Transportan "pasajes" y se burlan del pasajero

Tal cual como los buitres se alimentan exclusivamente de carroña y llegan a vivir hasta 25 años, las líneas de transporte público clavan sus dientes especuladores en el pasaje llamado tarifa y, al otro extremo, está la contraprestación de un servicio con calidad y respeto al pasajero-usuario. Mientras más muerden el bolsillo de los usuarios más aumentan las ganancias e impunemente trafican con el efectivo en el mercado "negro", obteniendo ganancias "extras". Es impresionante cómo humillan al pasajero (sobre todo, al de la tercera edad), violan la Gaceta Oficial No. 6221, se burlan del Ministerio del Poder Popular para el Transporte, sobornan a funcionarios civiles, Alcabalas con militares y policiales "sensibles" al billete ajeno, mienten al Seniat, desconocen a las autoridades municipales y deterioran las Terminales, desde donde salen o llegan a su destino.

Amparados en falsas cooperativas, asociaciones civiles, compañías anónimas y otros tipos de figuras mercantiles han creado, deliberadamente, un caos en una de las áreas claves para empobrecer la calidad de vida de la población y aumentar la crisis que hoy sacude al país. Desde la frontera hasta la capital de la república, pasando por zonas rurales, urbanas y extraurbanas, se creen los reyes de la carretera, convertidos en mafias con capos que imponen el monto de la tarifa por concepto de transporte de personas.

El gobierno desarrolla operativos, permanentemente, para suministrar insumos a precio preferencial (cauchos, baterías, aceite, vehículos, entre otros) a cambio, las líneas de transporte, cual bandas organizadas, paralizan las actividades sin el menor escrúpulo y por decisión tomada a puerta cerrada. No importa el daño económico que causan al pasajero, a la comunidad, a la ciudad, al estado y al país. El pasajero sea estudiante, obrero, profesional, microempresario, artesano, adulto mayor, ama de casa, campesino, secretaria, es lo menos que les importa porque lo codicioso es el pasaje que imponen.

Durante años cada gobierno ha sido chantajeado por quienes carecen del mínimo sentido de responsabilidad social y cultura de servicio. Con raras excepciones, el gobierno local, regional o nacional sale en defensa del pueblo-pasajero. Aun así es frágil la determinación, el ejercicio de autoridad otorgada por el pueblo votante, para que se cumpla con la Ley, sin violar sus derechos humanos. Todo lo contrario, la excesiva "consideración" del Estado- Gobierno los han convertido en verdaderos latifundistas del transporte público, vulnerando descaradamente los derechos humanos de los pasajeros.

Han convocado a infinidad de reuniones "multilaterales" (como gustan decir los burócratas disfuncionales) para llegar a los acuerdos de rigor, pensando siempre en "soluciones integrales y efectivas" para cambiar el modo como se presta este servicio. Cifras van y vienen. Caen en el vacío las recomendaciones de los Laboratorios de Transporte que existen en varias universidades del país. Aparecen los "expertos y asesores" externos con análisis técnicos para impresionar al gobierno contratante, pero escasamente los usuarios son escuchados e integrados con derecho a voto y voz. Solo son invitados de piedra.

Se presenta el 1er Informe, el 2do, el 3er y así sucesivamente mientras las Líneas de transporte imponen tarifas, impiden trasladar más de dos personas de la tercera edad por Unidad, sin ningún tipo de argumento legal. Se niegan a llevar estudiantes, nunca salen a la hora prevista, hacen "paradas" donde convienen con el dueño del restaurant, además de manejar en estado de ebriedad, con indicios claros de consumo de estupefacientes (ONA), suben el volumen del aparato de sonido, colocan música extranjera hasta ensordecer y regularmente conversan por el celular y, con una sola mano, sostienen el volante de una Unidad que transporta 12,24,34 o más pasajeros porque con la otra mano, acarician a la novia de turno.

El pasado 20-M, el pueblo venezolano volvió a emitir otro cheque en blanco a favor de los actuales gobernantes. No hay excusa para detener esta crisis estructural, maquiavélica y multisectorial. El caos del transporte público no puede continuar como si fuera una enfermedad tropical, sin cura a la vista.

La solución está en la calle. Simplemente se requiere coraje para detener el chantaje de los transportistas con las imponderables "Horas Cero", cuando no los dejan seguir robando pasajes, cual ladrones en flagrancia.

Involucrar a los usuarios directamente. A los técnicos o expertos en Transporte Público que no cargan maletín ajeno ni complacen al Ministro o Director de Línea. A los Consejo Comunales aunque sean controlados por el partido de gobierno. Entre los propios especuladores autollamados "profesionales del volante", los gobiernos local y nacional está la "varita mágica" que transforme al actual sistema de transporte público anacrónico, repleto de abusadores, evasores de impuestos y cómplices de las nuevas fórmulas de guarimbas. Tomar decisiones no es difícil solo que parece mejor negocio político, mantener la crisis para capitalizar el descontento en votos y eso es, justamente, lo que debemos combatir de raíz.



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Elmer Niño


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