Mientras los anillos rodeen, no acabará la corrupción

No es viable el desconocer que los anillos merodean por donde hay alto poder en busca de asentar sus mafias; eso, es histórico, y su ejemplar representante le es la sempiterna oligarquía, tiene parientes en cada rincón de cada instancia de poder nacional, menos en la del pueblo. Y como decía Chávez: lo que nace viene contaminado de lo que aún no muere; es sorprendente como actores de esa calaña penetran prohijando cargos desde donde cometen fechorías, verbo gracia como la que acaba de ser descubierta con el robo de un millón de Cajas Claps, como lo de la ex fiscal y ex Dojo Dojito y otros de menor cuantía, pero corrupción al fin; porque tenía mi abuela un decir: "El que se roba medio, se roba un bolívar", extrapolando que el delito se alimenta de la mala intención.

Tanto Chávez como Maduro han dado batalla sin cuartel a este flagelo, pero un solo palo jamás hace montañas, y el Estado se compone de toda diversidad administrativa y se presume de la honestidad como requisito para emprender la gestión de todo cargo inherente a la pudicia de la cosa pública y derivados de adscritos conexos, puede éstos ir desde un interesante intrínseco Consejo Comunal hasta altas esferas del poder gubernamental y de cohesivo privado.

Lo complejo del Estado se hace en la dificultad de controlar, y deposita en la confianza de sus ministros la administración, y éstos a su vez a la incontrolable e impenetrable cadena subsiguiente de mando, que por lógica, adjuntas a un plan político lleve a buen proceso; sería lo ideal, pero no falla aquello, de que una cosa piensa el asno y otra el que lo arrea; dos distintos caminos de andar.

Por lo general los anillos gozan de influencias, se valen del padrinazgo para elevarse cerca del poder, se compone siempre por seres sin remordimiento, prestos al crimen de altura, sin pizca de ideología, felones por excelencia que sólo están preclaros de ganancias metálicas y a los que no les importa la patria, mercaderes de abrupta política nunca filosófica, descuidaditos del honor y del sentimiento patrio. Por eso mientras los anillos rodeen al Estado, no acabará la corrupción; se hará tendenciosa la lid y complicada la organización popular.-



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Omar Ignacio Pinto


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