortes de servicios como electricidad, agua, internet, teléfono entre otros, además de lo que significa sobrevivir en países cuyo sistema de vida es oneroso y con muy pocas oportunidades para negociar tales deudas o buscar alternativas que generen economía.

Llama la atención, que en la mayoría de los casos, este personal diplomático no solo ha soportado de manera estoica, disciplinada y silenciosa tal situación personal, sino que han utilizado sus propios vehículos y recursos personales para paliar la situación haciendo un esfuerzo superior para no cerrar las Embajadas y cumplir con las actividades programadas, defendiendo al país, declarando ante el mundo la verdad de Venezuela y haciendo frente a esta terrible conspiración internacional, encabezada por el poder mediático hegemónico internacional, que le hace juego al Gobierno de los Estados Unidos, Unión Europea. Grupo de Lima, y voceros de la oposición radical y fascista de Venezuela, ansiosa de una intervención militar en nuestra patria.

No obstante a esto, durante todo este penoso proceso, se ha observado un lamentable y escandaloso silencio por parte de los decisores y autoridades del Ministerio de Relaciones Exteriores. La falta absoluta de explicaciones y comunicaciones para con los trabajadores asignados en el exterior ha sido la constante, son incontables las llamadas para las unidades de ordenación de pago, recursos humanos y administración, sin obtener respuesta alguna; peloteos constantes a las llamadas y en el mejor de los casos, explicaciones lacónicas como ¨no se tiene información sobre los pagoso la fecha de envío de los recursos¨. A pesar de ello, las tareas y las instrucciones políticas y diplomáticas, se han seguido cumpliendo con mucho esfuerzo y poco nivel de comprensión desde Venezuela. En este punto, lo único que explica el no cese de las actividades, y la permanencia de los funcionarios en sus puestos de trabajo, es que estos se han visto obligados a utilizar sus propios recursos y ahorros para sobrevivir durante todo este periodo, existiendo en el momento presente una situación de desazón, angustia, preocupación e impotencia jurídica para reclamar lo que por ley les correspondería a cualquier funcionario bien sea de carrera o no, asignado a una misión diplomática en el exterior.

¿Era esto previsible?, obviamente que lo era, sin embargo, sorprende la incapacidad para tomar las previsiones y planificar las contingencias que se iban a presentar en los tiempos futuros, una vez que el panorama sancionatorio se desplegaba en toda su extensión. No es posible tanta improvisación e indolencia. Hasta el presente momento, no existe una línea de acción coherente, una propuesta metodológica para romper el cerco del bloqueo, una estrategia consensuada y comunicada de manera pertinente. Cada Embajador con base a su diligencia, iniciativa y buenas intenciones, busca alternativas posibles para lograr que le lleguen los recursos por cualquier vía, pero Jefes de Misiones y administradores, adolecen de instrucciones operativas, políticas y administrativas precisas, y esto es lo que hacela diferencia entre la situación grave de algunas embajadas y peor en otras.

A estas alturas, está muy claro que el Gobierno Bolivariano debe acometer un duro proceso de reestructuración y adecuación de su estructura diplomática para hacer frente a la actual coyuntura. Esto hace prever el cierre de algunas misiones diplomáticas, la flexibilización del ámbito de acción de otras, a través de la creación de misiones con concurrencia en varios países, y por supuesto el recorte al mínimo delos funcionarios desplegados en el exterior, colocando de una manera razonable y sustentable en el tiempo, el número de militantes diplomáticos comprometidos que les tocará la tarea histórica de emprender, en una nueva lógica diplomática, la defensa de la patria en los diferentes escenarios mundiales.

Nadie en su sano juicio, pudiera estar en contra de esto. Ahora bien, camarada Presidente Nicolás Maduro y Ministro Jorge Arreaza, con profundo respeto y solidaridad revolucionaria me permito decirles que la inacción, el silencio, la falta de comunicación, el diferimiento en la toma de decisiones, es lo peor que puede suceder. Si se deben regresar funcionarios a Venezuela para dar la batalla desde allá, hay una gran cantidad de militantes comprometidos que están dispuestos a hacerlo, como es el deber ser, y como se ha debido tener claro desde el primer momento que aceptaron la responsabilidad de salir al servicio exterior, que no es un privilegio, es un trabajo. Este personal, o al menos la gran mayoría de ellos, no ha estado en las misiones paseando, dándose la gran vida, viviendo entre comodidades, desconectados de la realidad del país, han estado igualmente en batalla, desde las trincheras que les tocó hacerlo, y que por supuesto que está consciente que en cualquier momento la dinámica convocaría otros espacios de combate y militancia ¿Cuál va a ser la respuesta? ¿Qué pasará con el derecho legítimo de percibir lo que por ley les corresponde? ¿Se les dejará en una situación de indefensión legal y jurídica? ¿Se responderá de la misma y contundente manera cuando empresarios irresponsables han abandonado sus empresas y fábricas, y el Gobierno Revolucionario ha dado un paso al frente para defender el derecho de los trabajadores? Se debe considerar que con el nivel de gastos y consumo de cualquier país en el exterior, recibir el salario con retraso de un mes, o mes y medio, se convierte en un gran problema caótico, ahora bien, imaginemos esa situación con un retraso promedio de 06 meses. ¿Cómo se puede defender en el ámbito diplomático a la República Bolivariana de Venezuela, si las Embajadas y sus funcionarios no tienen ni siquiera la capacidad para movilizarse y tener las condiciones mínimas para funcionar? Mientras somos atacados implacablemente desde todos los frentes por los enemigos de la patria, seguiremos esperando que algo, cualquier cosa, pueda romper el entorno de silencio que cubre las instancias decisoras de la Cancillería venezolana sobre esta situación.

 

lealguillermoantonio@gmail.com



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