¡La culpa es de nosotros!

La culpa no es solo de Maduro

Existe la costumbre generalizada de culpar al Presidente de la República de todo lo malo que ocurre en el país, así como agradecerle por el buen funcionamiento del Estado en todos sus niveles y en todas sus dependencias, olvidando que el Presidente solamente es el empleado más conocido por todos los ciudadanos, pero que en muchas ocasiones, ni siquiera puede estar al tanto de un acontecimiento en particular que ocurra o de una decisión que sea tomada por alguno de sus subalternos. No es exagerado afirmar que el presidente, en muchas oportunidades es incluso la persona más desinformada del país, pues solamente se entera de lo que le permiten sus asesores más cercanos.

El pueblo honesto que vive de su trabajo. Que justamente por ser honesto ingenuo y demasiado crédulo, no les hemos exigido cuentas claras y de manera periódica, a nuestros representantes gremiales directos: presidentes de sindicatos, de asociaciones, de colegios de profesionales, etc., ni la responsabilidad y lealtad que nos deben, en virtud del poder que les hemos otorgado, mediante procesos electorales para que en  nuestro nombre soliciten, pidan, reclamen, defiendan nuestros derechos, intereses, etc. ante las autoridades competentes y ante el gobierno en general. Todo se nos ha ido en atenciones, sonrisas, aplausos, halagos y si acaso como máximo, reproches y quejas, pero sin aplicarles sanciones verdaderas ante el fracaso de su gestión, o incluso, muchas veces, ante la traición por su comportamiento. Simplemente los hemos elegido y posteriormente no ejercemos ninguna acción contralora sobre ellos, confiando solamente en que cumplirán a cabalidad y quizás con creces, las promesas que nos han hecho, olvidando que para que exista una verdadera democracia, la libertad debe siempre estar acompañada por la responsabilidad.

Estamos hablando de manera general, pues esto sucede en casi todas las agrupaciones de trabajadores, empleados, profesionales y afiliados en toda Venezuela, ya que una vez electos o nombrados, se convierten en nuestros principales apaciguadores, tranquilizantes, calmantes de nuestro fervor reivindicativo, distractores de nuestras preocupaciones, engañadores y en consecuencia, incluso adversarios de nuestros intereses de clase ante el patrón, sea público o privado. Al poco tiempo de haberlos elegido vemos su transformación física, el cambio de su status económico y el de su entorno familiar, los vemos recibiendo beneficios especiales y trato preferencial a espaldas nuestras. Repentinamente comienzan a recibir cordiales invitaciones especiales y  convirtiéndose en confiables amigos y aliados de nuestros patronos. Pero, sin embargo pretenden convencernos de que se trata de una estrategia de lucha, por la cual se están sacrificando en nuestro beneficio.

El comportamiento que estamos describiendo, lo podemos observar a todos los niveles y en todas las instituciones públicas y privadas de Venezuela. Los representantes gremiales se han comportado de manera similar desde los tiempos de la denominada Cuarta República, como pudimos observar y comprobar lo que sucedió con la desprestigiada ctv, controlada por acción democrática. Pero el fenómeno es igualmente resaltante y posiblemente mucho más descarado con la actual y también desprestigiada central bolivariana de trabajadores venezolanos, controlada por el psuv y el gobierno nacional. Aunque no son las únicas organizaciones gremiales, se puede afirmar que son las que agrupan o han agrupado mayor número de trabajadores. Tanto ayer como hoy, la voluntad de los trabajadores y las trabajadoras en Venezuela, es decir del pueblo venezolano ha sido secuestrada y manipulada por nuestros propios representantes y dirigentes.

Casos como el de Carlos Ortega en la ctv durante la Cuarta, o como el de Wills Rangel en la Central Bolivariana Socialista de Trabajadores, cbst durante la Quinta, son ejemplos muy ilustrativos de lo que estamos afirmando, sin mencionar sino los más sobresalientes “defensores de los derechos de los trabajadores de Venezuela” en los últimos tiempos. Pero, la lista es muy extensa, y nos faltaría espacio y tiempo para nombrar a todos y además, sería injusto dejar de mencionar algunos nombres que también son muy conocidos.

Mientras no le pongamos fin a esta lamentable situación, mientras no le exijamos la debida responsabilidad a nuestros representantes gremiales, sindicales, etc., mientras más les veamos aplaudiendo en todos sus actos a quienes deben estar reclamando, mientras más les veamos recibir prebendas de las autoridades a las cuales les corresponde estar enfrentando con seriedad y respeto, siempre y cuando ocurra el incumplimiento de las leyes, normas, compromisos y acuerdos logrados en las diferentes conversaciones o promesas realizadas, mal podremos culpar al Presidente de la República, a los ministerios, empresas, institutos, o instituciones en general, por las arbitrariedades que cometen contra nosotros como gremios o como individualidades. En nuestras manos está el merecido respeto que debemos lograr de nuestras autoridades, patronos y gobernantes.

La grave crisis general, económica, moral, ética, política, social, etc. que está padeciendo Venezuela, en gran parte es debida a la falta de seriedad y responsabilidad de nuestros dirigentes gremiales en todo el país, así como del entreguismo y sometimiento de éstos a las autoridades patronales correspondientes en todas las instituciones públicas y privadas. El hecho de que el psuv-gobierno-burguesía tenga el control total del poder mediático nacional, es sin lugar a dudas consecuencia directa de ese nefasto entreguismo de nuestros dirigentes gremiales, quienes debido al trato privilegiado que reciben del poder económico y político, han traicionado los intereses de la mayoría del pueblo venezolano. Está claro, que la corrupción, el nepotismo, el desgobierno, el autoritarismo, de nuestros dirigentes y gobernantes han contado con la complicidad de nuestros representantes gremiales y sindicales que además es invisibilizada o casi ignorada, como consecuencia de nuestra ingenuidad y credulidad. Insistimos que el deber permanente y continuo de estos últimos es la defensa de los intereses de sus representados, es decir del pueblo venezolano y en ningún momento, los intereses del patrono. Si el pueblo no se organiza para vigilar la actuación de sus representantes, exigiéndoles lealtad y responsabilidad, con reconocimiento o con castigo, según sea el caso, nunca podrá evitar que sean traicionados sus intereses por aquellos que hemos elegido para defenderlos.



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Gilberto Hernández Ortíz

Graduado en la universidad Nacional de Colombia en Licenciado en Ciencias de la educación especializado en el área de Física y Matemáticas Postgrado en Educational Media en la Universidad de North Carolina A&T State University año 1984 - Greensboro, N.C Prof. Jubilado de la Univ. de Oriente (Núcleo Anzoátegui)

 gilnandez@hotmail.com

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